El Economista - 70 años
Versión digital

dom 28 Abr

BUE 11°C
Escenario

No tiren fruta

Desde 1930 hasta 1975, los hijos vivieron mejor que sus padres. Desde 1975 a hoy, todos (excepto hijos del poder) viven peor que sus padres.

No tiren fruta
Carlos Leyba 01 septiembre de 2023

La "desinformación" deteriora la democracia. El periodismo es base de la democracia. Los medios audiovisuales pueden despertar o lavar cerebros. El periodismo debe ser pensamiento crítico: es moral. 

Programa de radio (FM 89.9), brillante politólogo argentino, docente en el exterior, diagnosticó que la "cuestión política" no es un problema: se resolvió en 1983. Concluyó: el problema secular es "la economía" Un siglo en decadencia "no es un problema político": porque aquí no se matan candidatos. 

El problema, dijo, es que en 1930 "se rompe Argentina, se rompe la economía cuando nos echan del mundo". Periodistas no repreguntan. Aportemos cifras. 

Entre 1930 y final de 1974, el PIB por habitante casi se duplicó. El PIB ph de 1974 fue 94% más alto que en 1930. En 44 años hubo 15 en que el PIB ph cayó, en promedio, -3,81%. Crecimiento lento, crisis de poca profundidad: baja velocidad, pero estable. 

El PIB ph de 1886 a 1930 -44 años- creció menos que en los 44 años siguientes. El PIB ph de 1930 fue 86% superior a 1886. Crecimiento más lento. Durante la "dominancia británica" hubo 16 caídas del PIB ph con un promedio de -13%. En 1886/1930 la velocidad fue menor que en el mismo período de 44 años posterior a 1930 y las crisis cuatro veces más intensas. 

Sin repregunta del periodista, pasó al éter una afirmación tan "conclusiva" como estadísticamente infundada y además ridícula si tenemos en cuenta los avances sociales de integración, salud y educación que confirman el Coeficiente de Gini (grado de igualdad) y las tasas de pobreza y desempleo comparadas entre 1886/1930 y 1930/1974. El catedrático "tiró fruta" sobre el momento de quiebre: todo al revés. Los datos son apabullantes. 

El naufragio del imperio dejó a nuestra nave sin motor. Pero los capitanes, conservadores, no abandonan y diseñan un "motor sustituto" que hizo posible -con enormes falencias políticas- la base material, económica y social de una democracia. 

¿Quién duda qué sin comida, salud y educación, no hay ciudadanos y por lo tanto la democracia es débil? ¿Cómo puede haber participación (fundamento de la democracia) con un pueblo mal alimentado, educado y cuidado? Y ¿cómo se puede exigir, a los que nos representan, que atiendan al cuidado de todos y no al interés de pocos, cuando los pueblos, por esas incapacidades y ese rechazo de lo colectivo, traducen el espanto en no participación en la vida pública? 

Hoy se habla de la crisis de "representación", pero no de la previa crisis de "participación", sin la cual la democracia es ajena. Los excluidos de la alimentación, salud y educación, 60% de los niños, son sólo noticia del futuro. Pero no conmueven al presente.

El nuestro es un problema económico. Pero en su base está el problema político: la gestión de lo público. 

La vida material, en este último medio siglo, estuvo y está, llena de oportunidades. Lo que falló y falla, no son las posibilidades sino la capacidad de realización, la gestión de lo público, la política. ¿Cómo se entiende, si no es así, el fracaso -en el país del ganado y las mieses (L. Lugones)- que patentiza 60% de los niños sin las proteínas (que abundan) y que requiere el desarrollo cerebral? ¿La venganza de la historia será terrible? 

Los capitanes del naufragio, repito conservadores, en 1930 pusieron en marcha el motor de reemplazo al imperio y lograron una sociedad mejor que la que recibieron. Desde 1930 hasta 1975, aquí, los hijos vivieron mejor, más oportunidades, que sus padres. Progreso.

Desde 1975 a hoy, todos (excepto hijos del poder y de concesionarios de bienes del Estado) viven peor que sus padres, si descontamos, es obvio, el progreso tecnológico, ola que baña "urbi et orbi". Decadencia.

En el final de aquel proceso (1973) "los políticos" lograron la amistad política y después de 43 años, un gobierno elegido sin proscripciones y con representación para concertar una política económica con los intereses sociales y económicos. Así aprovecharon la continuidad de un proceso exitoso que llevaba acumulados 10 años extraordinarios que empezaron con Arturo Illia. 

Luego un interregno espantoso, ocho años, previa violencia guerrillera y la amoralidad de un Estado en manos de genocidas, hayan sido 6 o 30 mil sus víctimas, y mil las del terrorismo y la guerrilla. 

Después el hastío de la sangre, el chivo emisario (R. Girard) y la pax democrática en la que vivimos. 

Pero la perturbación guerrillera, los 8 años sangrientos más los 40 de democracia, resultaron un fracaso económico. 

El PIBph desde 1975 hasta 2023 (48 años) creció 32,8 % y en ese período hubo 22 años de crisis con un promedio de -4,67 % cada año. El número de pobres se multiplicó por 20, la población se duplicó y la deuda externa se multiplicó por 100. Para igualar al crecimiento de 1930/74, 44 años, el modelo vigente de 1975 hasta hoy, necesitaría 135 años. 

Las oportunidades de 50 años se dilapidaron: los problemas económicos son consecuencia de las incapacidades políticas. Las estadísticas disienten con el audaz politólogo. 

Faltaron preguntas críticas. Sin ellas no avanza una conversación democrática y nos sometemos al sesgo de confirmación: pensamiento único, categorías primarias de explicación. 

Un ejemplo más. Programa televisivo "político" cotidiano (TN). Habitual concurrencia de economistas, muchos calificados en la academia, casi todos con el sesgo que sostienen conductor y panelistas. Confirman.

Preguntas para que los invitados se explayen. Uno de los habitués ante una pregunta, extraña para el medio, referida al "industricidio" respondió "es una barbaridad, la industria argentina nunca -en los últimos 100 años- pasó del 18% del PIB". Desinformación multiplicada y silencio periodístico. Desconoce las estadísticas registradas por O. Ferreres. Veamos. 

Entre 1935 y 1942 la industria, en promedio, representó 15,4% del PIB. Pero entre 1943 y 1975 la manufactura representó 26,3% del valor agregado. Siete años estuvieron por debajo de 18%. Pero 32 -en promedio- arriba de 26 %. 

El "experto" lo ignoraba. Y también que, desde 1976 y hasta 2018 (Ferreres), la industria representó 21,5% del PIB (no 18% del entrevistado). Pero, aquí le va razón, entre 1990 y 2018, fue 17,5% del PIB. "Menos del 18", pero sólo después de los '90: etapa superior del "industricidio" con la emergencia de "la oligarquía de los concesionarios". ¿El "experto" ignora que, desde los '90, el agro es el 6% del PIB?

¿Qué asociamos con "industricidio"? Que es la caída de la participación industrial en el PIB. Respuesta: desempleo, informalidad, pobreza y marginalidad urbanas que explotaron pari passu. El Estado se agrandó, fiesta de empleo público como desocupación encubierta, estrategia cara y reductora de la productividad; cuentas externas y públicas que no cierran y la inflación que explotó tres veces como hiper. 

Hoy parecen debatirse distintas maneras para desaparecer definitivamente la moneda; y con ella al mismo Estado. Sin moneda, el Estado, es manco. "Industricidio", mutilaciones, ¿Gobernar es romper?

El entrevistador preguntó "y eso de la sustitución de importaciones" y el ¡economista! dijo "eso de la sustitución de importaciones es una tontería". Recordemos, automotriz, acero, aluminio, metalurgia, química, línea blanca, son solo una parte de la "sustitución de importaciones": antes eso lo importábamos. Una "tontería". 

Antes el trabajo exportado para pagar era mucho más barato que el trabajo importado. Carlos Pellegrini dijo "sin industria no hay Nación". ¿Se entiende? 

El sesgo del presente es "sin industria y sin moneda". Una vocación irresistible por no ser Nación. 

¿Puede un economista ignorar que los procesos productivos son de sustitución sea de importaciones o de exportaciones? "No sustituir" es la consagración del estancamiento, es "no innovar". Ahí estamos. La consecuencia de "no sustituir" es que seguimos dependiendo de la lluvia. ¿El economista entrevistado ignora que si no se hubiera propuesto una política para "sustituir" la siembra de productos tradicionales de la agricultura por la soja, ni siquiera estaríamos aquí? ¿Ignora que sin el "Plan Soja", habríamos pasado peor los últimos 30 años y no habríamos aprovechado la emergencia de China? 

Justamente en la cuestión BRICS y la relación con Brasil, lo que importa no es la anexión al nuevo Imperio o a su representante en la región (relaciones que tienden a primarizarnos) sino a que no hay relación alguna que nos libere de la exigencia de tener un proyecto propio de "sustitución" del estancamiento.

El estancamiento es hijo de "la política" dedicada a ganar el "Poder" y no a pensar como "poder" cambiar las cosas. El marketing político es el veneno de la inteligencia programática; y en él estamos atrapados ¿Se acuerda?. "Si les decía lo que pensaba no me votaban" o "Soy aburrido". Marketing. Lo votamos y llamó a otros para que gobiernen: no tenía idea. Lo votamos y no era aburrido: no tenía idea.

El problema de la Argentina, desde 1975, es político: la ruptura de un consenso social para el desarrollo y el progreso, porque "la política" ya no piensa en cómo gobernar sino sólo en cómo ganar y en eso, justamente, no puede haber consenso. 

Nota para el politólogo: una devaluación, sin programa, hecha "porque me obligaron" y un posterior aumento arbitrario de salarios, subsidios, etc., para compensar la presión inflacionaria, acelera la inflación. Pero cuando es rechazada por gobernadores e intendentes del partido gobernante, es un clásico problema político que multiplica los económicos. Massa, político, es un problema económico.

Hay US$ 400.000 millone fuera del sistema. El que ahorra no necesariamente invierte; ahorro no implica inversión. J. Robinson: "La inversión genera ahorro". La fuga del excedente deteriora lo invertido. Industricidio de la política. 

Roguemos que los entrevistados no tiren más fruta: tirando crece la pobreza. Que periodistas cuestionen para parar la lluvia frutal. Tanta fruta en el aire, rompe parabrisas y por eso chocamos: no ven el futuro. ¿La venganza será terrible?

En esta nota

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés