Nueva extensión
El Gobierno Nacional anunció que extenderá las moratorias previsionales por decreto de necesidad de urgencia. Estas moratorias generan una gran confusión que lleva incluso a que, hasta profesionales especializados en temas previsionales, pasen por alto el enorme impacto social negativo que tendrán a mediano plazo.
Para entender la naturaleza y el impacto negativo de mediano plazo conviene hacer un poco de historia. El régimen previsional general tiene un defecto de raíz y es que es muy rígido en la exigencia de aportes para jubilarse. Exige 30 años de aportes, como mínimo. Si se tiene 29 años y 11 meses, chau, no hay jubilación.
La realidad es que muy poca gente logra juntar tantos aportes. Esto es porque el 40% de las mujeres en edad de trabajar no participa del mercado laboral. Luego, mujeres y varones con empleo, la mitad está en la informalidad y dentro de la otra mitad (formales) la mitad tiene intermitencia de aportes (no llega a los 30 años de aportes).
Por esta razón, allá por el año 2005, se observó que la cobertura previsional (gente con jubilación) disminuía porque eran más las bajas por muerte que las altas por nuevos jubilados. Lo que había que haber hecho es flexibilizar la exigencia de los 30 años de aportes y dejar que el monto jubilatorio sea proporcional a los años aportados. Para las amas de casa y las personas con muy pocos aportes se debería haber creado una pensión universal no contributiva. Era simple.
Pero no. Lo que se decidió hacer, en el 2005, es tomar una vieja moratoria que había del año 1993 y por decreto de necesidad y urgencia (cosa que no está permitido) permitir que la gente, a la que le falten aportes para llegar a los 30 años, la usen. Con un aditamento.
Las cuotas que resulten del plan de pago de la moratoria no sería abonada por la persona, sino que con el pago de la primera cuota accedía a la jubilación y se le descontaba las cuotas durante 5 años. En el fondo, esto es un regalo de jubilaciones que en los primeros 5 años es por un monto reducido y de allí en adelante es una jubilación mínima.
Aquí se armó la fiesta. Gestores y abogados previsionalistas vendían el servicio de “Jubílese sin aportes GRATIS” porque lo que el gestor cobraba como honorarios eran los primeros 3 meses de la jubilación. Ciertamente era gratis. Lo único que le costaba era esperar 3 meses.
Los gestores y abogados que hacían esto ganaron mucho dinero entre el 2005 y el 2015. En el 2015, se había otorgado 3,5 millones de jubilaciones con las moratorias. Eran, y son, más que las jubilaciones con aportes (que son 3,2 millones). En el 2015 el sistema previsional entró en déficit y las moratorias representaban el 3% del PPIB.
En el 2016, se crea la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) para reemplazar a la moratoria. Pero, a la vez, se extiende la moratoria. Primero hasta el 2019 y ese año hasta el 2022. Como vence este año, y la renovación es por ley, y el Congreso está en receso, se la quiere renovar con decreto de necesidad y urgencia. Entonces, hoy se tiene dos tipos de jubilación sin aportes: la PUAM y la moratoria (caso único en el mundo).
¿Por qué hay que cerrar las moratorias?
Porque está duplicando los beneficios.
El problema es que el sistema tiene la pensión por sobrevivencia. Cuando no estaban las moratorias, las mujeres vivían con la jubilación del cónyuge y, cuando éste fallecía, se quedaba con la pensión por sobrevivencia. Ahora que todas las mujeres acceden a una jubilación, sea con aportes (la minoría) o con moratoria (la mayoría), cada vez que muere un cónyuge se produce una duplicación de beneficio porque la mujer acumula su jubilación más la pensión del cónyuge fallecido.
Para tener una idea de órdenes de magnitud: hay 5,6 millones de jubilados de los cuales 1,2 millones tienen doble beneficio (jubilación y pensión). De los 1,2 millones con doble beneficio, 800.000 acumulan beneficios gracias a las moratorias. Y la duplicación sigue creciendo con el paso del tiempo, no se va a detener porque sí. La razón es que están abiertas las dos canillas: las moratorias y las pensiones por sobrevivencia.
Desde el punto de vista de los abuelos, es muy lindo. Pero desde el punto de vista de los niños, que son los que en el futuro van a tener que pagar este gasto, es devastador. Máxime cuando hoy más de la mitad de los niños son pobres y tiene malos desempeños educativos, lo que hace presagiar que serán trabajadores de baja productividad. Es difícil que puedan sostener un sistema previsional que regala jubilaciones duplicadas.
¿Qué es lo que hay que mejorar de la PUAM?
Tiene buenos elementos de diseño. Se obtiene a los 65 años, varón y mujer, equivale al 80% de la jubilación mínima (guardando la jubilación mínima para los que hacen aportes) y no genera pensión por sobrevivencia (termina con el problema de la duplicación).
Tiene dos problemas que hay que arreglar. Uno es que a la persona que la recibe se le prohíbe trabajar. Esto es un contrasentido. Todos los jubilados tienen permitido volver a trabajar sin perder la jubilación. ¿Por qué uno que recibe la PUAM no puede?
Dos, hay que permitir que la PUAM sea la mínima garantía del sistema, pero que si una persona con aportes parciales puede obtener una jubilación mayor que la PUAM, permitirle que obtenga esta mayor jubilación ya que es el premio a haber hecho aportes. ¿Qué habría que hacer para esto?
Simple. Eliminar la exigencia de los 30 años de aportes. O sea, lo que habría que haber hecho en el 2005.
Desde el punto de vista de los abuelos, es muy lindo. Pero desde el punto de vista de los niños, que son los que en el futuro van a tener que pagar este gasto, es devastador. Máxime cuando hoy más de la mitad de los niños son pobres y tiene malos desempeños educativos, lo que hace presagiar que serán trabajadores de baja productividad.
