En las encuestas de imagen de las figuras políticas, Martín Lousteau está en los últimos lugares. En las redes, el nivel de rechazo que suscita entre los libertarios es abrumador. Los cuestionamientos que le hace a Javier Milei, que tiene un elevado nivel de apoyo, explican en parte esa evaluación.
Pero Lousteau hace lo que institucionalmente corresponde, aunque a muchos radicales no les guste. En su condición de senador nacional, analizó el proyecto que llegó en revisión de la Cámara de Diputados. Muchas de las críticas que le formuló a un texto, plagado de excesos y distorsiones, son razonables, tanto es así que recibieron el apoyo de distintos sectores.
Por otra parte, la posibilidad de eventualmente acordar cambios con el peronismo es motivo de críticas desde el oficialismo y el PRO. El remanido "finalmente demuestra que son lo mismo...". Los mismos cuestionamientos se escucharon con motivo de la aprobación en Diputados del proyecto que aspira a mantener el valor de las jubilaciones. Una iniciativa radical que recibió el apoyo de otros bloques.
En ese caso debe discernirse si está a favor o en contra de los acuerdos políticos. En LLA y el PRO no creen en ellos porque consideran que están sobrevalorados y que para lograrlos se hacen demasiadas concesiones que terminan licuando la idea de cambio.
Pero si se considera que los acuerdos son valiosos, que distintos sectores impulsen proyectos comunes constituye un avance. Salvo que cuando se hable de diálogo entre los distintos sectores políticos se piense que el peronismo, pese a ser el partido con mayor poder de Argentina, no deba estar está incluido.
Está claro que quienes simpatizan con el proyecto liberal libertario y no peronista que hoy gobierna el país aspiran que la UCR esté de su lado y ven a Lousteau, desde el lugar clave del presidente del partido, como una valla a esa pretensión. Las críticas a Lousteau responden en gran medida a la intención de alinear y licuar al radicalismo con el oficialismo y dejar "del otro lado del muro" sólo al kirchnerismo.
Dentro de la UCR, las críticas que recibe Lousteau vienen de dos fuentes: por un lado están los que consideran que el deber del partido es darle a Milei las herramientas que necesita para gobernar. Además de la simpatía que algunos radicales tienen por las ideas económicas del Presidente.
La otra fuente de cuestionamientos viene por parte de aquellos que consideran que el presidente del partido debería hacer un mayor esfuerzo por lograr el apoyo de los otros senadores radicales a sus iniciativas y no aparecer como una figura solitaria. Porque en definitiva la política implica una construcción colectiva.
