Durante el mes de febrero, los combustibles se incrementaron en promedio alrededor de 6,5%, marcando una desaceleración respecto a los aumentos verificados en los meses previos y abaratándose en términos reales, dado el elevado ritmo de variación de los precios domésticos.
Si bien los precios de los combustibles en surtidor se recuperaron en términos reales respecto a los valores mínimos que habían alcanzado en el pasado mes de octubre, se encuentran en los niveles promedio verificados desde comienzos de la década pasada, pero por debajo de los máximos alcanzados desde mediados de 2011 hasta 2015 y en el primer semestre de 2019.
Este proceso, en el marco de la actualización de la alícuota del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (CO2), supuso la imposibilidad de alcanzar el precio de paridad de exportación para el crudo local, más aún cuando se consolidó un Brent por encima de los US$ 80 / bbl.
El análisis que hace la consultora Economía & Energía (E&E) revela que la recomposición del precio de las naftas se tradujo en una disminución en el poder adquisitivo del salario.
En diciembre de 2023, el salario promedio de los trabajadores registrados permitía adquirir 735 litros de nafta, el valor más bajo desde comienzos de la década pasada
Las petroleras consideran que la nafta súper debería rondar U$S 1,20 por litro, para lo que todavía restan más aumentos para estar igualado con los valores de paridad de importación.
Desde la asunción de Javier Milei los precios de los combustibles aumentaron 100%, repartido en cuatro incrementos de 38%, 27%, 6,5% y 7,5%. La suba tan pronunciada en poco tiempo se explica por el incremento de las dos principales variables que inciden en los costos de las empresas refinadoras: el tipo de cambio y el valor del barril de petróleo.
La demanda de combustibles
Del lado de la demanda, los números de la consultora que dirige Arceo muestran que en el caso de las naftas se redujo interanualmente 6,1% en enero de 2024.
La caída se concentró se concentró en las naftas grado 3, a pesar de la disminución de la brecha de precios con las naftas grado 2. La demanda de naftas grado 2 se incrementó 0,2% interanual en dicho período.
En términos interanuales el consumo de naftas en enero de 2024 se contrajo en todas las provincias, la excepción fue CABA en donde aumentó un 10%.
En el caso del gasoil las ventas se redujeron interanualmente 3% en enero de 2024. La contracción se concentró en el gasoil grado 3, que experimentó una disminución del 9% y explica el 80% de la caída de las ventas de gasoil en enero de 2024.
Esta merma se explica por la retracción de las ventas al público y al transporte de carga.
A su vez, se registró un aumento de la demanda por parte del sector agropecuario y en los restantes sectores (industria, bunker y usinas).
El bajón de la demanda se registró en la mayoría de las provincias, aunque con distinta intensidad. La única excepción fue la provincia de Neuquén.
