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Biden y la inmigración: la promesa que se convirtió en su talón de Aquiles

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07 abril de 2021

Por Pedro Ferrario (*)

En la primera conferencia de prensa de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, el tema central fue la inmigración. Además de tratar de escapar de la crisis económica y sanitaria, ahora el mandatario deberá surfear la ola de inmigrantes que está golpeando las puertas del país.

En su campaña política, el líder demócrata explicó que se diferenciaría de su predecesor Donald Trump y muchas de sus políticas. La migración era uno de los pilares más grandes que promovía, pero su mayor promesa se convirtió en su talón de Aquiles.

Ni bien asumió el cargo, buscó hacer realidad sus propuestas. Entre sus primeras medidas congeló la construcción del gran muro, suspendió las deportaciones durante 100 días y, lo más importante, fue abandonar la postura de denegar la entrada de los niños no acompañados: por razones humanitarias se decidió aceptarlos, procesarlos e incluirlos para que formen parte del sistema estadounidense. Pero esto último trajo grandes consecuencias.

La oposición culpó a las políticas del Ejecutivo por generar una avalancha de desplazados desde su llegada al poder. Biden se excusó diciendo que la llegada de tantos no documentados se debe a que se encuentran en una estación invernal, lo que les permite mitigar el excesivo calor del desierto. Pero la realidad es que, si vemos los números, el año pasado hubo un total de 37.000 jóvenes y, en cambio, solo en enero de este año, la cifra fue de 6.000, mientras que en febrero superó los 9.000, contabilizándose un total de 15.000 menores migrantes no acompañados en lo que va del 2021. Si se continúa a ese ritmo, EE.UU. podrá sufrir una de las peores crisis migratorias de las últimas décadas.

La masiva oleada de menores en el sur hizo sobrepasar todas las capacidades del sistema fronterizo, que no da abasto. En imágenes filtradas del centro de detención en Texas, se pudo observar una gran aglomeración de niños y jóvenes durmiendo en el piso sin ningún tipo de distanciamiento social, muchos de ellos sin acceso a comida, baño o luz solar en varios días. Una de las principales críticas durante la “era Trump” fue sobre las paupérrimas condiciones en las que se encontraban los menores, pero en la actualidad parece que se está viendo un déjà vu.

Para solucionar este problema a corto y largo plazo, el Presidente promovió una reforma migratoria, que en estos momentos está siendo tratada en el Congreso, en la que se busca otorgar la ciudadanía a los 11.000 indocumentados que se estiman viven ilegalmente en el país norteamericano. Además, el proyecto contempla eliminar del código de inmigración la palabra “extranjero” y reemplazarla por “no ciudadano” para darle un aspecto menos peyorativo. Pero Biden busca ir más allá de las soluciones temporales, buscando eliminar de raíz el problema. Para lograrlo contempla en el proyecto una ayuda de US$ 4.000 millones para mejorar la situación socioeconómica de los principales países exportadores de población (entre ellos, El Salvador, Honduras y Guatemala). El jefe de Estado cree que la creciente violencia, falta de oportunidades laborales y desastres naturales son las principales causas de exilio de los centroamericanos hacia la “tierra de las oportunidades”.

Si bien en la Cámara de Representantes los demócratas llevan la delantera, esta es la ventaja más baja en 20 años. Respecto al Senado, cada partido cuenta con 50 legisladores, por lo que el Partido Demócrata necesitaría del apoyo de 10 senadores republicanos para lograr la mayoría. Por eso, es muy difícil que dicha reforma llegue a ser aprobada. El ultimo precedente fue en 1986, durante la presidencia de Ronald Reagan, cuando 3 millones de personas obtuvieron la ciudadanía y, a partir de entonces, fueron muchos los gobiernos que intentaron y fracasaron (el último de ellos con Biden como vicepresidente).

El escritor Samuel Huntington publicó en su último libro de 2004 sobre la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica. Allí se detalla sobre como ambas culturas son totalmente incompatibles y cómo el sueño americano peligra ante el choque de estas civilizaciones. Además, advierte de que, si no se toman medidas, la población blanca, anglosajona y protestante desaparecerá ante la inmigración hispanohablante. Este imaginario sigue pisando muy fuerte hasta el día de hoy en la comunidad estadounidense (no olvidemos que Trump cuenta con el apoyo del 46% de los votantes y muchos de ellos siguen siendo fieles a él y sus ideales, a tal punto de asaltar el Capitolio si es necesario). Así que Biden no solo deberá luchar contra el poder legislativo sino también tendrá que persuadir a la población americana de que esto es lo mejor para ellos y, al mismo tiempo, deberá cumplir con sus promesas.

Si bien asumió y cumplió, dichos resultados fueron bastantes desfavorables en lo que va de su corto mandato. Ahora deberá elegir entre intentar seguir con su postura progresista o retomar la línea dura del antiguo Presidente ya que la primera pareciera no estar funcionando.

(*) Licenciado en Relaciones Internacionales

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