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Situación económica

Dólar soja 2.0 y más deuda: nada cambia y el dólar tiembla

Massa hará hoy otra licitación de deuda en pesos y lanza una nueva versión del dólar soja. Los ahorristas no renuevan los plazos fijos y se van al dólar.

Ante el trade electoral, los activos argentinos son una opción por tener precios basura.
Ante el trade electoral, los activos argentinos son una opción por tener precios basura.
Luis Varela 28 noviembre de 2022

El empoderado de última instancia Sergio Massa enfrentará hoy dos test decisivos, con más de lo mismo, repitiendo todo sin cesar para que el Rodrigazo sea en cuotas: tras el dudoso esquema de Precios Justos, realizará una nueva licitación para colocar deuda en pesos y lanzará el dólar soja 2.0 a $230 por dólar (59% más que los $145 que pagó hasta el viernes).

Massa está enfocado casi con desesperación en cumplir con las metas con el FMI. Un equipo del organismo estuvo en Buenos Aires de manera presencial revisando todos los números y como hubo dudas, el equipo económico viajará a Washington para que sigamos intubados a los Derechos Especiales de Giro (DEG) del organismo. Si la auditoría se aprueba (después de apoyar al brasileño Ilan Goldfjan para que sea titular del BID, con el mexicano AMLO más enojado por eso que por la derrota en el Mundial), el BCRA recibirá US$ 3.900 millones en DEG, que son un toco y me voy, ya que son dólares que entran, y se van en pagos inmediatos al propio Fondo, en una operación prácticamente contable.

Los nuevos vencimientos

Mientras eso sucede, a Massa le vencen este lunes bonos en pesos dejados por el ex ministro Guzmán (que ahora critica desde afuera, lo que él mismo dejó) nada menos que $269.000 millones, y casi toda esa suma está en manos privadas, que quieren seguir el camino que está haciendo el Fondo Templeton, que con cada vencimiento retira los fondos, compra contado con liquidación y los fuga, se va del país, sin pensar siquiera en volver, después de haber perdido una millonada de inversión, porque Argentina volvió a defaultear, a canjear la deuda por novena vez, rompiendo todos los contratos.

Desde acá a fin de año a Massa le quedan vencimientos por más de $800.000 millones, y desde enero en adelante las fichas de dominó que terminan con los bonos que van cayendo se transforman en pagos mensuales superiores a $1 billón, con picos de más de $ 1,5 billón en julio y agosto, como si todo estuviera jugado hasta ese momento: ¿qué pasa en agosto? Se celebrarán las PASO, por lo que dentro de 38 semanas se conocerá un anticipo de lo que va a ser la elección nacional del 22 de octubre próximo.

Seguramente, tal como viene haciendo, la licitación de hoy será superada por Massa: le pagará los pesos a los privados que quieran bajarse, pero colocará los bonos que se ofrecen con lo que salga de organismos estatales: buscará convencer al mercado de que el financiamiento en pesos continúa vivo, pero está herido de muerte desde julio.

En la licitación de hoy Massa ofrecerá tres letras en pesos a tasa de interés y dos bonos en pesos atados al tipo de cambio oficial, que ahora es microdevaluado (crawling peg) a casi 7% mensual, intentando equipararlo con la devaluación que se sigue desencadenando. La consultora de Orlando Ferreres acaba de advertir que la inflación de noviembre también viene picante. Si está en la zona del 6%, para fin de noviembre (el miércoles) la inflación anual será del 94% (el aumento que deberán soportar los inquilinos por la ley de alquileres que rompió el mercado inmobiliario).

La oferta de Economía

Como todos los privados quieren irse del peso antes de que lleguen las PASO, Massa ofrecerá hoy papeles muy cortos. Le ofrecerá a los Fondos Comunes de Inversión una Letra de liquidez del Tesoro nacional en pesos a descuento con vencimiento 16 de diciembre de 2022 (nueva), es decir con vencimiento dentro de 18 días. Y les ofertará a los denominados creadores de mercado (bancos, compañías de seguros y otras estructuras privadas que están encepadas en el peso y muy vigiladas por la Afip, dos letras y dos bonos: una Letra del Tesoro nacional en pesos a descuento con vencimiento 31 de marzo de 2023 (S31M3 - reapertura) que vence dentro de cuatro meses; una letra del Tesoro nacional en pesos a descuento con vencimiento 28 de abril de 2023 (S28A3 - reapertura) que vence dentro de cinco meses; un bono del Tesoro Nacional vinculado al dólar estadounidense 0,30% vencimiento 28 de abril de 2023 (TV23D - reapertura) que vence dentro de cinco meses; y un Bono del Tesoro Nacional vinculado al dólar estadounidense vencimiento 31 de julio de 2023 (T2V3D - reapertura) que vence dentro de ocho meses.

Estas tasas y estos ajustes con el tipo de cambio oficial que propone hoy Massa no arregla nada de la deuda, simplemente procrastina, posterga el problema, y lo agranda, ya que está pagando vía tasa o vía tipo de cambio un rendimiento equivalente a casi 120% anual, por lo que esta licitación, de salir bien, serán pan para hoy y hambre para mañana, un mañana muy corto, con un paredón imposible de franquear cuando llegue la hora en la que los inversores deberán decidir qué hacen: seguir entregándole sus pesos a este Gobierno hasta diciembre e incluso aceptar entregarle los pesos al Gobierno que viene, con una oposición principal (JxC) que está que arde, definiendo candidatura, sin que nadie logre entregar un plan creíble, que reinstaure la confianza.

Depósitos estancados

Por eso, ahorristas e inversores están de salida. El stock total de plazos fijos en pesos que hay en los bancos (que no es ahorro sino que es casi todo dinero transaccional, dejado en las cuentas para hacer pagos) dejó de crecer el 9 de noviembre. Y debe entenderse que como los plazos fijos pagan una tasa del 75% anual (107% si se deja el dinero para siempre y se renueva todo el tiempo sin retirar ni un centavo) el stock de plazos fijos debe crecer en una hipotenusa ascendente permanente. Pero desde hace casi tres semanas se estancó en $ 8,5 billones, lo cual indica que cada plazo fijo que vence, es dinero que se retira. Los plazos fijos UVA, atados a la inflación, se están convirtiendo en una colocación en extinción por un motivo muy especial: el plazo mínimo de esta forma de inversión es noventa días, y el que se coloque ahí tendrá que estar encerrado en pesos hasta fines de febrero. Y, como dijo el excelso Juan Carlos de Pablo "no sé qué va a pasar el viernes y querés que te diga qué va a pasar para fin de año...".

Esta situación generó dos cosas: los pesos salen de los bancos y tienen dos destinos: la gente compra cosas (lo que sea, en general productos no perecederos para las alacenas) lo cual provoca más inflación o realiza el resguardo clásico de comprar dólares. Y la semana pasada hubo una particularidad: el dólar blue saltó hasta $320, con una suba semanal del 4,6% (casi lo que paga un plazo fijo tradicional en un mes) mientras que en el mundo el dólar global estuvo flojo en casi todas partes, salvo en los dos principales socios comerciales de Argentina. 

La semana pasada el dólar subió 0,6% en China (donde hay temblores desde que Xi Jinping se auto reeligió -¿para siempre?- echando del cónclave al número dos que se oponía) y aumentó 0,5% en Brasil (con un Lula que hizo anuncios sobre más gasto estatal que hizo temblar a los capitales brasileños). Pero más allá de esas subas, la semana pasada el dólar global bajó 0,9% contra el euro y el yen, cedió 1% contra el franco suizo, achicó 1,3% en Chile y cayó 1,8% contra la libra.

¿Por qué retrocedió el dólar global contra casi todas las monedas? Los últimos indicadores mostraron que la recesión en EE.UU. ya ha comenzado en algunos sectores, hay expectativa que el 14 de diciembre el titular de la Fed Jerome Powell no suba la tasa corta un escalón de 75puntos básicos como viene haciendo, sino que ejecute un aumento de medio punto. Eso hizo que la tasa de los bonos largos norteamericanos bajara sustancialmente: a 10 años bajó de 4,3 a 3,7% anual, y como EE.UU. aún tiene una inflación superior al 7% anual, los inversores globales optaron por moverse hacia otras posiciones.

La vuelta del dólar soja

El otro paso decisivo que enfrentará Massa hoy es la aplicación del dólar-soja 2.0. El dólar soja 1.0 se hizo en setiembre, sirvió para que el BCRA juntara unos US$ 5.000 millones en reservas, pero esas divisa fueron compradas por el BCRA con emisión de pesos, los pesos llegaron a las cuentas de los productores, y fueron inmediatamente a consumo o al dólar: tan es así que desde que comenzó el dólar soja 1.0 hasta ahora el dólar blue subió de $269 a $320 pesos, casi 19% en poco más de dos meses: los que hicieron carry-trade están buscando una Gillette.

Cuando se lanzó el dólar-soja 1.0, Máximo Kirchner encendió sus arengas protestando "nos agachamos ante los sojeros". Eso fue con un valor de $200  por dólar. Desde hoy, hasta fin de año, el dólar-soja 2.0 se pagará a $230: cálculos optimistas esperan que haya venta de porotos que hay en los silos por unos US$ 4.000 millones, que a $230 por dólar determinará que entrarán a las cuentas de los productores unos $920.000 millones. ¿Qué hará la gente de campo cuando entren esos pesos en sus cuentas? Irán a comprar productos que necesiten (fogoneando la inflación) o presionarán sobre el dólar mep y el contado con liquidación, generando el nuevo escalón cambiario.

Así y todo, con el carry trade electoral por delante, el banco de inversión Morgan Stanley señaló entre sus múltiples recomendaciones que no es una mala idea comprar papeles argentinos, ya que están con precios basura, algún día resucitarán y permitirán una renta ciertamente interesante. Por eso, muchos de los fondos de inversión y de los creadores de mercado, siguiendo las órdenes de sus clientes, compraron bonos dolarizados la semana pasada (ya que no tienen otra opción) y los títulos públicos argentinos subieron 2,8% la semana pasada (en línea con la suba de todos los bonos mundiales), por lo que el riesgo país argentino bajó a 2.370 puntos básicos (había estado a 2.330 el miércoles 16 de noviembre, hace doce días.

Mejoraron las bolsas

Y con las bolsas pasó algo ciertamente particular. La Bolsa de Buenos Aires fue la semana pasada la que más subió de todo el mundo, con un récord histórico para el S&P Merval. Eso fue porque ascendió 4,1% en pesos, pero si los precios se miden en dólares se comprueba que esa suba fue una ilusión, ya que el S&P Merval en dólares fue la única Bolsa del mundo que bajó: perdió 0,4%, o sea no hubo inversión en papeles argentinos (en una semana muy corta, ya que Buenos Aires tuvo feriado el lunes, y Wall Street tuvo feriado el jueves por ser el Día de Acción de Gracias  y rueda reducida el viernes, por lo que el volumen operado en titulos argentinos, tanto públicos como privados bajó a un tercio, con precios casi teóricos.

¿Qué pasó la semana pasada con las otras bolsas del mundo? Los inversores están volando hacia la calidad: compran papeles que ya tienen precios muy bajos y que podrán tener demanda segura frente a la recesión mundial que parece venir. Por eso la semana pasada el índice industrial Dow Jones subió 1,8%, Tokio mejoró 1,4%, Frankfurt tuvo un alza del 0,8% y el Nasdaq repuntó 0,7%. ¿Qué pasó con las Bolsas latinoamericanas? La semana pasada tanto la Bolsa de San Pablo como la de México cerraron sin cambios, con variación del 0%, estancadas.

La reacción de los inversores globales, saliendo del dólar y comprando bonos, vino acompañada por una reacción particular en las materias primas. En lo que va de noviembre los granos siguen con precios sostenidos pero muy selectivos (el girasol de Rosario sube 28,6%, la soja Rosario aumenta 14,9% y el sorgo Rosario asciende 9,5%, pero la soja Chicago mejora sólo 2,1%, el maíz de Rosario no se mueve y, atención, el trigo Rosario cae 5,9% en el mes, con mucha especulación sobre cuál será el resultado final de la cosecha). Las industrias mundiales, que usan los metales básicos como insumos, salen del dólar y se estoquean, por lo que en noviembre el níquel sube 16,6%, el cobre avanza 7,2% y el aluminio trepa 6,1%. Y lo más inquietante de todo es lo que ocurre con el petróleo, que a las puertas del invierno europeo acusa un derrumbe del 11,3% en lo que va de noviembre (si para Navidad el crudo no reacciona, habrá que ajustarse los cinturones porque el barril podrá hundirse y romper otra vez el mercado. Frente a todo esto, las habituales reservas de valor de los últimos tiempos reaccionaron en consecuencia: en noviembre la onza de plata sube 12% y el oro mejora 7,4%. Al tiempo que las criptomonedas están en una crucifixión: el Bitcoin cae 18,8% en el mes, y es una de las mejores de ese panel.

El nivel de actividad global

¿Qué tenemos por delante? el PMI (Purchasing Manager Index) un índice que proyecta lo que se espera sobre actividad económica futura, se colocó en un nivel muy negativo para los países desarrollados, en una posición también hacia abajo en el nivel global y en una posición apenas alcista en los mercados emergentes. ¿Qué imaginan los bancos de inversión con esto? Que Powell subirá la tasa corta otro medio punto dentro de dos semanas, hasta 4,5% anual, y que seguirá subiéndola hasta 5% o 5,25% durante la primera parte de  2023, aunque habrá que ver con el indicador de empleo estadounidense que sale el próximo viernes y el IPC de noviembre que se conocerá antes de que Powell mueva el joystick. En general la opción es la misma: esta recuperación del 20% que tuvo el Dow Jones en las últimas ocho semanas no durará: "toda suba es una opción de venta", disparan los bancos de inversión. Pero luego habrá que estar preparados, porque cuando la inflación retroceda en serio y la suba de tasas termine ¿en abril? los cazadores de oportunidades se lanzarán sobre lo que bajó mucho y sobrevivirá a la recesión, y el último que se suba a ese tren se perderá la oportunidad de una ganancia que puede llegar a ser muy importante.

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