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Sequía e inflación ponen a prueba la aspiración presidencial de Sergio Massa

El ministro de Economía tiene muchos desafíos en el comienzo del 2023. El primer paso, que era una inflación en descenso, parece haberle dado un baldazo de realidad.

Dependiendo qué tan manchado salga, evaluará sus reales chances de competir.
Dependiendo qué tan manchado salga, evaluará sus reales chances de competir.
Leandro Gabin 13 enero de 2023

La afluencia de dólares vuelve a ser un dolor de cabeza para el Gobierno. Mientras que Economía sigue cerrando las importaciones, los nuevos cálculos que surgen del costo de la sequía continúan complicando el panorama del 2023. 

En lo que considera como "la campaña más seca en más de 60 años", la Bolsa de Rosario estimó que la producción de soja caerá un 25%, desde los 49 millones de toneladas esperadas con un escenario climático normal en diciembre. De esta manera, se esperan 37 millones de toneladas, "la tercera peor cosecha argentina de los últimos 15 años", algo que representará una caída del 13% respecto a la campaña anterior. 

"Me preocupa mucho más la falta de dólares por la sequía que la deuda en pesos", dice, tajante, Miguel Kiguel. El director de Econviews, quien cree que el plan Massa puede mantener la tregua económica, acota que el mayor nubarrón que podría hacer caer esta estabilización es la situación precisamente la sequía y las divisas que le restaría al país. "Lo que puede definir si sigue la paz y la transición es el tema de las reservas", apunta.

Kiguel dice que una cosa es que al Gobierno le faltan US$ 4.000 millones, algo que se puede tratar de conseguir con algunos multilaterales o algo, y otra muy distinta es si te faltan más de US$ 10.000 millones. "La vienen llevando pero esto te limita hacia adelante", afirma. Hay que recordar que la sequía que afecta a todo el país podría provocar una caída superior al 30% de las exportaciones del agro, unos US$ 14.000 millones, según cálculos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. 

A los dólares que le falta a la economía se le suma una inflación que resiste la "desaceleración" que venía vendiendo Massa y el Gobierno. Curiosamente, el dato de diciembre (5,1% mensual) fue peor al que el mismo ministro había pronosticado con información privilegiada. "Tendrá un cuatro por delante", pifió el tigrense cuando intentó adelantar el dato a Jorge Fontevecchia de Perfil. 

El año pasado cerró con la tasa de inflación más alta desde la salida de la híper de 1991, algo que genera una inercia muy compleja para este 2023. Massa, hasta el jueves, se entusiasmaba con que a partir de abril la inflación tuviera "un tres por delante", algo que ahora parece más inalcanzable que antes.

Tampoco ayuda a su objetivo de bajar la inflación que el dólar blue trepara a $362. Es el precio de reposición de los bienes de la economía y eso presionará más. Igualmente, el Gobierno ya había pateado para enero una batería de aumentos. ¿Enero recalentado? Todo indicaría que diciembre fue el piso y que de ahora en más no alcanzará con extender los Precios Justos para que el IPC marque una desaceleración. Era, y es, una fantasía el 60% de inflación que dibujó Economía en el Presupuesto. 

¿Sin dólares y con una inflación que no cede se esfuma la construcción presidencial de Massa? Es vox populi que el ministro espera buenos datos económicos para ser el imprescindible del peronismo en la contienda de 2023. El tigrense apuesta a que los salarios le ganen a la inflación y parte de ese esquema cerraba si los precios empezaban a descender, algo que está en dudas. Si bien desmintió una nota que escribió Elizabet Peger en Clarín, una de las periodistas mejor informadas del país en temas gremiales, sobre su supuesta confesión de que se lanzaba en abril si los sindicalistas lo ayudaban a cerrar partitarias del 60% para moldear la inflación, el ministro tiene claras intenciones de jugar por la Presidencia.

Pero sin una inflación más controlada que permite recomponer salarios y con tensiones cambiarias por la sequía, no hay mucho que pueda mostrar Massa para seducir a un electorado desencantado con la política. Incluso el ministro tiene más llegada a la City y a los empresarios (el círculo rojo) que a la población en general.

Los hombres de negocios, por el perfil proteccionista del peronismo, bancan mucho más a Massa que un candidato de la oposición con una visión más pro mercado. Y en el mundo financiero, si bien no son necesariamente votantes del líder del Frente Renovador, le ponen unas fichas.

Por ejemplo, un informe de Invertir en Bolsa (IEB) dice que Massa como el principal referente del oficialismo de cara a las PASO, sumado a hechos positivos para la economía argentina (canje de deuda en pesos, el cumplimiento de las metas con el FMI y más reservas por el swap chino) baja el riesgo de los activos argentinos, lo que abre la posibilidad de un potencial al alza mayor tanto para los bonos soberanos como para la renta variable. 

Incluso ven un par de meses para un veranito de carry trade. "Simplemente porque Massa le pone un piso a lo que pueda ocurrir en 2024. No es lo mismo para el mercado una contienda electoral entre Massa vs JxC, que un escenario en el que el oficialismo queda representado por algún candidato de clara filiación kirchnerista", dice IEB.

El "Cisne Negro" para el mercado sería que finalmente, como deslizó Cristina, no sea tan en serio su renunciamiento a una candidatura (después de todo, es la dueña de los votos), si bien no le alcance sola.

Allegados a Massa dicen que él no iría con Cristina en una fórmula y tampoco se presentaría a una interna si la vice decide competir. O va sólo, o no va.

Alberto Fernández ya se lanzó virtualmente con un spot y con la retórica de "epopeya" como describió la tristemente célebre vocera presidencial a la gestión albertista en estos 3 años. Se verá.

Por ahora, el ministro de Economía tiene muchos desafíos en el comienzo del 2023. Dependiendo qué tan manchado salga, evaluará sus reales chances de competir. Por ahora, el primer paso, que era una inflación en descenso, parece haberle dado un baldazo de realidad. 

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