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Malacalza: "El propio EE.UU. sepultó la promesa de un Orden Internacional Liberal"

En el marco de un nuevo aniversario de la entrada en funciones del FMI, El Economista dialogó con Bernabé Malacalza, investigador del CONICET y profesor de Cooperación Internacional en la Maestría en Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella.

Malacalza: "El propio EE.UU. sepultó la promesa de un Orden Internacional Liberal"
Damián Cichero 01 marzo de 2024

Este 1° de marzo, el FMI cumple un nuevo aniversario de su entrada en funciones. Sin embargo, la institución parece estar enfrentándose a un momento de gran debilidad, algo que sin dudas no favorece a Estados Unidos.

Pero quizás lo más preocupante para Washington es que esto apenas sería la punta del iceberg: desde hace años, el Orden Internacional Liberal, que EE.UU. creó tras la Segunda Guerra Mundial, parece enfrentar una importante crisis, en la que muchos actores ponen en duda su eficiencia para resolver los problemas del mundo.

Y a esto se suma el desafío de nuevos actores, como China, que, aprovechándose de algunas de las bondades del actual Orden liberal, están intentando imponer nuevas reglas de juego. 

Por ello, buscando profundizar sobre el tema, El Economista dialogó en exclusiva con el experto en Relaciones Internacionales, Bernabé Malacalza, investigador del CONICET y profesor de Cooperación Internacional en la Maestría en Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella. 

  • El 1° de marzo de 1947, el FMI comenzó a operar formalmente. Pero, en un nuevo aniversario de este hecho, el organismo parece más débil que nunca. Siendo este el organismo más representativo del Orden Internacional Liberal, ¿es esto una prueba de que dicho sistema está en decadencia? 

La promesa de un "Orden Internacional Liberal" surge en la Europa de antes de la Primera Guerra Mundial con la Ilustración. Luego un punto importante es la creación de la Sociedad de Naciones en el periodo de entreguerras. Digo que es más una promesa que una realidad concreta, porque ha sido una idea de orden de los países europeos, que después fue ganando el compromiso de EE.UU., pero solo después del final de la Segunda Guerra Mundial.

Tras la caída del Muro de Berlín, la Posguerra Fría parecía ofrecer una oportunidad excepcional para el cumplimiento de esa promesa: se creía que, debido a la indiscutible hegemonía estadounidense, se produciría una expansión del global con los principios de la democracia, el estado de derecho y la libertad de mercado. 

Pero el propio EE.UU. sepultó esa promesa, como, por ejemplo, con la Guerra de Kosovo y la intervención de la OTAN, con la no participación de la Corte Penal Internacional creada en 1998. 

EE.UU. obstaculizó y violó las propias normas que ayudó a establecer. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, el unilateralismo y el desdén por las instituciones multilaterales se hicieron frecuentes.

El FMI es un emergente de aquella promesa, una institución clave del Sistema de Bretton Woods, que pudo influir positivamente en garantizar a EE.UU. la hegemonía del dólar y el poder de veto en decisiones cruciales del sistema financiero global. 

Pero también ha sido expresión del "déficit democrático" en organizaciones internacionales, al igual que el Consejo de Seguridad de la ONU. No hay mismo trato para todos los Estados y la estabilidad financiera es otra promesa incumplida. 

Los países del Sur Global están hoy buscando alternativas a la hegemonía del dólar a través del intercambio comercial en monedas locales y promueven la desdolarización. ¿Por qué el FMI sigue funcionando? Porque hay todavía nostálgicos en Occidente de aquella promesa de orden universal de preeminencia occidental. 

El G7 se quedó en el tiempo. Opera como si la Guerra Fría nunca hubiese terminado, como si Occidente fuera centro del mundo. Y porque tampoco China ha pateado el tablero ni ha sido revisionista, sino más bien reformista, en sus actitudes hacia el Fondo. 

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  • ¿Cree que China ha sabido aprovecharse de esa promesa de Orden Internacional Liberal? Muchos dicen que Pekín es uno de sus principales defensores si se tiene en cuenta lo que sucedió durante la presidencia de Donald Trump.

La promesa del "Orden Internacional Liberal" se ha ido desvaneciendo. Hoy se la percibe como truncada e incumplida, y es objeto de cuestionamientos. Pero esto no tanto desde China, sino desde dentro de las propias sociedades occidentales. 

El ascenso internacional de China ni su sistema político son las razones de esa erosión. Beijing no busca promover ni exportar su modelo a otras regiones. 

El declive relativo (en relación a China) y absoluto (las propias fallas de su sistema doméstico) de Estados Unidos como potencia hegemónica y el surgimiento de corrientes reaccionarias, iliberales, radicales y extremistas dentro de Estados Unidos con la victoria de Trump muestran que el mayor golpe a esa promesa, quizás su estocada final, la ha dado el propio Washington.

Con respecto a China, Beijing ha hecho un aprovechamiento del multilateralismo y de la ONU. En lugar de enfrentar a estas instituciones, ha procurado reformarlas o subordinarlas por vía del peso en organismos descentralizados o a través del financiamiento. 

China apoya la Carta de la ONU y el multilateralismo, pero rechaza el universalismo forzado por el internacionalismo liberal. El Orden que le importa a China es el de Westfalia, el orden del respeto a la soberanía e igualdad entre Estados, un orden que tiene su génesis en Europa en el siglo XVI con la conformación de los Estados modernos. Le importa Westfalia y no "Liberfalia".

Hace su propia lectura de la Carta de la ONU. Defiende la no intervención en asuntos internos, no reclama aplicación universal de una parte de la Carta que es la Declaración Universal de los DD.HH.

  • ¿Los BRICS es quizás uno de los principales grupos que viene a desafiar este Orden Internacional Liberal? Sin embargo, Argentina, pese a ser un país del Sur Global, y como consecuencia de una mirada hiper-occidental, ha decido no unirse al grupo. ¿Fue este un análisis muy simplificador del gobierno de Javier Milei? 

No estaría tan seguro en afirmar que los BRICS son un desafío a la promesa de un Orden Internacional Liberal. Hay fuertes razones para desechar las ideas de que es una alianza contra el G7 o un mero seguidor de China. 

Hay países que no son revisionistas o contra-hegemónicos dentro de BRICS (tomar el caso de Brasil o de la India). No formar parte del Occidente clásico no implica ser anti-Occidental. Claro que Rusia sí es revisionista. Y de China podría decirse que tiene posturas ambivalentes. No obstante, el BRICS busca con algunas cuestiones puntuales, una suerte de re-equilibrio distinto al de la Guerra Fría.

Javier Milei en Israel.
Javier Milei en Israel.

La postura de rechazo al ingreso a BRICS por parte del gobierno de Milei tiene una lógica. La lógica de las Cruzadas. Milei es y se autopercibe como un cruzado religioso de Occidente.

Un cruzado nostálgico por un orden liberal que cree perdido. Pero ese orden fue una promesa que el propio EE.UU. sepultó. Y es un orden que ya no será.  El enemigo sería el comunismo enquistado en los BRICS que atenta contra el mundo libre. Algo que no encuentra razón de ser. 

China no busca propagar su modelo. Tampoco su modelo es comunista, sino que es un capitalismo con fuerte significancia del Estado. Y es algo que ahora EE.UU. busca emular con políticas industriales fuertes. 

La visión de Milei es de una cruzada nostálgica a destiempo de lo que ocurre incluso dentro de Occidente. El observa un Occidente que ni los propios occidentales clásicos ven. Es el regreso de la moral, el dogma y la religión, de alguien más occidentalista que el propio Occidente, con su propio imaginario.

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  • No cabe ninguna duda de que existe una disputa global entre EE.UU. y China, aunque ambos son altamente interdependientes y no buscan un desacoplamiento total. Sin embargo, el gobierno argentino parece estar decidido a apostar todas sus cartas por Washington. ¿Qué opina sobre esta estrategia? 

Argentina está en una situación de doble dependencia con EE.UU. y China. Necesita de ambos: necesita de EE.UU. en el FMI y de China en el Swap. 

Esas dependencias financieras por nuestra situación de inestabilidad macroeconómica son las más importantes. Si observamos los dólares que ingresan a la Argentina, hoy 8 de cada 10 dólares vienen desde países no occidentales de Asia y Medio Oriente. Es decir, con países con los que tenemos comercio superavitario.

Con este diagnóstico, para la Argentina es imperativo, es primordial, diversificar nuestras relaciones exteriores, explorar esos otros mundos. Aferrarse a un sólo mundo es hacer una lectura errónea:  el mundo no es binario. Y también es costoso, es perder oportunidades. Las cruzadas hay que dejarlas para los libros de historia.

  • Las políticas económicas del actual gobierno parecen generar mayor simpatía en el FMI. ¿Será esto beneficioso para solucionar la actual crisis de deuda?

Argentina tiene pendiente discutir un modelo de desarrollo que concilie justicia social y cuidado del ambiente. Pero principalmente necesita crecer económicamente. El PIB no recupera el volumen que tuvo en 2011. Pasaron 13 años. 

El foco, en cambio, parece estar no en discutir, no en dialogar, sino en tomar medidas unilaterales. Bajar la inflación a través de una disminución del poder adquisitivo y de un aumento del desempleo con la consecuente caída del PIB. Quizás logre bajar la inflación, es un escenario posible, pero a un costo social enorme y en un país que ya ha vivido varias crisis.

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