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Argentina, ¿camino al cripto far west?

La historia y el premio Nobel muestran la importancia de regular la actividad financiera, sea en el mundo tradicional o sea en el ecosistema cripto

Argentina, ¿camino al cripto far west?
Gonzalo Martínez Mosquera 17 octubre de 2022

Como casi todos saben, la semana pasada se otorgó el premio Nobel de Economía al expresidente de la Reserva Federal Ben Bernanke junto con los economistas Douglas Diamond e Philip Dybvig. Fue por un trabajo que hicieron hace 40 años y que remarca la importancia de la regulación bancaria para evitar crisis financieras. Como suele decir Warren Mosler, aprendimos hace rato que el lado para disciplinar a los bancos es el del activo, no el del pasivo.

¿Qué quiere decir eso en castellano? Un bitcoiner fanático de la escuela austríaca diría que el mercado debería ser el único regulador o, lo que es lo mismo, controlar por el lado del pasivo. Aquellos que “se encuentran” del lado del pasivo son los depositantes. Si ellos perdieran sus ahorros por dejarlos en una entidad que hiciera malas inversiones o préstamos, el problema debería ser de ellos, y el Gobierno no tendría por qué meterse. 

Ese razonamiento, aunque a priori parece ideal, tiene un gran inconveniente. Si los que ponen en juego sus ahorros son dos gatos locos, los que se perjudican son dos gatos locos, pero si aquellos que perdieran su plata fueran 2 millones de gatos locos, el problema es de todos. Incluso aquellos que no tienen nada que ver con el tema podrían perder sus empleos lo que obligaría al Gobierno a rescatar la economía para evitar la crisis.

Es una lección que los americanos incorporaron luego de la era del “free banking” del Siglo 19. Quien crea que los siglos 20 y 21 fueron complicados desde el punto de vista financiero (por la Gran Depresión y la crisis de Lehman), mejor que revisen sus libros de historia. La única razón por la que la percepción puede ser otra es el grado de globalización de cada momento. Los bitcoiners y los economistas de la escuela austríaca pueden añorar aquellas épocas, pero el consenso mira para otro lado.

No, el mundo cripto, que nació para evitar al gran hermano gubernamental, prefiere jugar según las normas establecidas, al menos en el gran país del norte. Fíjense sino en Tether, la stablecoin de mayor tamaño, que con un oscuro pasado en su relación con los reguladores, intenta ahora mostrar que el respaldo para sus tokens es seguro y que sus depositantes no tienen nada que temer. 

La semana pasada publicó un comunicado en el cual aseguró que ya no tiene papeles comerciales (préstamos a empresas básicamente) en su activo y que en su lugar ahora cuenta con bonos del Tesoro de corto plazo. Claro, es importante recordar que el rendimiento de esa inversión mejoró con la subida de tasas que realizó la Fed recientemente. Veremos qué ocurre si continúa el freno al aumento de precios y la autoridad monetaria da marcha atrás, volviendo a tasas cero.

De hecho, incluso con rendimientos cercanos al 1,5%, el resultado económico de USDC, el segundo criptodólar por tamaño, fue negativo en el segundo trimestre del año. Habrá que ver qué ocurre en la tercera y cuarta parte del año. 

Para tomar dimensión, podemos recordar que el ingreso por intereses de USDC fue de solo US$ 3,2 millones en el primer trimestre del año pasado mientras que en el último informe fue de más de US$ 80 millones.

¿Y por estas pampas como estamos? Cuando le pregunté a un referente del sector que trabaja en un exchange argentino me explicó que por ahora pueden hacer más o menos “lo que quieran” en lo que refiere al destino de sus inversiones. Si uno coloca sus Bitcoin o Ether en intermediarios nacionales se pueden obtener rendimientos de aproximadamente 3% anual mientras que si lo que deposita son stablecoins esa ganancia sube a 8%. Sí, 8% anual en dólares, pero, como dice el refrán, “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.

En el caso de BuenBit, que relanzó su tarjeta Mastercard hace pocos días, la aplicación permite ver sin demasiado detalle el destino de los fondos. Es un formato no muy común en una industria que, hasta ahora, no parece supertransparente. Sí, el rendimiento es muy atractivo y eso se refleja en el crecimiento que está teniendo la adopción de estos canales criptos. Por ahora son (somos) “2 gatos locos”, pero si el desarrollo de esta industria continúa con su tendencia exponencial podría convertirse en algún momento en un “too big to fail” (demasiado grande para fallar). 

Probablemente falta mucho para eso, pero con el atractivo que las criptomonedas tienen en los jóvenes y la adopción que están teniendo en exportadores de servicios por el efecto del tipo de cambio blue, no sería raro que eventualmente se convierta en una amenaza real.

Será fundamental entonces que los reguladores pongan su ojo allí para evitar excesos. Es importante también que lo hagan sin convertirse en “la máquina de impedir” en la que suelen transformarse. La experiencia de Estados Unidos podría ser una gran enseñanza y el hecho de que hasta Tether esté haciendo los deberes es una muestra de hacia dónde va el ecosistema.

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