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El colapso del SVB

Que verde era mi valle

Gestionar el riesgo es desafiante. Hay que tener fortaleza para equilibrar intereses y posiciones. Si no se asumen riesgos, no hay negocios ni ganancias. Si son excesivos, está en peligro el negocio mismo. Es fácil expresarlo, pero difícil gestionarlo.

Que verde era mi valle
Fernando Amador Agra 15 marzo de 2023

En un contexto del mercado internacional en el que la discusión se estaba focalizando en cuantos puntos básicos la Fed incrementaría la tasa de referencia, el colapso del Sillicon Valley Bank (SVB) y la corrida bancaria en EE.UU. cambió el eje de la atención de los analistas.

Los primeros datos que se conocen, sobre las posibles causas del evento de SVB, indicarían que la concentración de préstamos y de depósitos junto con un elevado riesgo de tasa de interés fueron las semillas del colapso ante la suba de tasa de interés. Esta quiebra reabre debates en torno a la institución del Prestamista del Ultima Instancia (PUI), la gestión del riesgo, la supervisión bancaria y hasta del modelo de negocios de la banca.

Quiebra de entidades bancarias hubo, hay y habrá. Lamentablemente.

La historia económica nos ilustra al respecto. La resolución de una crisis bancaria es compleja y no suele dejar a todos los actores contentos. Las crisis bancarias tienen enormes costos sociales y producen daños graves en los engranajes de la economía real y en el sistema de pagos de la economía. Todos esos factores son conocidos y tratados en la literatura técnica (el Premio Nobel de Economía del año 2022 fue otorgado a Ben S. Bernanke, Douglas W. Diamond y Philip H. Dybvig por los aportes realizados en estos tópicos).

El sistema bancario de encaje fraccionario opera en todo el mundo y es muy conocido su funcionamiento: una fracción de sus depósitos es mantenido a resguardo en el Banco Central (encaje legal)  y el resto es prestado o alocado en activos financieros que generan un rendimiento. Además del encaje legal, las entidades gestionan sus propias reservas de liquidez para gestionar el riesgo de liquidez que es intrínseco a este modelo de negocios.

Por otro lado, desde el Bank of International Settlemets (BIS) emanan sofisticadas normas de liquidez, solvencia y requerimientos de capital, entre otras, para preservar al sistema financiero, que una vez calibradas, los bancos centrales implementan en sus respectivas jurisdicciones. Sin embargo, cada tanto, el mundo financiero es sacudido por algún colapso bancario.

Problemas de información asimétrica y riesgo moral están en la base del sistema financiero y la regulación intenta mitigarlos, imperfectamente. El Prestamista de Última Instancia y los sistemas de seguro de depósitos son instituciones que tratan de mitigar el riesgo de una corrida bancaria y de asistir a los depositantes ante un evento de default.

No se trata de salvar al banquero, sino de proteger al depositante (su protección es el pilar de la doctrina en esta materia) y al sistema de pagos de la economía, aunque a veces, pareciera que no fuera así. En última instancia, la gestión del riesgo en cada entidad es la responsable, más allá de los episodios de contagio que pueda generar una corrida bancaria y afectar a otros bancos líquidos y solventes.

Se afirma que la gestión del riesgo es clave y fundamental, pero se suelen asumir riesgos por encima del apetito riesgoso de una entidad. Se pueden tener las mejores métricas y modelos para medir el riesgo; los mejores analistas de riesgo del mercado  el mejor manual de políticas de riesgo, pero si no se respetan las políticas y el apetito al riesgo aprobado por el Directorio del Banco, es lo mismo que no tener nada. Los documentos de Gobierno Corporativo y los Códigos de Ética no deberían ser textos que cada tanto se sacan de un cajón para que los lea el regulador.

El colapso del SVB genera varios interrogantes que aún no tienen respuesta ¿Cómo se gestionó el riesgo en la entidad? ¿Cuál fue el grado de conocimiento de los accionistas sobre el perfil de riesgo del banco? El regulador, además de regular, ¿tuvo una supervisión adecuada en tiempo y forma? Preguntas que se irán contestando a medida que la situación se vaya estabilizando y la corrida bancaria se calme.

Gestionar el riesgo es una actividad desafiante. Hay que tener fortaleza para equilibrar intereses y posiciones. Si no se asumen riesgos, no hay negocios ni ganancias: si se asumen riesgos excesivos, está en peligro de quiebra el negocio y las ganancias. Fácil expresarlo, difícil gestionarlo.

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