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Análisis

La luna de miel de Gabriel Boric

Boric está en un buen momento, pero los agoreros aseguran que esa especie de luna de miel tiene los días contados.

La luna de miel de Gabriel Boric
Soledad Pino 08 marzo de 2022

La noche del 19 de diciembre, cuando el izquierdista y exlíder universitario Gabriel Boric ganó la elección presidencial en Chile, lo que más resaltaron los medios (y amigos) argentinos fue el temprano reconocimiento que el derrotado candidato, de la derecha, José Antonio Kast, hacía del triunfo de su contrincante.

A la acción de Kast le siguió el entusiasta saludo del presidente Sebastián Piñera, quien, en una llamada telefónica televisada, le deseó éxito e intentó aconsejar al exdirigente estudiantil. Todo como si no importara que un par de meses antes la centroizquierda, con Boric a la cabeza, hubiera presentado una acusación constitucional en su contra, ni que durante la campaña, Boric le anunciará que harían todo lo posible para que las causas judiciales contra Piñera —por violaciones a los derechos humanos durante las movilizaciones de 2019 y 2020— sigan adelante.

En los descuentos para que Boric asuma la presidencia, las autoridades de su paritario gabinete han tenido más de 50 encuentros con las autoridades salientes para hacer un correcto traspaso de funciones. Sorprende incluso en Chile esa muestra de civilidad, pero sabemos que se trata de una “tradición” que hasta ahora se mantiene.

Boric está en un buen momento. A diario se ven fans que van a verlo entrar a su oficina, recibe cartas y dibujos de niñas/os y deseos de éxito desde los más impensados sectores, como las iglesias. Agoreros aseguran que esta especie de luna de miel que está experimentando tiene los días contados. Que lo más probable es que, a poco de entrar en La Moneda, los buenos deseos muten en ácidas críticas, conforme pasen los días y la delincuencia siga campeando, el costo de la vida subiendo y se continúe viendo una economía informal que crece y se hace sentir en las calles.

El presidente de 36 años asumirá el Gobierno con reconocidos frentes abiertos: una economía lenta con la inflación más alta de los últimos 14 años, ocurrencia diaria de delitos de alta visibilidad y agresividad, violencia activa que se expande por la zona sur del país en un dilatado conflicto que involucra —entre otros elementos— reivindicaciones de pueblos originarios, y una crisis de ingresos migratorios por el norte, entre otras cosas.

En lo político e institucional, el Gobierno de Boric deberá mostrar destreza política para intentar sacar adelante una agenda de reformas (tributaria y de pensiones, entre las grandes) con un Congreso también nuevo y que —en el mejor de los casos— cuenta con la mitad a su favor.

Mientras el nuevo Gobierno y el Parlamento iniciarán su mandato, la Convención Constituyente, que elabora un borrador de nueva Constitución, seguirá su ritmo frenético de debates y votaciones, para intentar tener en junio un documento acordado que luego será plebiscitado ante la ciudadanía. Dicho proceso, como es previsible, continuará teniendo ciertas polémicas y generando incertidumbre por la envergadura de la tarea y los temas que deben abordar.

Al contrario de algunas experiencias progresistas en América Latina que han propuesto medidas redistributivas, el programa de Boric se expresó como un cambio en el modelo de desarrollo, que se estructura sobre una fuerte inversión en ciencia y tecnología y en un desarrollo “verde” y feminista, convocando la colaboración entre el sector público y privado, lo que puede dar un impulso sostenible a una economía que desde antes del estallido social de octubre de 2018 viene debilitada. Y esa agenda, en Argentina, trae ciertas expectativas de una relación más llevadera que la del Gobierno de Alberto Fernández supo tener con Piñera.

El futuro ministro de Hacienda, Mario Marcel (65 años) dijo en el diario El País que en Chile y la región hay mucha experiencia de gobiernos que quisieron hacer reformas importantes y tuvieron que abandonarlas porque la economía falló.  La vasta trayectoria de Marcel, hasta hace un mes presidente del Banco Central de Chile, hace prever que la nueva administración buscará conjugar la prudencia fiscal con cambios graduales. 

Está por verse si el resto del equipo de Boric aportarán destreza para generar esa alquimia política que transforme el amplio apoyo electoral en mayoría y gobernanza en un Chile efervescente y complejo, que requiere con urgencia de dirigentes políticos que ofrezcan liderazgos novedosos, mucho más conectados con el ciudadano.

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