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Luis Varela 12 mayo de 2021

Por Luis Varela

Con una rueda internacional que amenazó con provocar un verdadero desbarranque, ya que en la apertura de negocios las bolsas del mundo bajaban fuerte (más de 2%) y las materias primas trepaban hasta 4%, la intervención de la Reserva Federal, conteniendo activos y convalidando tasas largas más altas, frenó lo que pudo haber sido un día mundial financiero ciertamente complicado.

El dominó de bolsas ya venía con muy malos números desde el amanecer. Tokio terminó con un derrumbe de más del 3%, luego hubo una baja del 2,5% en la Bolsa de Londres y del 1,8% en París y Frankfurt. Y cuando el sol iluminó a Nueva York el índice Nasdaq arrancó con bajas que rozaban el 2%, generando mucha inquietud y bullicio en casi todos los bancos de inversión.

Al mismo tiempo, las commodities bullían, con subas notables en muchas materias primas, con por ejemplo la soja llegando a los US$ 606 por tonelada (el mayor precio en nueve años) y con metales básicos esenciales para la industria como el cobre alcanzado una cifra insólita de casi US$ 10.600 por tonelada (un precio de nunca jamás). Pero cuando todo parecía desbarrancarse, aparecieron manos amigas comprando valores en la bolsa de Nueva York, se empinaron un poco las tasas largas de los bonos del Tesoro norteamericano, y la ola roja se aplacó, por lo que los números se apagaron algo, pero con analistas que siguen muy inquietos.

Finalmente, la emisión de dinero sin fin para que las economías no pierdan niveles de actividad logró que las materias primas terminaran igual con subas muy importantes, aunque no tan candentes como en la apertura. El petróleo subió 0,7%, los metales básicos finalizaron con una suba del 1,5%, en Chicago los granos saltaron entre 1% y 2,5%, en Rosario las cotizaciones pegaron un brinco de hasta el 4% e incluso las criptomonedas se afirmaron, con un buen día para el bitcoin, pero con subas mayores para otras variantes. A los que no les fue tan bien fue a los metales preciosos: el oro no cambió y la onza de plata si pudo subir, pero con una mejora a la cola del resto de las commodities.

Por supuesto, todo este movimiento está absolutamente en línea con la advertencia que les están haciendo decenas de cámaras empresarias norteamericanas a la Reserva Federal. La inflación de enero tuvo una variación del 1,2%, la de marzo escaló al 2,6% y hay algunos analistas que indican que es altamente probable que en las próximas horas se conozca un índice de precios al consumidor norteamericano que se acerque al 4% anual, el número marcado por el jefe de la Fed, Jerome Powell, para encender las luces amarillas y "actuar".

La actuación de la Fed, obviamente, significa el reconocimiento que comprar activos para sostener a Wall Street no está siendo suficiente y que la chance de que crezca la tasa corta antes de lo pensado es cada vez más posible. Hasta hace poco Powell ratificaba que la tasa corta seguiría en 0% al menos hasta 2023, pero la que mandará es la inflación. De hecho, ayer las tasas largas de EE.UU. volvieron a subir un pequeño peldaño: se ubicó en el 0,8% anual a 5 años, 1,6% a 10 años y 2,4% a 30 años.

Semejante movimiento hizo que muchos de los inversores del principal mercado financiero del mundo pusieran las barbas en remojo. Tras caídas de entre el 30% y el 50% en papeles como Zoom, Tesla o Mercado libre, solo por citar algunas, el cierre de la Bolsa de Nueva York encontró ayer al índice Dow Jones de papeles industriales como el peor de todos, con una baja del 1,4%, con el S&P 0,9% abajo y el Nasdaq apenas 0,1% en negativo, pero con una rotación de carteras gigantesca. Detrás de esto, la Bolsa de México cedió 0,4% y la de San Pablo fue la única que brindó, con una suba del 0,9%.

Todo esto estuvo por supuesto muy ligado a las modificaciones que se van observando en todos los mercados cambiarios. Ayer el dólar global tuvo otra rueda mixta. En el exterior, el billete verde subió 0,8% en Chile y 0,2% en México, pero bajó 0,1% contra el real y la libra y cedió 0,2% contra el euro y el yen. Mientras que en la Argentina, con una importante venta de bonos (pero con gran suba de reservas en el BCRA) el mercado cambiario tuvo un día completamente tranquilo, con todos los dólares libres en baja.

El dólar turista no cambió y cerró a $164,18, el oficial no cambió y cerró a $99,50 y el blue bajó $1 hasta $151. El dólar mayorista subió 2 centavos hasta $93,95, con el BCRA sumando otros US$ 142 millones para las reservas (gracias a la suba de los granos) hasta US$ 40.761 millones. Mientras que el dólar MEP bajó 88 centavos hasta $153,16 y el contado con liquidación bajó 54 centavos hasta $157,93. Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 51,7% y la del CCL con el mayorista fue del 68,1%. Y, medidos en pesos, la libra subió 20 centavos hasta $132,73, el euro subió 18 centavos hasta $114,02 y el real subió 3 centavos hasta $17,97.

El único dato controvertido del día volvió a surgir del Banco Central ya que, además de anclar el dólar porque los precios siguen subiendo, con nuevas alzas en el precio de la carne, la aspiradora de pesos que aplica la autoridad monetaria se sigue encendiendo con intensidad (a contramano de lo que pretende La Cámpora): el BCRA colocó otros $ 309.986 millones en Leliq al 38% anual, con los plazos fijos tradicionales pagando 37%, perdiendo adeptos, ya que las colocaciones en plazos fijos UVA son las que están en este momento de moda.

Ahora bien, más allá de precios insólitamente benignos para Argentina de la soja, del maíz y del trigo, y con una autoridad monetaria que sigue juntando reservas, el gran tema del día para los inversores locales fue otra baja para el valor de los títulos. La baja en las acciones no sorprendió demasiado, ya que casi todos los mercados tuvieron ayer acciones a la baja. Pero lo que sí inquieta es un nuevo descenso para los títulos públicos, tan intenso, por ser usados para frenar al dólar, que el riesgo país volvió a trepar otros 7 puntos y ayer efectivamente volvió a superar los 1.600 puntos básicos.

En línea con la mala onda de Wall Street, el mercado bursátil local también tuvo un mal día. Con $637 millones operados en acciones y $1.893 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 1,3%, con un día mixto en los ADR argentinos que cotizan en Nueva York, con una suba de hasta el 2% para papeles como Bioceres o Telecom, pero con un desplome de hasta el 3,7% en valores como YPF y Banco Macro.

Los analistas locales, además de tejer todo tipo de especulaciones sobre el número de inflación que dará a conocer mañana el Indec, siguieron observando con atención la marcha del Covid-19 a nivel local, ya que si la ola no se frena es posible que el rebote del 6% esperado para este año pueda achicarse incluso hasta el 4%, y que el país tenga que esperar hasta fines de 2023 para volver a tener los niveles de actividad económica que había en la pre pandemia.

Y ayer hubo más promesas del Gobierno afirmando que llegarán pronto millones de dosis de la vacuna Astrazeneca y que parte un vuelo hacia Moscú para buscar algunas dosis de la Sputnik V. Pero ayer la Ciudad de Buenos Aires avisó que se quedó sin dosis y que no puede seguir vacunando. Y los números del virus de las últimas 24 horas no fueron para nada positivos: la Argentina sufrió 490 muertes y 25.976 nuevos contagios detectados.

Y lo ciertamente más desconcertante del caso es que sobre el total de vacunas distribuidas, hay jurisdicciones que vacunan con rapidez. Por ejemplo, la provincia de La Pampa ya aplicó el 99% de lo que recibió, San Luis el 97% y CABA el 95%. Pero insólitamente Santiago del Estero y Misiones aplicaron apenas el 65% de lo recibido, Corrientes el 73% y Jujuy el 74%. ¿Qué están haciendo con lo que recibieron y no aplican? Nadie lo entiende.

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