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Dólar: ¿es posible que el Gobierno intervenga?

17 septiembre de 2019

Cuando a los funcionarios de Estados Unidos se les preguntaba sobre el valor del dólar siempre respondían que querían “una moneda fuerte” como reflejo de una economía saludable. Pero como tantas otras cosas, cambiaron con llegada de Donald Trump que abiertamente sostiene que quiere un dólar más débil. Pretende reducir el déficit comercial de Estados Unidos contra lo que conspira una moneda fuerte porque abarata el precio de las importaciones y les resta competitividad a las exportaciones. En el último año el dólar se valorizó casi 10% contra una canasta de monedas por lo cual la preocupación de Trump tiene fundamento en los números.

Tanta es su insistencia en la cuestión, que después de mucho tiempo vuelve a hablarse de una intervención en el mercado cambiario para que la moneda estadounidense pierda valor con relación a las demás. Un camino para hacerlo es reduciendo la tasa de interés y de allí los reiterados cuestionamientos a la estrategia de la Reserva Federal. En 2018, la Fed subió la tasa en cuatro oportunidades y mañana la bajará en un cuarto de punto por segunda vez en el año, pero, de todas maneras seguirá un nivel más alto que el de otros países desarrollados que tienen a las tasas en niveles negativos. El problema es que la Fed es independiente, tiene su propia política y ha demostrado ser poco permeable a las presiones de la Casa Blanca y difícilmente acepte coordinar una estrategia con el Tesoro para intervenir en el mercado cambiario.

En el pasado, el dólar fue devaluado por la acción conjunta de varios países. El episodio más recordad en ese sentido fue el Acuerdo del Plaza en 1985. Pero en este contexto de desaceleración económica y en el cual muchos países están aprovechando la debilidad de sus monedas para exportar más, parece impensable lograr un acuerdo. Por lo tanto, los analistas entienden que sin la participación del Fed y sin un compromiso de otros gobiernos, no hay posibilidades de intervenir en el mercado cambiario, y cualquier intento en ese sentido está condenado al fracaso.

Pero la mayor restricción para cualquier intervención es que sería ir contra la tendencia del mercado. El dólar se fortalece porque el desempeño de la economía de Estados Unidos es muy superior a la de los otros países desarrollados y eso, sumado a tasas de interés más altas, hace que las colocaciones en esa moneda sean atractivas. Por lo tanto, una mejora de la economía de otros países que atraiga inversiones es una condición necesaria para que el dólar pierda fuerza. El problema es que para fortalecer a sus economías, muchos países ponen en marcha políticas monetarias expansivas que debilitan a sus monedas frente al dólar con lo cual se hace difícil satisfacer los deseos de la Casa Blanca.

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