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¿Es el rojo el color del poder?

24 octubre de 2019

Por María Soto Politóloga y Asesora Profesional de Imagen

En el terreno de la política, la psicología del color también juega un papel muy importante, puesto que es uno de los mayores soportes visuales a nuestra disposición para trabajar la imagen dentro de la estética política y, así, enviar un mensaje. Es mucho más relevante cuando, en determinadas situaciones, la elección de los colores está claramente influida por el contexto.

En ese sentido, la elección de los colores dentro de la vestimenta de los políticos no es algo casual, especialmente porque si bien estos podrían usar colores ligeros como azul o el blanco con mucha facilidad, cuando usan complementos de vestuario con colores llamativos como el rojo, su imagen se altera sutilmente, encendiendo una llamada de alerta entre la audiencia.

El color rojo en la arena política, ¿qué significa?

La razón detrás de esto es que el rojo es un color que simboliza energía desbordante, motivación, pasión, determinación, sensualidad, y vida. En el campo de la política, se trata de un color que es capaz de transmitir fuerza y poder de decisión para seguir adelante.

No obstante, también es cierto que el uso del color rojo en política puede resultar agresivo ante los demás cuando lo empleamos de forma excesiva, ocasionando que se distorsione notablemente la imagen de un líder o de un grupo político. En determinadas ocasiones, puede hacer que los asociemos a un grupo radical o una ideología revolucionaria como en su momento lo fue la de la Unión Soviética o los conocidos “Rojos” en España durante la Guerra Civil. Es decir, usar el color rojo como único color distintivo dentro de la arena política siempre es una decisión cargada de sentido.

Ahora bien, al igual que las marcas publicitarias, los colores que componen el uniforme de los miembros del mundo político derivan de una previa planeación estratégica. Así, cuando algunos líderes mundiales usan por ejemplo, una corbata roja para dar un comunicado de vital importancia, esta ejerce la función de reforzar el mensaje, otorgándole mayor contundencia y determinación.

Un candidato o líder político que use una corbata roja querrá que los ciudadanos piensen que es audaz, decisivo, asertivo y además, poderoso e inquebrantable en su voluntad. En el panorama político mundial, tenemos por ejemplo al ex presidente Barack Obama, quien durante sus discursos generalmente portaba una corbata de color azul oscuro o celeste. Sin embargo, cuando emitió el comunicado de retirada de las tropas estadounidenses de Irak, se presentó luciendo una corbata de color rojo oscuro, que ejercía un potente efecto junto a los colores de la bandera de EE.UU., la cual estaba situada dentro del cuadro visual emitido en cadena televisiva. Yendo al plano de mujeres políticas, Hillary Clinton se vistió de rojo para enfrentar a Donald Trump en el debate presidencial del 2016, buscando transmitir una imagen fuerte y determinada que contrarrestara la débil evaluación que arrojaban sobre su liderazgo los focus group.

Dentro del panorama político argentino, el uso de complementos de color rojo en el uniforme es poco frecuente entre los candidatos y los principales líderes de la política. Por su parte, el presidente Mauricio Macri definitivamente no lo usa. En esa sintonía, candidatos como Roberto Lavagna y Alberto Fernández han optado por el color rojo en muy pocas ocasiones, apegándose mucho más a complementos y atuendos de color azul, que hasta ahora es el tono más tradicional y aceptado dentro de la arena política argentina.

Generalmente, el color azul denota confianza, tranquilidad y cercanía con los ciudadanos, pero también tiende a cansarnos visualmente, porque mantiene un estatus de estancamiento y frialdad, carente de ese dinamismo y vitalidad que es tan importante comunicar por parte de los que ostentan cargos ejecutivos. Lo esencial entonces, es tampoco excedernos en su uso. En este sentido, hace falta que se adopte el color rojo con más frecuencia pero en la dosis justa, de forma que revitalice la figura de los políticos argentinos y les otorgue una imagen llena de fortaleza, coraje y buena disposición para afrontar los cambios y la toma de decisiones. Sin duda, el color rojo no dejaría a los ciudadanos argentinos indiferentes, pues causa un impacto visual prometedor cuando el contexto lo amerita.

¿Cómo usar el color rojo?

Como mencioné anteriormente, lo más recomendable es no abusar del rojo, ya que de por sí es un color que llama la atención de forma un poco drástica y puede ponernos ansiosos y alertas. Su fuerza es tal, que incluso las corbatas rojas suelen ser las más usadas dentro de los debates presidenciales en todo el mundo.

Usado estratégicamente y en dosis adecuadas, el color rojo como complemento en el vestuario político facilita la transmisión de un mensaje que requiere de fortaleza, perseverancia, vigor, toma de decisiones, y dinamismo. Por todo eso, es recomendable añadirlo en toques puntuales como un pañuelo de bolsillo o en las rayas de una corbata.

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