El Economista - 73 años
Versión digital

mar 17 Sep

BUE 21°C
Región

Nico Maduro, la perfecta Cajita Feliz de la derecha

Puede discutirse quiénes son los buenos en Venezuela, pero está clarísimo quienes son los malos.

Nicolás Maduro
Nicolás Maduro .
Oscar Muiño 31 julio de 2024

Un gobierno que pierde población, riqueza, y promueve fraude vulgar. Cuando civiles desarmados enfrentan la represión, nadie duda donde palpita el alma de los pueblos. Nicolás Maduro simboliza el rival ideal para cualquier desafiante. Enfrentarlo ofrece nada que perder y todo por ganar. Nada mejor que pararse frente a él. Inversamente, apoyarlo conlleva el descrédito.

El mamarracho final llegó el domingo, cuando anunció una victoria por el 51,2% ¡sin dar a conocer un solo escrutinio de mesa alguna! El grotesco nunca se detuvo. Se acusó a la oposición de interferir en los datos desde servidores de Macedonia del Norte, adonde habían llegado -acusaron - las instrucciones de María Corina Machado, jefa opositora cuya candidatura fue proscripta. 

Maduro encabeza un régimen basado en las armas, cuyas formas evocan las dictaduras pronorteamericanas de los 1970s. Igual que aquellas exhibe un asombroso cinismo, una inexplicable pérdida del sentido de realidad. Acusar de fraude a la oposición revela la pobreza de su arsenal intelectual. Hablar de "fascismo" es torpe: las prácticas fascistas las ejercen los colectivos parapoliciales.  Y denunciar golpe de Estado cuando el gobierno monopoliza la fuerza... en fin.

Antes era distinto

Al comienzo, en 1999, Hugo Chávez ganó elecciones limpias contra la totalidad de los partidos tradicionales y renovó la confianza popular en comicios indiscutibles. 

Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, en su excelente Cómo mueren las democracias, coinciden que "cuando Chávez puso en marcha  la revolución que había prometido, lo hizo democráticamente".

Hugo Chávez
Hugo Chávez

En abril de 2002 Chávez fue víctima de un golpe de Estado. Los mandos exigieron su renuncia, lo detuvieron y asumió el gobierno el empresario Pedro Carmona. Disolvió la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, echó gobernadores, alcaldes y concejales. Los chavistas contragolpearon y recobraron el poder. La convivencia se había roto. "Chávez dio sus primeros pasos hacia el autoritarismo en 2003" (Levitskt y Ziblatt).

El chavismo se endureció. Cuando comenzó la decadencia, afianzó su autoritarismo. Empezó a prohibir candidaturas opositoras y manipular comicios. Luego de victorias y derrotas, gran parte de la oposición se desanimó. Muchos de sus dirigentes acompañaron a los millones que emigraron. Desaparecido Chávez prematuramente, el limitado Maduro fue tomando una deriva cada vez más autoritaria, como ocurre cuando los gobiernos desean mantenerse contra la opinión popular.

Lo sufre el pueblo de Venezuela, pero rebota contra los amigos de Maduro. El régimen está tan desacreditado que contagia. Avanza la demonización de la Revolución Cubana, intentada sin éxito por Estados Unidos durante medio siglo. Y pega hasta en Buenos Aires.

Caracas, capital de Venezuela
Caracas, capital de Venezuela

Un invento exitoso

Chávez ofrecía financiamiento y petróleo a su amigo Néstor. Cierta minoría vislumbró la veta e inventó un peligro: la Argentina iba a convertirse en la Venezuela de Maduro. Fue eficaz. Ese hallazgo propagandístico del conservatismo y la derecha argentina penetró de sospechas al electorado. 

El kirchnerismo, con incomprensible decisión, alentó la calumnia al enredarse en la defensa del indefendible Maduro. Franjas que habían votado en diversos comicios a CFK se alejaron para siempre. El kirchnerismo parece seguir ignorando cuántos ciudadanos perdió por el temor de imaginar una Argentina a la Maduro.  Antes que los argentinos se hartaran de los K, muchos se alejaron por el miedo a Argenzuela. Si esa es la izquierda, bienvenida la derecha...

Cristina Kirchner condecoró a Nicolás Maduro con la Orden del Libertador San Martín.
Cristina Kirchner condecoró a Nicolás Maduro con la Orden del Libertador San Martín.

Era una trampita brillante en lo comunicacional, rendidora en lo político y completamente falsa.

Argentina nunca podría imitar a Venezuela. 

  1. Primero, porque los peronistas cuando pierden, se van, como ocurrió en 1999, en 2015 y en 2023. 
  2. Segundo, porque la base de la dictadura venezolana es el control sobre el Ejército, una posibilidad que el kirchnerismo jamás tuvo y difícilmente alguien logre en el futuro. Los militares argentinos no olvidan las consecuencias de su intervención.

¿Como sigue?

La desesperación popular es tan grande, que Venezuela plebiscitó un viejito de mirada ausente, ante el cual Joe Biden parece un atleta olímpico. Imposible de votar según todos los manuales. Seguramente por eso lo permitió la censura chavista. El apoyo a este señor indica el anhelo de terminar con el régimen sin importar quién venga y al costo que sea.

Dicho lo cual se plantean los problemas de la Política con mayúscula. ¿Cómo ofrecer al régimen una salida posible? Posible, no necesariamente ideal ni deseable. En manos chavistas está la estructura estatal completa: Fuerzas Armadas, de seguridad, tribunales, etcétera. La gobernabilidad estaría fuertemente complicada, aún si la oposición tomara el poder.

Guerra civil o acuerdo

La jugada a todo o nada sólo favorece a los ultras. El extraordinario Juicio a las Juntas militares argentinas fue posible por el coraje de Raúl Alfonsín, pero también por el fracaso de la dictadura en la economía y en la guerra de Malvinas. Eso hizo posible el juzgamiento. No pudo hacerlo Wilson Ferreyra Aldunate, el combativo líder del Partido Blanco, cuya candidatura los militares uruguayos vetaron y obligaron a los políticos a aceptar una amnistía. Más resilente aún fue Augusto Pinochet, que forzó a la oposición a no perseguir sus crímenes y también aceptar enclaves pinochetistas dentro del Estado democrático.

En Venezuela, la esclerosis puede durar, pero el régimen está liquidado. Se suponía que un sector del oficialismo lo advertía y habría considerado la posibilidad de entregar el poder a cambio de una amplísima ley de amnistía y el mantenimiento de resortes estatales. Una negociación luego del comicio, como había ocurrido en Nicaragua cuando Violeta Chamorro venció a los sandinistas.

Los rumores más recientes insisten que el sector más vulnerable -Diosdado Cabello y otros sospechados de participar de esquemas considerados delictivos por fuera de la política- habría bloqueado todo acuerdo. De tal modo, condena a los acuerdistas a un final dramático. 

Porque la negociación sólo es posible cuando un régimen conserva capacidades de fuerza. Si se mantiene esta postura, Venezuela verá alejar toda posibilidad de acuerdo. Y el final será muy poco previsible.

Estados Unidos ha oscilado entre la intervención y el desinterés. La permanencia del chavismo es cara grotesca del anti-imperialismo. Si esos son los anti-yanquis, me quedo con los gringos...

El apoyo de Rusia y China a Maduro se basa en conveniencia geoestratégica. Ninguno de ellos lo defenderá con las armas si llega la ocasión. Tampoco Irán.

Desde el Brasil, Lula intenta mantener la confianza de las partes, única posibilidad de mediación. Al parecer, protagoniza el último intento por lograr una salida a una situación que deja un foco de inestabilidad capaz de complicar al continente entero. Habrá que ver hasta donde lleva la paciencia del principal actor de la región...

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés