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Merke: "El Gobierno de Milei tiene una comprensión muy limitada acerca de cómo funciona el mundo"

El Economista dialogó en exclusiva con Federico Merke, Doctor en Ciencias Sociales y Director de la Maestría en Política y Economía Internacionales de la Universidad de San Andrés, sobre la actual política exterior de Javier Milei.

Merke: "El Gobierno de Milei tiene una comprensión muy limitada acerca de cómo funciona el mundo"
Damián Cichero 25 enero de 2024

Históricamente, en Argentina, con los cambios de gobierno, la política exterior pega giros de 180 grados. Por ello, aunque el presidente Javier Milei suavizó su discurso desde que llegó al poder, no sorprende que, tras su asunción, el país tome otro rumbo en la materia.

Así, por ejemplo, no solo se rechazó el ingreso a los BRICS, gestionado por el Gobierno de Alberto Fernández, sino que se anunció la intención de ingresar a la OCDE.

También se está buscando mejorar los vínculos con actores como EE.UU. o la Unión Europea, además de impulsar acuerdos de libre comercio como el que el Mercosur negocia con Bruselas. 

Sin embargo, lo llamativo es que, pese a las advertencias, Milei parece jugar con fuego en algunas cuestiones como son los vínculos con Brasil y China, los dos principales socios comerciales de Argentina, o la cuestión del cambio climático.

Intentando descifrar cuál es el objetivo de la política exterior de Milei, y también para analizar qué tan acertadas han sido algunas de sus decisiones, El Economista dialogó en exclusiva con Federico Merke, Doctor en Ciencias Sociales y Director de la Maestría en Política y Economía Internacionales de la Universidad de San Andrés.

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Federico Merke

¿Cómo calificaría la política exterior del gobierno hasta el momento?

Creo que aún es temprano para tener un cuadro completo de la orientación internacional del Gobierno de Milei, pero ya tenemos algunos hechos concretos: no ingresar al grupo BRICS, querer ingresar a la OCDE y querer firmar el acuerdo Mercosur-UE. 

A esto se suma un instinto anti-multilateral; otro anti-China, otro pro-Norte y un desinterés general por la relación con nuestros vecinos. Y si a esto la agregamos la presentación de Milei en Davos, creo que estamos ante una mirada bastante simplista y dicotómica del orden global: Están los buenos gobiernos liberales de un lado y los malos gobiernos colectivistas. 

El problema no es que Milei crea en el libertarismo; el problema es que ese mundo no existe. Siri, el asistente virtual del iPhone, por ejemplo, se financió con fondos del Departamento de Defensa de EE.UU. y no salió de un garaje. Milei tiene a Elon Musk como un referente del tipo de capitalismo que desea, pero Musk ha recibido miles de millones de dólares del Estado de New York, del Departamento de Defensa y la NASA, entre otras agencias.

Hoy el Tesla es más barato en parte por los subsidios del Gobierno de EE.UU. a través del Acta de Reducción de la Inflación (IRA, en inglés). Milei hizo de la desregulación de todo su horizonte de acción. Es lógico que mire al multilateralismo como un intento perverso de regulación, por ejemplo, en cuestiones comerciales, ambientales, o de género. 

Pero el orden internacional y las grandes potencias, incluyendo EE.UU., la Unión Europea, China o Japón, están discutiendo precisamente cuáles son las reglas para lidiar con la competencia geopolítica, con el cambio climático y con la revolución digital. 

En este sentido, por ejemplo, querer firmar un acuerdo comercial con Bruselas y despreciar la regulación es una contradicción. Querer ingresar a la OCDE y cuestionar las bases científicas del cambio climático es otra contradicción. Al menos hasta acá, creo que el Gobierno de Milei tiene una comprensión muy limitada acerca de cómo funciona el mundo, lo cual responde a una mezcla de desinformación, desinterés y dogmatismo.

Javier Milei en el Foro de Davos.
Javier Milei en el Foro de Davos.

Pese a la importancia de China para nuestro país, el Gobierno no deja de dar mensajes confusos como el acercamiento a Taiwán. En la actual disputa entre EE.UU. y China, ¿Argentina realmente debe elegir un bando? 

No creo que la Argentina deba elegir un bando. Y no creo que alguien esté esperando que hagamos eso en términos realistas. No podemos pensar en bandos porque en el mundo de hoy no los hay.

Lo que hay son redes conectadas por asuntos. Sino, ¿Cómo explicar los buenos términos de la relación entre EE.UU. y Arabia Saudita? 

En algunos asuntos seguro estamos más cerca del norte global en general, pero en otros estamos más cerca del sur global. El problema es que para este Gobierno todo lo que es o viene del Sur huele a socialismo o colectivismo. 

La relación con China es muy seria como para dejarla en manos de dogmáticos. Y la inversión de China en América Latina está cambiando, de grandes proyectos de infraestructura a proyectos tecnológicos, verdes y de comunicaciones: todas áreas en donde la Argentina tiene potencial y necesita inversión fresca. 

En el caso de los BRICS, ¿Argentina dejó pasar una gran oportunidad?

El grupo BRICS no es un actor con una sola voz, ni un grupo de convergencia. Tampoco supone un acuerdo comercial ni un club de estándares. Lo interesante del grupo para un país en una situación crítica como Argentina es que nos ayudaba a ampliar nuestra red de socios en temas específicos y a buscar nuevos mercados y nuevas fuentes de inversión externa, además de que nos daba acceso al proceso de políticas públicas de sus miembros porque el BRICS supone decenas de reuniones entre funcionarios que sirven para conocer de cerca cómo distintos países encaran desafíos similares.

En un país que tiende al parroquialismo, el ingreso al BRICS nos compraba minutos de atención internacional con otros líderes y nos obligaba a pensar de manera más sistemática en la agenda internacional. Creo que perdimos una oportunidad.

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BRICS

Pese a los argumentos científicos, Milei le resta importancia al a cuestión del Cambio Climático. ¿Qué opina al respecto? ¿Esto podría afectar los vínculos con actores como EE.UU. o la UE? 

La ciencia del cambio climático es una ciencia que ha avanzado muchísimo en establecer cuáles son las bases del cambio. Son más de 10.000 los trabajos publicados en revistas científicas que han documentado el cambio del clima, no son "mediciones saturadas" como dice Milei como si 4 personas fueran las responsables de medir los cambios en el ambiente. 

Desconoce por completo el modo en que los científicos del clima arriban a conclusiones. Creo que esta posición obedece más a cuestiones dogmáticas porque el cambio climático es un mal público por excelencia y es una externalidad negativa del mercado, algo que Milei se niega a aceptar porque hacerlo supondría regular, y regular es traicionar su filosofía libertaria. 

Si la Argentina se aparta de sus compromisos climáticos y las leyes presentadas en el Congreso sobre bosques, glaciares, incendios y pesca se aprueban, vamos a entrar a una zona muy complicada a nivel internacional, en particular frente a la UE. 

No me sorprende que Milei cuestione las bases científicas del clima. Me sorprende que ni siquiera vea cuál es el negocio que se puede hacer con la energía renovable en el país o cómo la economía verde puede generar empleo y atraer inversiones. 

La Argentina emite poco, menos que Volkswagen por ejemplo, pero podría ser un referente de las renovables y de la transición si utilizara todo su potencial eólico, solar, nuclear y de minerales críticos para el cambio hacia un sistema más limpio. 

Recientemente, Milei volvió a criticar al Mercosur. Pero, aunque confirmó que Argentina no lo abandonará, dijo que sí impulsará su actualización. ¿Esta es una estrategia acertada?

El Mercosur, como está, funciona en un equilibrio muy bajo, en donde priman los intereses proteccionistas de industrias en la Argentina y Brasil. Creo que existe un consenso generalizado en que es necesario actualizarlo.

Lo que no veo es cómo piensan hacer esto sin tejer vínculos diplomáticos con los socios, en particular con Brasil. Y acá no veo mucha sintonía. Lula y Milei viven en mundos distintos y tienen también distintos incentivos. A esto se suma la política doméstica: ninguno tiene mucho interés en acercarse al otro a riesgo de irritar a sus seguidores.

Milei también busca impulsar el acuerdo Mercosur-UE, algo que no se observó con tanta determinación durante el gobierno de Fernández. ¿Cree que el acuerdo se ratificará? 

Durante muchos años, el ángulo para examinar este acuerdo fue el comercial. Hoy se agregan dos más, el geopolítico y el de la transición energética. Esto hizo un poco más atractiva el acuerdo en Bruselas. 

La UE ve dos incentivos centrales en firmar el acuerdo con el Mercosur: el llamado "de-risking" con China y el acceso a minerales críticos que la región le puede ofrecer para la transición energética. 

Está, además, el temor de que el Mercosur caiga definitivamente en la órbita de China en el marco de la competencia geopolítica. Pero los obstáculos no terminan de ceder. Hay restricciones en la Argentina y en Brasil en el sector industrial. 

En Francia, los granjeros y los ambientalistas lideran la oposición y el temor de Emmanuel Macron es que el acuerdo avive el viento inflando las llamas de la derecha más dura. 

Más allá, están los incentivos comerciales: el Mercosur absorbe apenas el 2% de las exportaciones de la UE, es un margen pequeño para pensar que hay mucho para ganar. Más allá, ni a la Argentina de Alberto Fernández ni al Brasil de Lula les pareció bien las amenazas de represalias en caso de no cumplir con los compromisos ambientales. 

Entiendo que habrá una reunión de alto nivel a fines de enero. Milei afirmó que estaba en su interés firmar el acuerdo. Esto podría generar nuevamente entusiasmo en Uruguay o en Paraguay, pero tengo mis dudas de que prospere. Hay muchos obstáculos de un lado y del otro. 

La canciller, Diana Mondino y el presidente, Javier Milei.
La canciller, Diana Mondino y el presidente, Javier Milei.

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