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Análisis

Los gobernadores se vuelven protagonistas del juego político en una tensa relación con La Libertad Avanza

Los mandatarios provinciales adquirieron un gran poder de negociación frente a las medidas propuestas por el gobierno de Javier Milei, lo que los podría impulsar en sus aspiraciones nacionales

Los gobernadores en la Casa Rosada.
Los gobernadores en la Casa Rosada.

El proceso electoral que concluyó con la asunción de Javier Milei en la presidencia dio como resultado una distribución de poder inédita en Argentina. La aparición de La Libertad Avanza en el juego político, con su carácter disruptivo, quebró el escenario de tercios y dio lugar a una dinámica sin antecedentes.

No solo se trata de un Ejecutivo con escaso peso en el Legislativo, sino también de un presidente sin poder territorial. En las provincias, Juntos por el Cambio logró imponerse con fórmulas integradas entre los "halcones" del PRO y las "palomas" de la Unión Cívica Radical

Al mismo tiempo, el gobernador Axel Kicillof logró retener la provincia más populosa del país: Buenos Aires. Esto le permitirá al mandatario local ejercer cierta presión sobre el Ejecutivo Nacional, pero estará condicionado por la baja presencia que el peronismo tiene hoy en el mapa político. 

Buenos Aires será el único y gran bastión del sector hasta las próximas elecciones, dado que la segunda provincia con mayor peso poblacional que hoy tiene Unión por la Patria es Tucumán, el sexto distrito con mayor padrón del país.

Incluso el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, avanzó en su posicionamiento cada vez más cercano con La Libertad Avanza y en Unión por la Patria entienden que es un acuerdo con la Casa Rosada. La fractura del bloque peronista se dio cuando tres legisladores tucumanos decidieron votar a favor del dictamen del proyecto oficialista y no acompañar el rechazo que presentó su propio bloque.

De esa manera, en defensa de los intereses provinciales, el peronismo se debilita en favor de La Libertad Avanza y los bloques dialoguistas (UCR, PRO, Hacemos Coalición Federal, Innovación Federal) se fortalecen en su contra. Este nuevo reparto del poder en el territorio hace que la capacidad de negociación de los diferentes espacios sea una herramienta de vital importancia en el desarrollo del gobierno de Milei. 

Un trampolín hacia los cargos nacionales

La baja presencia justicialista en el territorio no le impediría a Kicillof utilizar la incidencia de Buenos Aires para comenzar la reconstrucción del peronismo tras la derrota electoral. 

En el sistema federal, los gobernadores están favorablemente ubicados para usar el poder local como un trampolín a cargos nacionales. En ese sentido, la contraposición de las ideas del kirchnerista con las de Milei, teniendo en cuenta que se trata de dos economistas de ideología opuesta, le permitiría a Kicillof encontrar un lugar central tanto en el justicialismo como en el tablero nacional. 

Del mismo modo, la ex coalición que formaba Juntos por el Cambio cuenta con sus propios mandatarios presidenciales. En el radicalismo, tal es el caso de Alfredo Cornejo, en Mendoza, que cuenta con más de 2.000.000 de habitantes; y de Maximiliano Pullaro, en Santa Fe, que es la tercera provincia más poblada del país. 

El santafesino encontró un rol protagónico en los reclamos que los gobernadores encabezaron respecto a la ley Ómnibus, principalmente en materia de retenciones. Pullaro expresó que sintió "dolor" por algunas de las medidas propuestas en el texto original, tomando distancia así del Gobierno y exigiendo al oficialismo que "escuchen" los reparos realizados. 

Por parte del PRO, Ignacio Torres, mandatario de Chubut, logró dar fin a dos décadas de peronismo. Esto lo convirtió en un foco de atención, dado que también fue protagonista de los reclamos que los gobernadores patagónicos hicieron en torno a los artículos de la ley Ómnibus respecto a los hidrocarburos y la pesca. 

De esa manera, los intereses provinciales y la óptica federal son el eje de discusión que toman los gobernadores dispuestos a entablar un diálogo con el Gobierno Nacional; y al mismo tiempo podría ser central en el discurso hacia la próxima campaña. Así, se estaría tomando un camino similar al que había adoptado Juan Schiaretti en último proceso electoral.

Los reclamos de los gobernadores

En medio del debate por la ley Ómnibus, la liga de gobernadores de Juntos por el Cambio plantearon con determinación sus reclamos, haciendo llegar sus voces a los representantes de sus provincias en el Legislativo, que las defendieron frente a las presiones del oficialismo. 

De esa manera, lograron que la Casa Rosada cediera en 5 puntos elementales. Tales son la exigencia de cumplir con el fallo de la Corte Suprema sobre la coparticipación de la Ciudad; que el blanqueo sea coparticipable; bloquear la eliminación del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial (FFDP) y el Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional (FFFIR); determinar el Salario Mínimo Docente; y ordenar la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad. En ese sentido, se solicitaba la supresión de ese punto, o bien, que antes de su liquidación, se resuelvan las deudas con las provincias y los juicios a jubilados.

La respuesta del Gobierno

Si bien los gobernadores tuvieron éxito en la imposición de los intereses provinciales en el debate del proyecto, la tensión con el Gobierno (que aún considera, según Milei, que "no cedió nada") no hizo más que acrecentarse. 

Así fue que el ministro de Economía, Luis Caputo, amenazó públicamente a los mandatarios: "Hoy mantuve reunión con el secretario de Hacienda y la subsecretaria de Provincias para delinear todas las partidas provinciales que se recortarán inmediatamente si alguno de los artículos económicos es rechazado", escribió el ministro en su cuenta de X.

Del mismo modo, el presidente instruyó a sus ministros a tensar la relación con los gobernadores. En reunión con su Gabinete, Milei dijo: "Ir con buenas intenciones en algunos sectores no da resultado. Los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir a todos". 

La limitación de recursos que reciben las provincias por parte de la Nación es una herramienta de desequilibrio que utiliza el oficialismo para imponerse en el juego de negociaciones en torno a la ley Ómnibus. Sin embargo, la debilidad de La Libertad Avanza en el Congreso choca con esta estrategia: el Gobierno necesita tanto de las provincias como las provincias del Gobierno. 

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