Con el pasar del tiempo, Rusia confirma por qué es una potencia: pese al número récord de sanciones occidentales que ha recibido, su economía no solo continúa resistiendo, sino que cerrará el 2023 al alza.
Se estima que crecerá 1,5% este año, según la previsión del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. La noticia no sorprende si se tiene en cuenta que, el año pasado, cuando se aplicó la mayoría de las sanciones, el PIB ruso apenas cayó 2,1%. Por su parte, el PIB ucraniano se desplomó casi un 30% en 2022.
Según los expertos, los ingresos de Rusia se han visto impulsados por la subida de los precios del petróleo y las nuevas oportunidades de exportación a China, India y los estados de Asia Central, aunque esto no sería suficiente para evitar un enfriamiento de la economía en 2024.
En paralelo a este informe, el Ministerio de Desarrollo Económico ruso publicó sus propias cifras y dijo que el PIB subió un 2,5% entre enero y agosto de este año, en comparación con el mismo periodo de 2022.
Las cifras son una muy mala noticia para Ucrania y todos sus aliados occidentales, que están viendo cómo la contraofensiva de Kiev ha avanzado poco y nada, pese a que ya ha recibido ayuda por más de US$ 120.000 millones.
E incluso, la situación podría ponerse más complicada para el país liderado por Volodímir Zelenski: gracias a la buena performance de la economía en general, Rusia implementará una suba de 70% en su presupuesto de Defensa para afrontar lo que califica de "guerra híbrida" en Ucrania.
El Kremlin anunció un incremento del presupuesto de Defensa para 2024 del 68%, hasta alcanzar los 10,8 billones de rublos (US$ 112.000 millones).
Así, la Defensa supondrá alrededor del 30% del gasto federal total en 2024 y el 6% del producto bruto, algo que nunca ocurrió en la historia de la Rusia postsoviética.