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Inflación en la zona de 50% (nadie piensa que bajará)

El país ha ingresado en un nuevo régimen inflacionario (sin 2020, el promedio anual del último cuatrienio está cerca de 50%), que se consolida cada vez más y con “soluciones” brillan por su inefectividad.

Inflación en la zona de 50% (nadie piensa que bajará)
18 octubre de 2021

El Indec difundió datos muy negativos el jueves pasado: en septiembre, los precios subieron 3,5%; en 2021 (9 meses), 37% y, en los últimos 12 meses, 52,5%. Los datos no mostraron nada novedoso. Más bien, ratificaron algo bastante asimilado: Argentina está cada vez más lejos de resolver su problema con la inflación. Peor aún: el país ha ingresado en un nuevo régimen inflacionario (sin 2020, el promedio anual del último cuatrienio está cerca de 50%), que se consolida cada vez más y con “soluciones” brillan por su inefectividad. 

Nuevo régimen

“Quizás la clave a la hora de analizar estos datos, y ya desde algunos meses, sea desde la perspectiva de que nos encontramos en nuevo régimen inflacionario, más elevado del que conocíamos previo al inicio de la crisis cambiaria en 2018, siendo el año de pandemia un simple outlier de una dinámica ascendente”, dice Invecq. 

“El dato de 3% es ahora el nuevo promedio del cual tener números por debajo será una sorpresa más que lo cotidiano. El consenso del mercado elevó en 3 puntos su estimación para 2022, que posiciona la inflación en torno al 46% para el año próximo, similar a la actual”, agregaron. “Lo que permite aseverar lo anterior es que, concluido septiembre, la economía argentina cumplió 12 meses con una inflación núcleo por encima del 3% y promediando 3,8% en el último año”, agregó el reporte de Invecq. 

Cuesta ser optimista hacia adelante dado el atraso de dos precios claves para la economía: dólar y tarifas. “La particularidad de este proceso inflacionario y lo que prende las alarmas sobre su sendero de continuidad es que, a diferencia de 2019, la distorsión de precios relativos es mucho más elevada y el saneo del frente fiscal incorporará un incremento tarifario que gatillará parte de este proceso para el año próximo. Además, desde el frente cambiario, las expectativas del mercado siguen al alza. La curva de Rofex indica que el mercado continúa ratificando su view y que el ritmo de devaluación se acelerará a partir del mes de diciembre, una vez concluidas las elecciones, y que tendrá su mayor salto en el mes de enero, con una suba cercana al 6%”, detalla Invecq. Complica aún más el panorama la suba de la inflación global.

Un piso alto para 2022

El Presupuesto para 2022 proyecta una inflación de 33% para el año entrante. “Un aumento de precios de dicha magnitud requeriría que el esquema cambiario no se modifique y el dólar siga corriendo por debajo del IPC. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el año que viene se normalizaría el flujo de turismo internacional y los precios de los commoditiesque exportamos tienen riesgos a la baja, es probable que no se pueda mantener el actual ritmo de apreciación mensual. Adicionalmente, aunque no hace explícito el sendero de subas, el mismo proyecto postula una recuperación del valor real de las tarifas, para que el usuario pague un monto mayor del costo del servicio. Como la experiencia reciente indica, esto también genera aumentos de segunda ronda, incrementando la inflación general”, dice Ecolatina.  

Para cumplir la meta presupuestada, la inflación mensual del 2022 debería ubicarse, en promedio, por debajo de la cifra más baja de 2021 (+2,5%). 

“Si consideramos que a lo largo del año habrá subas de servicios públicos y que el tipo de cambio no operará como ancla como este año, además del salto que implicaría la finalización del acuerdo de precios de consumo masivo en enero, estas proyecciones tienen serios riesgos de no poder cumplirse. Al mismo tiempo, la reapertura de paritarias y la aceleración de la emisión monetaria en la segunda mitad del 2021 también contribuirían a dificultar la meta. Por último, la inflación internacional se encuentra al alza (en Brasil ya superó el 10%, mientras que en Estados Unidos y Europa se ubica en valores inferiores, pero máximos en una década), un factor que tampoco ayuda a la contención de los precios domésticos”, agrega el reporte.  

En definitiva, la tendencia actual no luce optimista. “Aunque los controles anunciados pueden tener efectos positivos en el corto plazo, del mismo modo que los congelamientos de tarifas o tipo de cambio, conllevan en sí mismos la garantía de una suba posterior. Si esa suba efectivamente ocurriera en 2022, las pautas del Presupuesto podrían quedar nuevamente subestimadas”, dice Ecolatina.  

Controles con “eficacia reducida”

“Podemos decir que la inflación retomó en septiembre su velocidad crucero (cercana a 50%) en la compleja coyuntura pospandemia, donde las sucesivas aperturas sanitarias, deslizamientos de precios regulados y shocks de precios en las cadenas agroindustriales junto con una alta liquidez derivada del financiamiento monetario del déficit y expectativas cambiarias desancladas impiden un descenso sostenido de la inflación”, dijo el reporte de Delphos. Por ese motivo, agrega, “medidas heterodoxas como los controles de precios solo tienen una eficacia reducida en términos temporales y la utilización de anclas inflacionarias como el tipo de cambio oficial, tarifas públicas o los salarios tienen una duración limitada si los demás factores inflacionarios continúan activos”.

En resumen, dice Delphos, la aceleración inflacionaria al 3,5% mensual en septiembre mostró los límites de la estrategia antiinflacionaria del Gobierno y gatilló cambios en la Secretaría de Comercio para intentar moderar la suba de precios a través de un congelamiento por 90 días de cara a las elecciones de noviembre. “La efectividad de estas medidas es reducida y solo permite ganar algo de tiempo. Gran parte de los precios de la economía se mueven a un ritmo superior al 50% anual, que constituye el piso de la dinámica inflacionaria actual con escasa influencia del tipo de cambio oficial y de las tarifas públicas congeladas”, concluyeron.

Puede ser mayor

La inflación seguirá alta y cerrará 2021 cerca de 49%, anticipa FMyA. En 2022, la inflación seguirá en niveles elevados por rezagos de la emisión monetaria, de casi 4% PIB de 2021 y revisión de los congelamientos de 2021, con una “inflación reprimida” (luz, gas y naftas) de cerca de 10 puntos. En FMyA proyectan 48% para 2022, asumiendo un dólar subiendo 45% (sin salto discreto) y tarifas, 40%. Los riesgos de que la inflación se acelere más de lo esperado, sin embargo, son altos. Un salto del dólar mayor podría gatillar una inflación mayor. En sentido inverso, un acuerdo con el FMI y una señal de tasas de interés ayudarían para contener las presiones.

“De las últimas 5 aceleraciones de inflación, esta es la única aceleración de sin devaluación", advirtió Fernando Marull en Twitter.

REM, demasiado “optimista”

“Hacia delante, está la expectativa de cambio en la política cambiaria tras las elecciones de mediados de noviembre (aceleración del crawling peg, salto cambiario y/o tipos de cambio diferenciados estarían en el menú del Gobierno y el BCRA). Al mismo tiempo es probable cierto descongelamiento de tarifas de la mano (de haber) un acuerdo con el FMI hacia el primer trimestre de 2022. En esa dirección, y repitiendo lo que pensamos desde hace varios meses que la 'solución' de la fuerte acumulación del desequilibrio fiscal y monetario hacia delante sería una creciente inflación. Consecuentemente, seguimos privilegiando carteras con CER. La inflación de los 24 próximos meses según REM subió del 95% registrada en agosto al 100% en la última encuesta relevada por el BCRA en septiembre”, dijeron en un informe de PPI.

“Entendemos que, dada la magnitud del desequilibrio macroeconómico aunado a la debilidad política, la expectativa de inflación del REM sería 'optimista' y reflejaría un sesgo ortodoxo de la política economía en los dos próximos años, cuya probabilidad de ocurrencia sería muy baja. Como consecuencia, el PIB no crecería (menor oferta de bienes) y la velocidad de rotación del dinero estaría en aumento. Ambos factores son los insumos de una aceleración de la inflación que del 3% superaría el 4%”, proyectan.

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