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Situación económica

Con RCP, Massa reanimó a la economía, pero las dudas siguen

Massa tuvo dos grandes éxitos la semana pasada: bajó la inflación y roleó la deuda en pesos. El dólar sigue inquieto: el blue subió 47 pesos en 100 días.

Por cuestiones globales e impositivas, los bonos subieron más y el riesgo es el menor en seis meses.
Por cuestiones globales e impositivas, los bonos subieron más y el riesgo es el menor en seis meses.
Luis Varela 19 diciembre de 2022

Sin lugar a ninguna duda, durante las últimas horas, días, semanas, todos tuvimos en el centro de las cabezas al Mundial de Qatar. Pero la fiesta principal del fútbol terminó y es momento de enfocarnos de nuevo, ya que acabamos de superar una segunda semana de diciembre con muchos condimentos y es necesario entender qué pasó para tratar de entrever qué es lo que puede venir.

Yendo de mayor a menor, por orden de importancia en base a su influencia financiera global lo primero que hay que analizar es lo que sucede con la economía de EE.UU. y con la decisión que acaba de tomar la Reserva Federal de ese país. Y, en ese sentido, debe decirse que los norteamericanos mostraron datos divergentes, algunos que ya muestran que la recesión ya está aquí y otros que manifiestan que su actividad sigue vivita y coleando.

A lo largo de la semana pasada se anunció que los estadounidenses registraron la mayor baja de consumo en once meses y que su nivel de inflación bajó: fue del 0,1% en noviembre, 7,1% anual (desde el 7,7% marcado en octubre), dos datos que muestran freno. Pero sorpresivamente, la cifra semanal de solicitudes del subsidio por desempleo en Estados Unidos bajó la semana pasada a 211.000, en comparación con las 231.000 registradas la semana anterior, lo cual indica que su economía sigue muy activa.

El ajuste de las tasas

Frente a esos indicadores, tanto el dólar como la Bolsa de Nueva York amagaron primero con irse para un lado (hacia abajo el billete verde y hacia arriba Wall Street), pero luego apareció la Fed y el mensaje de Jerome Powell que dio un baño de realidad. Powell fue más leve de corto y más agresivo de largo. O sea, subió la tasa corta en sólo medio (no en 75 puntos básicos como venían subiendo) hasta 4,5% anual. Y eso sostuvo las tasas largas que venían declinando antes de las palabras de Powell: el viernes a última hora se pagó 4,6% anual por los bonos de la Fed a 1 año, 3,6% a 5 años, 3,5% a 10 años y 3,5% a 30 años.

Y como el titular de la Fed advirtió que llevará la tasa corta por lo menos hasta 5 o 5,25% anual, y que lo hará por un largo tiempo (posiblemente hasta bien entrado 2024; Goldman Sachs dijo que la tasa no bajará nunca en 2023), eso le volvió a dar firmeza al dólar global, que estuvo flaqueando entre el 21 de octubre y el 9 de diciembre. Pero la semana pasada rebotó: saltó 2,8% en Chile, 0,9% en Brasil y Gran Bretaña, 0,2% en China y 0,1% en Japón. No cambió contra el franco suizo y sólo cedió 0,4% contra el euro.

En Argentina, mientras tanto, el panorama cambiario de la semana pasada fue mixto. Por un lado, las empresas debieron vender billetes verdes para hacerse de pesos para pagar aguinaldos e impuestos, pero por otra parte todos y cada uno de los que fueron recibiendo pesos y tuvieron sobrantes se fueron en su mayoría a pagar gastos y lo que sobró fue al dólar. Por eso, el dólar blue siguió en su corrida alcista, subió 1,6% en la semana y sube 47 pesos en los últimos cien días. Mientras que los dólares financieros se agacharon: el contado con liquidación bajó 1,7% y el MEP achicó 2,7%.

Sorpresas locales

Esta situación cambiaria local ocurrió con dos elementos que descolocaron por completo a los analistas, todos esperaban una licitación de deuda en pesos con un resultado pobre y un índice de inflación alto, pero la información que difundieron el Indec y el Ministerio de Economía dejó a todos con la boca bien abierta.

Lo primero fue la licitación de bonos en pesos. Había vencimientos por $410.000 millones, casi todos en manos de privados, y Massa consiguió captar $785.573 millones el miércoles y $44.814 millones el jueves, lo que dio un endeudamiento total por $830.387 millones, con mucho suspenso, ya que hubo gran retraso en la entrega de datos.

Esto significó, con vistas a la última licitación que queda el 28 de diciembre próximo (día en el que hay vencimientos por apenas $40.000 millones) un muy buen roleo, que sorprendió a todos y dejó a inversores y operadores preguntándose ¿de dónde vinieron todos esos pesos? O sea: ¿en manos de quién está esta nueva deuda del Tesoro? Y la conclusión a la que llegó el mercado es que la gran mayoría de lo captado provino de organismos públicos, provincias e intendencias. Hubo venta anticipada de DEG para conseguir pesos, el dinero apareció súbitamente y con otro conejo de la galera, la dupla Massa-Rubinstein piloteó diciembre, la van llevando sin que estalle.

Eso sí, hubo que convalidar tasas más altas y plazos más cortos. El 87% de ese dinero colocado fue a apenas diecinueve semanas de plazo, pagando una tasa efectiva anual del 117% en pesos, y volviendo a entregar títulos que ajustan por CER y por tipo de cambio, que ahora viaja al 6,3% mensual. O sea: vinieran de donde vinieran los pesos, fueron ofertas muy cortas, y entraron porque el premio fue muy tentador, para que la codicia le gane al miedo.

La inflación para abajo

Esa fue la primera sorpresa. Y sin lugar a dudas, el segundo asombro que hubo fue el dato de inflación que dio el Indec. La Ciudad había calculado para el IPC de noviembre 5,8%, el grueso de las consultoras esperaban 6%, y Marco Lavagna bajó el martillo con un notable 4,9%. Frente a eso, la primera explicación entre expertos privados concluyó en que "es un cálculo mal hecho porque incluye 20% de precios justos que no se encuentran en ningún lado, es falso". Pero los que conocen lo que pasa más a fondo advierten que el número es probablemente correcto, porque el precio de la carne viene estancado, y todos sus derivados tienen gran impacto en el índice. ¿Qué pasa con la carne? La sequía colosal, ya colapsó el trigo, no hay pasto en los potreros y para que las vacas no se mueran en el campo se mandaron a matadero y eso aumentó oferta, en un momento en el que no hay demanda porque la gente no tiene ni para polenta.

A partir de esto, analistas e incluso Massa advierten que la inflación de diciembre dará otra vez más alta. Y se corre un gran peligro, porque si sigue sin llover, con tanto ganado enviado a Cañuelas, en la temporada que viene habrá menos terneros. Y cuando empiece a llover, quizás en marzo, la oferta de carne va a bajar de golpe y las carnicerías volverán a empujar el índice a las nubes. Eso se dará cuando termine el esquema de "precios justos", momento en el que además el Estado deba darles a las empresas y a los exportadores todos los dólares oficiales prometidos... por lo que se armará un cuello de botella complicado.

Todo esto llega con otro elemento que también afectará las cosas a semanas vista. Hoy hay cuatro grandes factores de emisión monetaria violenta: el BCRA financia déficit fiscal, déficit cuasifiscal (por los intereses de la Leliq), rescata bonos en pesos y compra el dólar soja. Es decir, se están repartiendo pesos a dos manos.

El resultado de todo eso hizo que el dólar blue subiera $47 en cien días, hasta $321. O sea que saltó 17,1% en un lapso en el que las tasas de los plazos fijos pagaron 15,8%, por lo que el carry trade está siendo negativo. De ahí que el stock total de plazos fijos se estancó desde el 9 de noviembre pasado: desde ese momento debió haber crecido en $600.000 millones por la tasa como multiplicador y creció "nada". Son pesos que se están yendo del sistema. ¿Dónde? A pagar cuentas, comprar cosas o dólares, de ahí que el blue esté en efervescencia. 

Y ahora viene el pago de los aguinaldos, que también irá a pagar cuentas, gastos, vacaciones y si queda algo irá a dólares. Pero especialistas en finanzas advierten: "Todo lo que se le pague, a quien se lo pague, el que reciba esos pesos, irá a dólares, por lo que el precio actual del billete sigue siendo de regalo. Estará subiendo lento en diciembre porque estacionalmente las empresas necesitan pesos, pero desde Reyes todo el mercado cambiará por completo".

Los bonos mejoraron

Toda esta combinación de lo que pasa en EE.UU. y en las cuentas públicas argentinas tuvo un correlato en los titulos. Los bonos argentinos tuvieron otra buena semana con suba del 1,4%, hasta el mejor precio en 17 semanas, y el riesgo país bajo hasta 2175 puntos básicos, el menor nivel en 6 meses, cuando después de la renuncia de Guzman había llegado hasta 2.943 puntos el 22 de julio, día en el que Cristina le entregó el poder a Massa para que el Gobierno sobreviviera.

Este movimiento alcista de los bonos argentinos fue en papeles dolarizados comprados por privados y en papeles en pesos sostenidos por el BCRA. Y la movida se dio con suba generalizada en casi todos los bonos emergentes, salto en los títulos brasileños que por los adelantos de nombres de gabinete que va haciendo Lula están en claro retroceso, tanto que la tasa a 10 años de Brasil acaba de saltar de 11,9% a 13,5%, lo cual le marca a los inversores un "alerta Brasil", se puede quedar afuera de otra copa.

Y para las acciones de todas las bolsas los anuncios de Powell fueron un misil desgarrador. Los bancos de inversión repiten casi al unísono que hay que estar en bonos AAA con rendimientos del 6 o 7% anual (superiores a lo que terminará pagando la Fed) con buenos cupones, hasta que pase la tormenta. Y se debe salir de las acciones, porque caerán 25%, si es que no hay más sorpresas de quiebras o retiros masivos como pasó con FTX y como está ocurriendo con Binance (las cripto cerraron mal el viernes y continuaron bajando durante sábado y domingo).

Frente a la advertencia de Powell (la tasa corta se mantendrá en 5 o 5,25% hasta bien entrado 2024, el resultado fue que las bolsas bajaron en bloque, no se salvó ninguna, y la Bolsa de Buenos Aires fue la peor de todas. En el balance semanal el índice S&P Merval en dólares cayó 5%, la Bolsa de San Pablo perdió 4,3%, el Merval en pesos achicó 3,5%, Frankfurt cedió 3,3%, el tecnológico Nasdaq perdió 2,7%, Madrid 2,1%, el industrial Dow Jones y México 1,7%, Tokio 1,3% y Santiago de Chile 0,6%. Todo para abajo.

Por supuesto, la suba de tasas de la Fed fue seguida por incrementos similares en bancos centrales como el BCE o el BoE, para ver si paran la ola de inflación que está en casi 7% anual en EE.UU. y en la zona del 10% en Europa. Y Lagarde, la titular del Banco Central Europeo, advirtió que a partir de marzo va a ser "mucho más agresiva si la inflación no baja sustancialmente".

La respuesta de la commodities

¿Qué reacción vienen mostrando los commodities en diciembre frente a todo esto? Los metales básicos están sostenidos, ya que son utilizados por las industrias como refugio, ya que son insumos no perecederos, y en algún momento podrán ser usados. Los metales preciosos están para arriba, más la plata que el oro. Las criptomonedas siguen de capa caída, el Bitcoin pierde 2% en el mes, pero otros valores del panel caen hasta 7%. Además, por la recesión que se ve venir el petróleo es el peor de todos, ya que cae 7,7% en el mes, a pesar de los manejos de la Opep+, de la guerra en Ucrania y la mar en coche. Y lo que más sorprende de todo el espectro son los granos: la soja Chicago sube 0,6% en el mes, pero la soja Rosario, con las intervenciones de Massa, sube 13,4%, pero el maíz, el trigo y el girasol que se negocian en el puerto santafesino anotan bajas del 1,3%, 1,6% y 4,4% respectivamente.

A partir de hoy, ya terminado el Mundial de Fútbol, la gran duda de todos es qué provocará la reapertura de China en medio de los mayores contagios por covid. Si China se abre del todo, puede volver su demanda, y mover los precios todos hacia arriba especialmente los energéticos. No hay que olvidar que tras la fuerte caída que se inició hace ocho meses, la soja repuntó de US$ 500 a US$ 543 desde octubre, el maíz repuntó de US$ 226 a US$ 257 desde julio y el trigo repuntó de US$ 259 a US$ 277 este mes.

O sea, el escenario que se sigue viendo por delante es recesivo, con una menor actividad en todas partes para enfriar los precios. En  Argentina pisarán las importaciones y dejarán a empresas sin insumos, por lo que el riesgo es que haya suspensiones de personal, con más desempleo. Como dijo Powell para EE.UU. "esto va a traer dolor de corto plazo a algunas familias, pero es mejor este remedio porque la enfermedad de la inflación es muy destructiva".

Pero en la Argentina hay un elemento adicional que complica aún más las cosas: viene el año electoral, el Gobierno nacional y los  provinciales necesitan caja para hacer campaña. La primera decisión ya se tomó: se repartirán fondos de fin de año para que después del Mundial no se multipliquen los piquetes. Obligan a las empresas a pagar un bono inesperado a 15 días de fin de año, en días en los que hay muchas pymes con problemas.

Es decir, el año electoral cambia todo el tablero. Viene de la mano con los movimientos sociales y con muchos gremios disconformes. Se vienen más cortes de calles y bloqueos, subtes parados, y está programado un paro del sector neumáticos a partir del miércoles 21.

La deuda del Tesoro

Todo esto con una deuda del Tesoro que ya está en $10 billones en nueve meses y una deuda del BCRA que también ya está en otros $ 10 B. Todo ese paredón de pasivos cortos equivalen a US$ 62.500 millones ¿De dónde saldrá ese dinero que está en pesos, con casi la mitad de esos papeles en manos privadas, que están huyendo de la moneda local? En enero los vencimientos ya suben a 1,2 billones por mes, con picos de 1,8 billones en julio, donde los inversores elegirán cómo salir del bono dual, con resultado CER o con resultado tipo de cambio.

Muchos operadores dicen que el dólar ya debería a cotizar en la zona de los $380. ¿Por qué no ocurre? Diciembre es un mes estacionalmente con mucha demanda de pesos. Además de necesitarse dinero para pagar aguinaldos e impuestos, hay muchísimos inversores que vuelven a Argentina y compran bonos en dólares para ofrecer una foto impositiva que permita una posición de fin de año que no obligue a pagar tanto en bienes personales. Pero después de Reyes todo ese movimiento desaparece.

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