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Las privatizaciones del Estado

Desde la izquierda, Elisabeth Roudinesco dice que "el sexo biológico existe". Parafraseándola, en política la trayectoria importa. Todos tenemos derecho a cambiar el punto de vista. Pero, cuando los hilos pasan de un lado a otro sin orden, no se teje. Se hace una galleta inútil.

La mecánica circularidad nos aleja, desde hace 48 años, del potencial del futuro.
La mecánica circularidad nos aleja, desde hace 48 años, del potencial del futuro.
Carlos Leyba 20 enero de 2023

Una aproximación al debate político identifica la dominancia de dos corrientes políticas principales. 

"Políticas" porque se proponen hacer desde el Estado. 

"Principales", en encuestas suman 70% de la opinión y en las elecciones han superado ese porcentaje.  

"Corrientes" porque en su cauce arrastran pensamientos e intereses diversos que comparten una muy vaga idea de "es por ahí". 

Fuera de esas corrientes hay socialistas, que quieren eliminar al mercado; y anarcocapitalistas que quieren eliminar al Estado. Ambos rechazan "la política" porque, para imponerse, necesitan la "revolución". No la democracia. 

En las otras corrientes los que las conducen son los parlanchines mediáticos y no hay mucha línea recta en sus trayectorias políticas personales. 

¿Lo que los une no es, acaso, el odio al pasado? ¿Pero acaso gran parte de esas historias personales no vienen del mismo pasado que ahora condenan? Kirchneristas y montoneros en JxC; marxistas "gorilas" y radicales antiperonistas en FdT.

Es viejo, pero elocuente, preguntar: ¿acaso no hay muchos "gorilas" portando el emblema peronista? ¿O no son peronistas muchos de los que portan el emblema "gorila"? 

Pregunta clave: ¿dónde estabas en los '70, los '80, los '90, en los primeros 20 del Siglo XXI? ¿Y ahora? Verá, la coherencia domina.

¿Es inocuo? No. Ambas "corrientes principales" están cargadas por vertientes contradictorias. Sí, son tiempos en que la biología se reemplaza por la "autopercepción". 

Pero, ¿en política no importa de dónde venís, qué sostuviste y en qué contribuiste o no, a lo que nos agobia? 

Borrón. Ahora es según me autopercibo. 

Una apostilla: dice, desde la izquierda, la consagrada Elisabeth Roudinesco que "el sexo biológico existe. No responde a una elección" (El País, 6/1/22). Parafraseándola, en política la trayectoria importa y una sinuosa, difícilmente dé en el blanco. 

Todos tenemos derecho a cambiar el "punto de vista". Pero, cuando los hilos pasan de un lado a otro sin orden, no se teje. Se hace una "galleta" inútil. Difícil de desenredar para entender. 

Las "corrientes principales", asemejan una "galleta" que hace difícil formular un "liderazgo" y no puede haber uno auténtico, si no está fundado en una visión significante y compartida. 

La "galleta", en la que se enredan ambas coaliciones, resulta en una ausencia de visión sobre el futuro que es la única que tiene sentido histórico. 

Al futuro se lo reemplaza con agotadoras miradas al pasado que es el territorio de las culpas.

Para que visiones del futuro germinen, lo que es imprescindible para poder construirlo, hay que establecer prioridades. Luego el método. 

En el precario debate de las precarias ofertas de las precarias "coaliciones dominantes", no se habla de las prioridades. Sin ellas no tiene sentido hablar del "método". 

Pero aquello de lo que  nos ocupamos revela nuestras reales prioridades. Lamentablemente, a pesar de la pobreza y el estancamiento, el oficialismo, por ejemplo prioriza liquidar a los jueces que perturban a Cristina. Y la oposición no levanta la mira. 

Si no se "piensa la acción", la circularidad nos gobierna. Tal como a "los aborígenes australianos, (que) en el desierto seguían girando siempre en redondo capturaban un lagarto, que era toda comida y por la mañana volvían a ponerse en marcha. Si en lugar de haber girado en círculo, hubieran seguido en línea recta, habrían llegado al mar, donde los esperaba un festín de tortugas y langostas" (Umberto Eco). 

La mecánica circularidad nos aleja, desde hace 48 años, del potencial del futuro. Lo dejamos envejecer. 

Abandonar la circularidad requiere una visión capaz de generar liderazgo, el que sólo se puede definir a partir de prioridades y de método.  

Atención. En ese marco es necesario debatir y convenir primero, qué debe ser regido por el mercado y qué por el Estado. En esa línea (mercado/Estado) hay "n" estaciones intermedias. Debatir dentro del capitalismo. 

Determinar cuánto y qué "Estado o Mercado", es una cuestión ética. Por eso es primera. La técnica, imprescindible, es después. 

M. Rocard y P. Ricoeur, en "Esprit" (Justicia y mercado), iluminaron qué, dónde y cuánto Estado y mercado, para enriquecer la democracia. 

Los candidatos deberían visitar la filosofía, flojos de ética, hacen las campañas a puro marketing sin sentido. Vuelo bajo.

Mientras tanto, de hecho, estamos "privatizando al Estado". 

No aludo a las privatizaciones del peronismo menemista que "trató de cumplir" con la Dictadura Genocida "desestatizar, desregular, desinflacionar". Pero "el tiro del final" le salió mal, sólo quedó la apropiación -regalada- de empresas y servicios públicos, en manos de los "nuevos ricos", vulgares, la oligarquía de los concesionarios. 

De las regulaciones, quedaron las peores y la inflación, quedo enterita. 

Me quiero referir a la "privatización" de tareas que - en cualquier ideología - son responsabilidad pública. 

Por ejemplo el absurdo de construir (y financiar) viviendas populares "privatizando" en manos de personajes como Milagros Sala, condenada penalmente, o de la líder de Madres de Plaza de Mayo, que arrastró causas hasta su muerte. Casas o universidades privadas construidas con dinero público. 

"Privatizamos planes" de ayuda social en manos de organizaciones privadas lideradas por personas de propio imperio.

O el grosero negocio del Registro Automotor que, "por mil casualidades", cayó en manos "amigas" ¡en tiempo de informática!

Las funciones del Estado están sujetas a normas controlables. En manos privadas, los recursos se desgranan y los controles también. 

¡Cayeron 150.000 planes! Hubo más que sospechas de distracción de fondos y beneficios injustificables.

La "privatización" de lo que el Estado debe hacer contribuye a aumentar la "caja negra" que todo lo obscurece. Pero se acude a la "privatización" para "mejorar la eficiencia". Argumento de "estatistas" y práctica de Macri. 

No hubo "eficiencia". Ambas "corrientes" han contribuido a la "privatización del Estado" que ha redundado en una complicación en la política social de emergencia que la decadencia económica demanda.

En estos días ha sido noticia una cuestión crematística y ajena a la solidaridad. "Privatizar el Estado" para un insólito negocio. Veamos. 

Mientras argentinos ejemplares, como Enrique Piñeiro que pone su avión, dinero y cuerpo para traer a la Argentina a ucranianos que huyen de la locura criminal de Putin, nos enteramos que miles de rusos prósperos, vienen a parir aquí. Muchas gratis en hospitales y algunas en clínicas privadas. Lo hacen para obtener pasaporte argentino para sus hijos. Y de paso tramitar para ellos el pasaporte "azul" para viajar sin las restricciones del ruso. ¿Abusan de nuestra hospitalidad y ridícula mano larga? 

¿Piensan quedarse aquí? ¿Piensan "habitar"? 

Nuestras leyes migratorias responden al preámbulo "para quien quiera habitar suelo argentino".  

"Habitar" es dar vida a un lugar geográfico. Es hacer "hogar" de él. Brindar ciudadanía, que el pasaporte atestigua. Debe ser la consecuencia de "habitar" y hacer hogar. El "jus solis" es consecuencia de la decisión de poblar. 

Pero ésta práctica del "bebé pasaporte" es un "emprendimiento" de agentes de viaje, traductores, gestores, que "reinventaron" el negocio del "turismo sanitario en ómnibus" que realizan nuestros vecinos latinoamericanos. En este último caso está el consuelo de la  solidaridad y hospitalidad con aquellos que parecen estar peor. Aunque también ofenden los  "gestores" que "privatizan" al Estado y ganan dinero utilizando la gratuidad del hospital. 

Volvamos. En todos los países hay mafiosos, narcos, y demás. No recién nacidos. ¿Pero sabemos si lo son sus padres rusos? 

Este es un caso de "privatización del Estado" por automatismo de la prestación. Pero no es una política migratoria de bien común. 

"Comerciantes" construyeron un "emprendimiento" en el que el Estado otorga "un bien preciado" que ellos sí cobran. Un hijo nacido aquí y luego Pasaporte para padres y abuelos. 

Rusia invadió Ucrania y el pasaporte ruso perdió habilidad. 

¿Esta "privatización del Estado" protege a rusos ricos que viajan por el mundo? ¿No a los perseguidos por Putin? ¿Un escándalo?

El "habitar" es condición necesaria para el Pasaporte argentino. Ellos ¿se comprometen a habitar? 

Estamos dejando el otorgamiento de nacionalidad a una operación comercial (viajar, ingresar a una clínica, tener un hijo, anotarlo y partir). Ominosa "privatización del Estado".

Un caso más que grafica la necesidad de debatir qué debe resolverse en el Estado y qué en el Mercado. No es una cuestión técnica, es ética. Hoy el Estado está despachando Pasaportes vía mercado. Hay más. 

Lo nuevo (¿lo último?), camioneros y piqueteros, travestidos en "inspectores" de "precios justos". ¿Ahora privatizar los controles? 

¿Y el Estado dónde está? 

Hay más. Los "pato vica" cuidan la seguridad interior. Pero no la calle. Es lógico que estén privados de seguir hasta la calle. Pero el delito escapa. 

¿Y entonces? ¿Para qué, dónde y cómo está el Estado?

Son muestras de por qué es necesario el debate de qué Mercado y qué Estado queremos. Y aclarar el que tenemos. 

Estamos privatizando funciones del Estado por las vías de hecho, política social, registro automotor, pasaporte, parte de la seguridad, control de la ejecución de las decisiones públicas, ahora la política de precios. 

Hace tiempo (irreversible) privatizamos concesiones (empresas, servicios públicos) y, básicamente, por ausencia del Estado en el control y supervisión, a la que está obligado, hemos empoderado una clase de nuevos ricos, vulgares, que han formado la poderosa oligarquía de los concesionarios. 

Por todo esto que nos pasa, por estas "colonizaciones" y ausencias del Estado, es imprescindible debatir sobre qué, cómo, cuánto Estado y mercado tenemos y queremos. 

Clarificar esta cuestión estructural y ética, debe ser previa a la definición de las prioridades y el método para realizarlas. 

En política el orden de las cuestiones modifica el resultado. La campaña es el tiempo para exigirlo. 

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