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Hay que bajar el déficit para bajar la inflación, no subir la inflación para bajar el déficit

Bajar el déficit fiscal usando la inflación es espurio, hipócrita y regresivo. Hay que hacer un ordenamiento integral del Estado.

La inflación fue la "campeona" que bajó del déficit fiscal
La inflación fue la "campeona" que bajó del déficit fiscal
Jorge Colina Jorge Colina 22-02-2023
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El Ministerio de Economía muestra con satisfacción y orgullo el haber bajado el déficit fiscal primario al 2% del PIB y así cumplir con la meta del FMI. 

Luego, se muestra sorprendido cuando en enero la tasa de inflación mensual le arroja un 6%, superior al 5% que venía siendo en noviembre y diciembre y lejos de poder acercarse al 3% que se aspira para abril de ese año. Tanto trabajo para reducir el déficit fiscal y la inflación responde con ingratitud.

¿Qué pasó? 

Lo que pasó es que no hubo tanto trabajo para reducir el déficit fiscal. Es la inflación la que lo redujo.

La historia es así. En el 1° semestre de 2022, el déficit primario ascendió a $750.000 millones producto de que los ingresos tributarios del Estado nacional crecían a razón de 65% pero el gasto primario lo hacía a razón del 75%. Dentro de los gastos los que más crecían eran el de los planes sociales que venían creciendo a razón del 130% interanual y luego los subsidios a la energía que crecían al 100% interanual. El gasto en jubilaciones crecía a razón del 65% y la inflación anual del semestre era del 57%.

  • En la segunda mitad de 2022 sucede lo siguiente: la inflación anual pasó del 57% al 85% anual. Los ingresos tributarios del Estado nacional pasaron a crecer a razón del 90% gracias al aumento general de precios y el gasto primario se desaceleró porque de venir creciendo a razón de 75% pasó a crecer al 67%. Los gastos que más se desaceleraron son en planes sociales que pasaron de 130% a 63% interanual y subsidios a la energía que del 100% pasó a crecer sólo 35%. 

El gasto en jubilaciones se aceleró un poco, pasó de 65% a 73% interanual, esto es gracias a la regla de movilidad, pero no le ganó a la inflación (85%). 

De esta forma, la inflación fue la campeona que bajó del déficit fiscal. Aceleró el crecimiento de los ingresos tributarios y los funcionarios se pusieron a "pisar" cheques de planes sociales -generando acampes indefinidos en la 9 de Julio- y de subsidios a la energía -generando protestas en la General Paz por los cortes indefinidos de luz-. 

Con el gasto en jubilaciones es más difícil "pisar" el cheque porque está regido por la regla de movilidad pero, con la aceleración de la inflación, la inflación pica en punta y la regla de movilidad va por detrás. Por caso: en junio de 2022, la inflación como la regla de movilidad eran de 64% interanual. En diciembre de 2022, la inflación fue de 95% interanual y la regla de movilidad de 72%, o sea que, con la aceleración, los haberes previsionales se licuaron 12%.

Bajar el déficit fiscal usando la inflación es espurio, hipócrita y regresivo. 

  • Espurio porque luego viene el descontento social con la inflación y bajar la inflación implica que desaparece el déficit porque los gastos tienden a actualizarse por la inflación pasada que pasa a ser mayor que la futura o la esperada. 
  • Es hipócrita porque se le dice a la gente que "el gobierno no ajusta" cuando ajusta vía la disminución en el valor real de los ingresos. 
  • Es regresivo porque quienes más "ajustados" terminan siendo son los pobres o cerca de serlo.

Lo más preocupante es que pareciera que en la oposición implícitamente se estaría rumiando recurrir al mismo método. Esto se deduce del hecho de que en los debates sobre las políticas para el próximo gobierno no aparece con claridad y prioridad un ordenamiento integral del sector público. 

Se asume que es imposible corregir las deficiencias estructurales de organización del Estado, por lo tanto, solo queda resignarse a mantener el statu quo. Lo cual implica seguir generando espacios fiscales con inflación. Seguramente que se aspira a que sea con menos inflación, pero inflación al fin.   

Para bajar la inflación, hay que bajar el déficit fiscal con un ordenamiento integral del Estado. 

Este ordenamiento debe tener como pilares la simplificación y unificación de impuestos de los tres niveles de gobierno (nación, provincias y municipios), eliminar la coparticipación para que cada provincia y sus municipios se financien con los tributos que recauden en su territorio y eliminar superposiciones de funciones entre los tres niveles de gobierno. Esto último implica que el Estado nacional sólo se encarga de financiar y gestionar las funciones interprovinciales (estabilidad macroeconómica, relaciones exteriores y la infraestructura y regulaciones interprovinciales) y las provincias y municipios son los únicos que financian y gestionan las funciones sociales (vivienda, urbanismo, educación, salud, asistencia social, ambiente y seguridad). 

De esta forma, toda la superestructura burocrática del Estado nacional en funciones sociales (funciones que, según la Constitución Nacional, sólo corresponden a las provincias y municipios) debe ser reducida, profesionalizada y transformada en agencias de evaluación de los resultados sociales de las provincias y municipios. 

Estas agencias deben tener como función producir información sobre los resultados sociales de las provincias y municipios y así construir presión social de los ciudadanos sobre gobernadores e intendentes para que gobiernen bien. 

En esta nota

Todo sobre la inflación

Hay inflación cuando se produce un aumento general y sostenido de los precios de la economía. No son aumentos puntuales de algún servicio o bien sino de casi todos y, además, que esas subas se sostienen en el tiempo.


Si bien se trata de un proceso complejo y "multicausal", el factor principal suele ser un desequilibrio fiscal que se financia con emisión monetaria o con endeudamiento no sostenible que termina en un repudio a la moneda y/o también una devaluación. Milton Friedman, padre del monetarismo, solía decir: "La inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario".

La inflación de Argentina está, hace varios años, entre las más altas del mundo. En 2022 fue de 94,8%, y casi duplicó a la de 2021 (50,1%). Fue la tasa más alta desde 1990. Las proyecciones para 2023 no son buenas y se espera que la inflación vuelva a estar cerca de 100%.

Se dice que la inflación es un impuesto a los pobres porque son esos sectores los que tienen, por un lado, menos ahorros y, por el otro, menos capacidad de poder aumentar sus ingresos (vía paritarias, por ejemplo) ante la suba de precios. Por eso, cuando sube la inflación, los gobiernos tratan de proteger a los sectores de menores ingresos para que no caigan en la pobreza.

La inflación en Argentina es un problema complejo que tiene raíces profundas en la historia económica del país. Aquí hay algunas de las causas más comunes de la inflación en Argentina:

  1. Déficit fiscal. El gobierno argentino a menudo gasta más dinero del que recibe en forma de impuestos, lo que lleva a un déficit fiscal. Para financiar el déficit, el gobierno emite más dinero, lo que puede aumentar la inflación.

  2. Inestabilidad política y económica. La inestabilidad política y económica en Argentina a lo largo de los años ha contribuido a la incertidumbre en el mercado y ha llevado a la devaluación de la moneda nacional.

  3. Problemas en la gestión de la economía. La falta de medidas económicas coherentes y efectivas para controlar la inflación ha sido un problema persistente en Argentina.

  4. Déficit de la balanza comercial. Argentina a menudo importa más de lo que exporta, lo que puede aumentar la inflación al hacer que la moneda sea menos valiosa.

Estas son solo algunas de las causas de la inflación en Argentina. Es importante señalar que no existe una solución única o sencilla para resolver este problema complejo.

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