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Las pruebas ácidas de la sustentabilidad en el Siglo XXI

Las pruebas ácidas de la sustentabilidad son aquellos acontecimientos que ponen a prueba la solidez del propósito de las empresas frente a complejos desafíos socioeconómicos o ambientales del entorno

Hubo cuatro importantes pruebas ácidas a la sustentabilidad y la responsabilidad social de las compañías en lo que va de nuestro siglo.
Hubo cuatro importantes pruebas ácidas a la sustentabilidad y la responsabilidad social de las compañías en lo que va de nuestro siglo. Archivo.
Julián D'Angelo 01 julio de 2022

El desarrollo sustentable y sostenible tiene dos características básicas: la perdurabilidad y la integralidad. Es perdurable porque es duradero y sostenido en el tiempo. Y es integral porque abarca todas las esferas del desarrollo humano: la económica, la social y la ambiental. 

En 2015, esta idea asume una nueva dimensión a nivel global, a partir de la aprobación por parte de las Naciones Unidas de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, que involucra en su respuesta tanto a las políticas públicas, como la acción de las organizaciones de la sociedad civil y la responsabilidad de las empresas.

En este sentido puede analizarse como las empresas respondieron a las cuatro “pruebas ácidas” de la sustentabilidad y la responsabilidad social ocurridas en lo que va del Siglo XXI, y como están preparadas para afrontar las nuevas pruebas que, sin dudas, se les presentarán en el futuro.

El término “prueba ácida” surge del conocido indicador financiero que determina la liquidez de una compañía en el corto plazo. Haciendo una analogía con este coeficiente, podemos considerar que las pruebas ácidas de la sustentabilidad son aquellos acontecimientos que ponen a prueba la solidez del propósito de las empresas frente a complejos desafíos socioeconómicos o ambientales del entorno.

Así, pueden mencionarse, al menos, con sus diversas dimensiones e implicancias, cuatro importantes pruebas ácidas a la sustentabilidad y la responsabilidad social de las compañías en lo que va de nuestro siglo: la crisis financiera de las hipotecas subprime, la crisis climática, la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania.

La crisis de las hipotecas subprime, estalló en los Estados Unidos en septiembre de 2008, ocasionando el colapso del mercado financiero global y un descalabro de enormes proporciones que impactó duramente al comercio mundial, generando recesión y aumento del desempleo, y rápidamente evolucionó de ser una crisis financiera, a una social y humanitaria.

Las causas de la crisis estuvieron signadas por los escándalos y fraudes corporativos de todo tipo y en todos los ámbitos: ocultamiento de información, complicidad entre reguladores y regulados, conflictos de interés por doquier, elusión de regulaciones financieras y contables, fracaso en los gobiernos corporativos, etc.

Esta prueba ácida, potenció los planes de integridad y las áreas de compliance de las empresas.

Mientras esta prueba tuvo el foco en la gobernanza y la ética corporativa, la segunda, la crisis climática, tiene su eje en lo ambiental.

Luego de años de debates, finalmente, en 2015, unos 195 países rubricaron en París un Acuerdo sobre el Clima con compromisos a alcanzar en materia de emisiones. Pero este hito de ninguna manera puso un punto final a la crisis, sino que más bien fue un punto de partida para que las empresas comprendan que la opción por el desarrollo sostenible ya no es algo solamente deseable, sino que resulta necesariamente inevitable.

Por ejemplo, la última década ha sido la más cálida jamás registrada en el planeta. En este contexto, cualquier empresa que planee continuar operando los próximos 5 o 10 años debe abordar la agenda climática con un sentido de urgencia completamente diferente. 

  • La tercera prueba ácida, fue la pandemia, motivada por una contingencia sanitaria, pero que rápidamente derivó en una crisis económica y social. Esta prueba representó, en sus inicios, para las empresas un desafío para su supervivencia y su propósito corporativo, y una fuerte interpelación a su estrategia, sus planes de negocio y sus acciones de responsabilidad social. En este escenario, las empresas que ya venían implementando un modelo de gestión sustentable y socialmente responsable, fueron las que mostraron una más rápida y positiva respuesta.

Y finalmente, la cuarta prueba ácida se inició en febrero pasado, con la invasión rusa a Ucrania, a partir de lo cual se impulsaron una serie de sanciones y fuertes presiones sobre las empresas occidentales que operaban en Rusia, muchas de las cuales debieron abandonar sus negocios en el país. 

Esta situación, sin dudas, interpela también a las empresas respecto a la necesidad de involucrarse seriamente y realizar un aporte fundamental para la construcción de sociedades pacíficas. Las buenas prácticas empresarias en favor de la promoción de una paz duradera y sostenible deben ser necesariamente transversales a todas las compañías.

Ética empresaria, acción climática, pandemias, conflictos armados, fueron el eje de las pruebas ácidas del primer cuarto de siglo. ¿Cuáles serán las próximas pruebas ácidas para superar, por parte de la sustentabilidad de las empresas?

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