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"Farsa" y "pantomima" en Nicaragua: perdió la democracia

Ortega, en el poder desde 2007, se encamina hacia su quinto mandato, con su mujer y “copresidenta”: Rosario Murillo

"Farsa" y "pantomima" en Nicaragua: perdió la democracia
"Farsa" y "pantomima" en Nicaragua: perdió la democracia Archivo
07 noviembre de 2021

Hoy se desarrollaron en Nicaragua elecciones presidenciales, aunque en realidad deberían definirse como una simulación a gran escala. Se esperaba que el presidente Daniel Ortega sea confirmado para un nuevo mandato, y no porque las encuestas marcaban que era favorito sino porque no hubo competencia.

Como hace cinco años, Ortega fue reelecto en unos comicios en los que literalmente no hubo oposición, ya que en los últimos cuatro meses la Justicia nicaragüense ordenó el encarcelamiento de 7 precandidatos junto a 32 líderes opositores y empresarios por"conspiración y traición a la patria".

Así, Ortega, que está en el poder desde 2007, fue elegido presidente por quinta vez, la cuarta de manera consecutiva, aunque el descontento de la población va en aumento. Una encuesta revelada antes de las elecciones había mostrado que hasta el más impopular de todos los candidatos presos habría derrotado al líder sandinista. 

Ortega estuvo secundado por su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. El peso de Murillo es creciente y así lo muestra el hecho de que el líder sandinista le haya creado un cargo ficticio: “copresidenta”.

La fórmula compitió contra cinco partidos derechistas en los que sus candidatos, que eran casi desconocidos por la población, estaban acusados por la oposición de colaborar con el oficialismo. 

Por su parte, Ortega hizo oídos sordos a las acusaciones y dijo que “este día estamos desafiando a los que promueven el terrorismo, financian la guerra, a los que sembraron el terror”. 

En ese sentido, señaló que sus opositores “son demonios que no quieren la paz, la tranquilidad para nuestro país y que optan por la violencia, la descalificación, las calumnias, las campañas para que Nicaragua se vea de nuevo envuelta en enfrentamientos violentos, en guerra”.

“Le vendieron el alma al imperio (EE.UU.) hace rato y viven de rodillas pidiendo agresiones contra Nicaragua (?) pensaban ellos que de esa manera iban a tomar el poder”, agregó. 

Por su parte, José Miguel Vivanco, director para las América de Human Rights Watch, se mostró muy crítico del proceso electoral y lo definió, literalmente, como una “farsa”, ya que “se realizaron sin observadores internacionales y el régimen no permitió que ingresen periodistas internacionales al país”. 

“Ortega asumirá su cuarto mandato consecutivo a fuerza de represión, censura y miedo. Es fundamental redoblar la presión internacional para exigir la liberación de los presos políticos y que se restablezca la democracia en Nicaragua”, sentenció. 

Vivanco dijo que es “una película de terror en cámara lenta”, ante The new York Times. 

En diálogo con El País de Uruguay, Vivanco lamentó que "América Latina no ha sido capaz de frenar el plan abusivo de Ortega". En parte, porque el compromiso de los líderes con la democracia (por acción u omisión) también se ha deteriorado. "En la región hay gobiernos liderados por autócratas populistas, no dictadores aún pero sí populistas autoritarios, empezando por Jair Bolsonaro, siguiendo por Andrés López Obrador, Bolivia no lo hace mejor. Argentina dos veces se ha abstenido de condenar a Nicaragua en la OEA. Ni qué decir (Nicolás) Maduro, que es un dictador, o Centroamérica con gobiernos autoritarios y jefes de Estado que, si bien elegidos democráticamente, ejercen el poder con miras a conservar el poder en sus manos. Qué se puede esperar de una región dirigida en gran medida por esta clase de líderes. Aspirar a que la región pueda frenar los planes de Ortega de eternizarse en el poder, es ingenuo", dijo.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó el proceso electoral como una “pantomima” y no descartó más sanciones. También dijo que fueon una "impostura" (sham, en ingles).

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó el proceso electoral como una pantomima”

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