Claves
La gran competitividad de mercado, donde la globalización es un activo valioso tácito, lleva a que las organizaciones estén obligadas a dar un paso certero en lo que respecta a la digitalización.
Derribemos mitos desde el principio: la modernización e innovación no solo implican adoptar nuevas tecnologías, sino que proponen un cambio cultural que debe ser liderado con conocimiento y claridad.
El miedo al cambio es un factor crucial que debemos abordar para llevar a cabo la evolución digital de manera efectiva.
Los beneficios de abrazar esta nueva forma de pensar y gestionar a las empresas no solo promueven la eficiencia operativa y el ahorro de costos, sino que también impulsan la productividad en diversos niveles organizativos. Desde una perspectiva analítica, se destaca la importancia de herramientas como la firma digital y otras tecnologías emergentes en la optimización de procesos y la promoción de prácticas sostenibles. La adaptación a estos cambios se convierte no solo en una elección, sino en una necesidad imperativa para mantener la competitividad.
La clave está en trabajar, de manera unificada, sobre una tríada esencial y fundacional: personas, procesos y tecnología. La concientización y la capacitación son imprescindibles para cambiar el pensamiento y lograr una evolución armónica. La evolución digital es un proceso conjunto que afecta a toda la organización, y es fundamental avanzar de manera clara y gradual.
Entonces, más allá de que la tecnología es un componente estructuralmente fundamental, no es el único, y debe apoyarse en los otros dos, porque en este caso el orden de los factores sí afecta el producto: se debe llevar a cabo un proceso de varias instancias en el que, además de pensar en las tecnologías actuales y potenciales, se debe ubicar a las personas en el centro de la escena. Porque deben ser ellos los verdaderos agentes de cambio y, si no son incluidos, será imposible que la organización realmente escale.
Para eso, es relevante comprender las etapas que componen a este proceso:
- En primera instancia, un diagnóstico integral: se debe comprender la situación actual, identificar brechas, evaluar las capacidades tecnológicas y sentar las bases para que la organización pueda afrontar el próximo paso.
- En segundo lugar, el cambio cultural requiere de un liderazgo informativo. Claridad y conocimiento desmitifican lo desconocido, para facilitar una transición efectiva.
- En tercer lugar, la integración tecnológica. Adoptar tecnologías sólidas y sostenibles, para optimizar procesos y, hoy más que nunca, fomentar prácticas sostenibles. Es importante no adoptar las últimas tendencias techies solo por ser las más recientes, sino invertir en lo que la empresa realmente requiere, en función de sus objetivos estratégicos actuales y futuros.
- Además, se requiere unificar la triada personas, procesos y tecnología para superar desafíos. La concientización y la capacitación continua son fundamentales.
- Por último, y no menos importante, una evolución gradual y clara. La evolución digital es un proceso gradual, que debe darse de forma consciente y planificada. Avanzar paso a paso es esencial para un cambio efectivo, por lo que se debe pensar en los efectos que tendrá cada instancia, y prever los resultados.
Por supuesto que muchas veces las organizaciones no pueden emprender solas este tipo de cambios tan estructurales, por lo que necesitan encontrar partner estratégicos que se enfoquen en la arquitectura tecnológica, para alinear la visión IT con la estrategia del negocio.
En definitiva, se trata de un camino en el que deben encontrar sus puntos de dolor, como también las bases para crear un desarrollo sostenible; siempre con las personas y los procesos en el centro de la escena.
