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Análisis

Las enseñanzas de la Selección y sus límites

Su éxito no es trasladable a la actividad política que se mueve con una lógica diferente

El triunfo es un mérito del fútbol y a ese terreno debe quedar circunscripto.
El triunfo es un mérito del fútbol y a ese terreno debe quedar circunscripto.
Augusto Milano 20 diciembre de 2022

Argentina obtuvo su tercera Copa del Mundo porque se hicieron muchas cosas bien. De todas maneras, no hay que caer en la tentación de intentar trasladar este éxito a otros terrenos ni creer que es  reproducible fuera del ámbito del fútbol.

El primer acierto fue el de la AFA designar, si bien  transitoriamente primero, a Lionel Scaloni pese a que sus antecedentes se limitaban a dirigir las selecciones juveniles porque en el Mundial de Rusia ocupaba el tercer lugar en el equipo de Jorge Sampaoli, pero se  fue consolidando sobre la base de los resultados que fue obteniendo. 

En sus declaraciones siempre mantuvo la mesura enviando una buena señal a toda la sociedad porque el técnico del la Selección Nacional es una persona de alta exposición pública y es un referente social en un país tan futbolero. Además, fue un gran  un acierto el armado de su cuerpo técnico, todos profesionales serios y con destacadas carreras como futbolistas.

Otro éxito de Scaloni fue el "scouting" que realizó permanentemente en Europa que le permitió descubrir jugadores, algunos incluso, poco conocidos para los hinchas argentinos. Y estar siempre atento la evolución y al presente de los jugadores, sin preconceptos. 

Esa actitud abierta le permitió convocar  jugadores por sus recientes desempeños más allá de las trayectorias de cada uno. Eso permitió la llegada sobre el final del cierre de la lista de convocados de tres jugadores que resultaron claves para a la selección como Enzo Fernández, Julián Alvarez y Alexis Mac Allister

En el plano estrictamente del juego la selección mostró, además de planteos adaptados a las características de cada rival, altos rendimientos individuales. La experiencia indica que gana el Mundial aquella selección que en esos treinta días en los que se desarrolla el torneo encuentra a sus jugadores clave en su mejor momento. Y ese fue el caso de Messi. 

El triunfo es un mérito del fútbol y a ese terreno debe quedar circunscripto. Es un motivo  de alegría,  de festejo popular que llevó a que Argentina haya estado el lunes en la tapa de todos los diarios del mundo con referencias elogiosas. No cambia la realidad económica, pero es bueno que la noticia muestre un costado positivo del país, algo que no siempre ocurre,  aunque esté referida a una actividad deportiva concreta. 

En estos días abundarán en las reflexiones y discursos lo que la política podría copiar del fútbol. Sin embargo, no hay espacio para trasladar el ejemplo de la Selección a una actividad que se mueve con otras condiciones. Es tiempo para disfrutar de un logro internacional en un deporte que es una pasión nacional y que unifica al país detrás de una camiseta, pero sin pedirle más.                    

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