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Paradoja: empresarios más preocupados por Mauricio que por Alberto Fernández

Alejandro Radonjic 14 agosto de 2019

Por Alejandro Radonjic

La breve distancia entre las elecciones generales y la asunción del mando formal busca evitar que se genere un vacío de poder si el Presidente actual ya no seguirá en funciones, es decir, si perdió su reelección o ya no podía ir por otro mandato. Un tiempo breve y pensado para que el que se va arme las valijas y el Presidente electo delinee los últimos detalles. El problema que hoy enfrenta el país es que las PASO, otrora diseñadas para elegir candidatos en los espacios y muy distanciadas de las generales para suturar diferencias internas antes de ellas y para que los ganadores hagan campaña, oficiaron como primera vuelta. Hoy, Argentina está ahí y, entonces, la distancia con la fecha de asunción se alargó: quedan 120 días hasta diciembre. Con el agravante de que, además, las posibilidades de que Alberto Fernández sea ungido Presidente el 27 de octubre son enormes.

Así, el interregno de incertidumbre se alarga y agrava más de lo recomendable. La situación es aún más compleja, como siempre ocurre en Argentina, porque todo se desarrolla en un contexto económico y financiero muy vertiginoso donde los incentivos para la cooperación están (aunque parcialmente), pero los jugadores no cooperan, por ahora. Mauricio Macri no deja de polarizar y hacer campaña (no tanto porque crea que puede ganar sino porque teme que, si tira la toalla o convoca a un diálogo, el final de su mandato puede ser muy complicado) y Alberto Fernández no tiene grandes incentivos para salir de la tribuna. Porque por un lado el gobierno le dice que todavía no ganó nada, y por otro, el mercado quiera que defina todo.

Así pinta el panorama un empresario con buen olfato político. “La gran dificultad o desafío que tiene el gobierno por delante es que, por un lado todo pareciera indicar que dar vuelta el resultado electoral va a ser muy complicado, y entonces debiera ser muy prudente y empezar ya a trabajar en modo transición. Pero, por el otro, la realidad es que, aunque con pocas chances, el Gobierno sigue en carrera, sobre todo si uno piensa en que debe defender a sus listas legislativas y cualquier señal que dé en cuanto a que ya está trabajando en la transición, le va a jugar en contra en el resultado electoral. Y a su vez, cualquier acción que tome pensando en una transición ordenada, le va a jugar en contra a nivel electoral. Va a tener que tener un gran equilibrio y prudencia para atravesar estos meses de la manera más ordenada”, se sincera ante El Economista.

Sin embargo, el “Macri electoral”, lógico desde la realpolitik, es una preocupación económica. “Entiendo que lo de los legisladores, la Ciudad y la política, pero si seguimos así vamos a estar destruyendo valor y eso lo van a pagar todos. Estamos jugando con fuego y no están dadas las condiciones. Tratemos de hacer la transición. Todos estamos azorados viendo una pelea de egos”, dice un ejecutivo de un banco local. “A Macri siempre le costó revertir sopapos, pero ahí es cuando se demuestra la estirpe de los líderes. Tiene que tratar de minimizar los daños. Tiene que hacer control de daños. Pensemos que todavía no habíamos cerrado las heridas de la devaluación previa. Debe cambiar la táctica. Fernández también tiene que darse cuenta de que los mercados no le creen y que no tenemos recursos para vivir con lo nuestro. No nos sobra nada.Tenemos que exigirles más responsabilidad a los políticos”, agrega y aún lamenta el “lunes negro”, más allá del rebotín de ayer. “Fuimos la segunda baja más importante en la Historia delos mercados. Eso va a tardar en recuperarse y, además, queda registrado y dejo una marca”, concluye, enfático.

Más duro, un empresario con operaciones en el centro del país, califica como “desastroso y vergonzoso” el discurso del Presidente del lunes. “A (Miguel Angel) Pichetto se lo notaba, como mínimo, muy incómodo”, agrega ante El Economista. De hecho, hubo algunos contrapuntos sutiles entre los integrantes del binomio.

El industrial José Urtubey (UIA) pidió ayer que Macri tenga una actitud más “transicional”. No sólo dando por perdida la batalla electoral de octubre sino, también, develando una preocupación que merodea el Círculo Rojo: nada menos, que la estrategia polarizadora del Presidente arrastre a la economía con ella, complique el tránsito hacia el 10 de diciembre y, también, el mismo día después. El exProducción Francisco Cabrera, uno de los funcionarios que más habla con los empresarios en estos días, se inscribe entre los que consideran que en el actual contexto no tiene sentido “seguir peleándola” en el terreno electoral. Pero no hay consenso en Balcarce 50.

En líneas generales, no hubo lamentos masivos en el mundo empresario por los resultados del domingo, más allá de que, en su mayoría, los hombres y mujeres de negocios hayan apoyado a Juntos por el Cambio con su voto. La lectura entre líneas es que, unos y otros, pensaban que el castigo electoral tenía justificativos, y no porque crean que un gobierno del Frente de Todos vaya a ser mejor. “Pero no me lo voy a agarrar con el votante que se quedó sin laburo o tiene hambre. La culpa es del Gobierno. Fueron ellos los que frustraron la ilusión de un país mejor”, dijo otro. Muchos empresarios se ilusionaron con Macri, a quien veían como uno de los suyos y, cuando que las cosas no ocurrieron como ellos querían (y más por impericia que catástrofes o cisnes negro), la frustración, y en algunos casos enojos, fue doble. Como una traición de clase.

“Nunca le voy a perdonar que permitió que vuelva el kirchnerismo”, se sinceró, en la misma línea, uno ante El Economista. Entre la gente de negocios esperan que se dirima rápido esa tensión que hay en el Gobierno entre los que creen que conviene seguir dando batalla pensando en octubre y los que apuestan a empezar a trabajar en una transición ordenada.

El otro tema que les preocupa es el de las tensiones que puede haber en el Frente de Todos en torno a los temas económicos porque coexisten diferentes visiones. “Pareciera que desde el domingo se ha manejado de manera bastante prudente y con mensajes razonables. De todas maneras, es muy prematuro aventurar en qué se va a traducir esto si llegara al Gobierno, y aún queda la gran duda de cómo va a ser la interacción con Cristina Fernández”, dijo uno ante El Economista. “Además, en este momento, hay muchos sectores con poca actividad porque es difícil determinar los precios en un contexto de alta volatilidad. “Son días difíciles”, sintetizó un industrial con operaciones en la Patagonia.

Son postales de un mundo empresario que, como un conocido libro de historia económica, pasaron de la ilusión (para algunos, será una de las últimas a nivel político) al desencanto agravado por el vínculo. Pero la vida y los negocios siguen. En definitiva, vuelve el peronismo y es “business as usual”.

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