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Concluyeron las Dos Sesiones en China con foco en economía y seguridad

Li Qiang será el nuevo primer ministro, un hombre de extrema confianza de Xi, como todo el resto de las figuras que fueron designadas en los puestos más relevantes del gobierno central.

Concluyeron las Dos Sesiones en China con foco en economía y seguridad
Patricio Giusto 15 marzo de 2023

Tras las Dos Sesiones legislativas que se celebran cada mes de marzo en China, el presidente Xi Jinping fue ratificado por unanimidad para un inédito tercer mandato. Las reformas y nombramientos que acompañaron su revalidación en el cargo marcaron una fuerte concentración del poder en su persona, junto a un fortalecimiento de la centralidad del PCCh, a expensas de los gobiernos locales.

Li Qiang será el nuevo primer ministro, un hombre de extrema confianza de Xi, como todo el resto de las figuras que fueron designadas en los puestos más relevantes del gobierno central.

El saliente vicepremier Han Zheng fue designado vicepresidente, en reemplazo de Wang Qishan. Es un cargo históricamente protocolar, que con Wang había cobrado mucha relevancia. 

Otra figura que ganó terreno tras las Dos Sesiones es Zhao Leji, ahora al frente de la Asamblea Popular Nacional. Zhao se destacó en las purgas internas por corrupción. Es quizás, debido a su edad y trayectoria, el único potencial sucesor de Xi de entre quienes ocupan los puestos más encumbrados.

El otro sería Ding Xuexiang, nominado como vicepremier principal y ahora virtual "jefe de gabinete" de Xi.

El énfasis del discurso de Xi y los principales dirigentes del partido estuvo en el desarrollo económico y tecnológico. Xi reiteró la necesidad de acelerar el logro de la autosuficiencia en insumos tecnológicos críticos, en momentos que se profundiza la puja con EEUU. Asimismo, se anunció la creación de una nueva Oficina  Nacional de Datos, que coordinará las prácticas de uso, gestión e intercambio de datos de China. El nuevo plan también estableció la Administración Reguladora Financiera Nacional, que supervisará las sociedades financieras, conducida directamente desde el PCCh.

Como es costumbre, el saliente primer ministro chino, Li Keqiang, entregó el informe de trabajo del gobierno para 2023. El mismo contempló una meta de crecimiento de "alrededor del 5%" del PIB (en torno a lo previsto, aunque modesta), desempleo constante en 5,5%, inflación de precios al consumidor de 3%, un déficit global de 3% y un paquete de 3.8 billones de yuanes en bonos de propósito especial para apuntalar la infraestructura (representando una leve suba respecto a 2022). 

La palabra más repetida en el informe de Li fue "estabilidad". En comparación con el reporte anterior de 2018, el balance fue breve y algo ambiguo. Se da en un contexto complejo, signado por la necesidad de afrontar serios problemas estructurales internos, como el envejecimiento y el desempleo joven, a la par de crecientes amenazas externas.

En tanto, en política exterior hubo un tono marcadamente duro y combativo, con un principal destinatario no mencionado: EE.UU. En el discurso del nuevo canciller Qin Gang pareció haber un resurgimiento de la diplomacia estilo "lobo guerrero", con fuertes menciones sobre la cuestión de Taiwán, entre otras. El presupuesto de la política exterior se elevó 12,2% respecto a 2022, el de defensa en 7,2% y el de seguridad pública 6,4%. Esto da la pauta de cuáles serán las prioridades de Xi en los próximos cinco años.

En ese sentido, Xi hizo alusión en su discurso de cierre de las Dos Sesiones a la necesidad promover un "entorno internacional favorable para el crecimiento de China" y defendió la seguridad como "la base del desarrollo". De esta forma, no caben dudas que economía y seguridad irán muy de la mano en esta nueva etapa de Xi, tanto para garantizar la estabilidad interna como para preparar a China lo mejor posible frente a un escenario internacional crecientemente incierto y hostil para los intereses de Beijing. 

No obstante, esto no implicará una China que se cierra, como podría suponerse. Por el contrario, es esperable una China más abierta y protagónica en la escena global, como se vio recientemente en el histórico acercamiento entre Irán y Arabia Saudita, logrado a expensas de la diplomacia china. Es muy probable que China redoble ahora la apuesta para facilitar también una salida a la guerra en Ucrania, aunque sin resignar su posición asumida desde el inicio de dicha tragedia. Como sea, el mundo necesita más que nunca a una China involucrada y comprometida para contribuir en los asuntos globales.

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