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Xi Jinping advirtió a Biden: “No jueguen con fuego”

Los mandatarios mantuvieron una comunicación telefónica de más de dos horas en la que abordaron las actuales tensiones respecto a Taiwán.

El conflicto entre las tres partes comenzó en 1949.
El conflicto entre las tres partes comenzó en 1949.
Damián Cichero 29 julio de 2022

En el día de ayer, tal como lo habían anticipado ambos gobiernos, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dialogó telefónicamente con su par chino, Xi Jinping.

Si bien los mandatarios abordaron una serie de temas, el principal asunto de conversación fue la actual situación de Taiwán, a la cual Pekín considera una provincia rebelde. 

Esta fue la quinta comunicación directa entre ambos desde que Biden llegó al poder, aunque también ha sido la más tensa como consecuencia del supuesto viaje a Taiwán de la legisladora demócrata Nancy Pelosi, algo que desde Pekín considerarían como cruzar una línea roja. 

Oficialmente, el conflicto entre las tres partes comenzó en 1949, cuando el Partido Comunista, liderado por Mao Zedong, derrotó al Kuomintang, el cual huyó del continente y se refugió en la isla de Formosa. 

Ante esa situación, y en plena lucha contra la expansión del comunismo, desde Washington decidieron reconocer al gobierno del archipiélago como la “verdadera China”, lo que les permitió ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. 

Sin embargo, en 1979, EE.UU. debió cambiar de estrategia para centrarse en su gran objetivo: derrotar a la URSS en la Guerra Fría. Por ello, decidió reconocer como la “verdadera China” al gobierno continental a cambio de que Pekín rompiera sus relaciones con Moscú.

Desde ese momento, EE.UU. rompió sus relaciones diplomáticas con Taipéi y adhirió a la política de “una sola China”, aunque decidieron no dejarlos solos. 

Por ello, promulgaron la Ley de Relaciones de Taiwán, la cual establece que "EE.UU. pondrá a disposición de Taiwán los artículos de defensa y los servicios de defensa en la cantidad que sea necesaria para permitir que mantenga suficientes capacidades de autodefensa".

Teniendo en cuenta este panorama, las relaciones entre los tres países siempre han sido tensas. Pero, a medida que el poderío chino ha ido en aumento, las cosas se han ido complicando.

En este sentido, aunque el viaje de Pelosi aún no está confirmado, el mismo tendría un gran valor simbólico, porque la última vez que un presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU. visitó Taiwán fue en 1997, cuando China aún no se había consolidado como una potencia. 

La decisión de viajar o no depende exclusivamente de Pelosi. Sin embargo, en el caso de realizarlo, el tema se convertirá en un asunto de seguridad nacional para EE.UU., ya que la legisladora se encuentra en la línea de sucesión presidencial. 

Ante este panorama, ayer Xi Jinping advirtió a Biden que “aquellos que juegan con fuego solo se quemarán (…) Esperamos que la parte estadounidense pueda ver esto con claridad".

Además, durante la llamada de más de dos horas, enfatizó que China se opone firmemente a la independencia de Taiwán y la interferencia de fuerzas externas.

Por su parte, Biden le dijo que su país se opone enérgicamente a los esfuerzos unilaterales para cambiar el statu quo o socavar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán.

Más allá de las tensiones, la Casa Blanca informó que “la llamada fue parte de los esfuerzos de la Administración Biden para mantener y profundizar las líneas de comunicación entre EE.UU. y China y manejar responsablemente nuestras diferencias y trabajar juntos donde se alinean nuestros intereses”. 

Los dos líderes "discutieron una variedad de temas importantes para la relación bilateral y otros temas regionales y globales, y encomendaron a sus equipos que continuaran dando seguimiento a la conversación de hoy, en particular para abordar el cambio climático y la seguridad sanitaria", agregó. 

Por su parte, desde Pekín destacaron que Xi enfatizó que las dos partes deben mantener la comunicación sobre políticas macroeconómicas, cadenas de suministro globales y salvaguardar la seguridad alimentaria y energética mundial. 

“Los intentos de desacoplar o cortar las cadenas de suministro desafiando los patrones subyacentes no ayudarían a impulsar la economía estadounidense. Solo harían que la economía mundial sea más vulnerable”, dijo Xi, en referencia a los esfuerzos estadounidenses por poner fin a la dependencia de China. 

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