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Elecciones en Brasil

Lula da Silva versus Jair Bolsonaro: capítulo final

El líder del PT y el actual mandatario se enfrentarán en un histórico balotaje para definir quién será el nuevo presidente de Brasil. Las encuestas proyectan que sería Lula, aunque, tras sus malas predicciones para la primera vuelta, la disputa está más abierta que nunca.

En la primera vuelta, Lula da Silva se convirtió en el candidato más votado en la historia de Brasil
En la primera vuelta, Lula da Silva se convirtió en el candidato más votado en la historia de Brasil
Damián Cichero 28 octubre de 2022

Tras varios meses de espera, incluida una histórica primera vuelta, llegó el momento de la verdad para Jair Bolsonaro y Lula da Silva: más de 156 millones de brasileños estarán habilitados para decidir en un balotaje quién de los dos será el nuevo presidente del gigante sudamericano. 

El actual mandatario y el líder del Partido de los Trabajadores llegan al balotaje de este 30 de octubre luego de una reñida primera vuelta en la que Lula se impuso con el 48% de los votos contra el 43% de Bolsonaro.

Uno de los datos a tener en cuenta es que, en unas elecciones totalmente polarizadas, Lula obtuvo el récord histórico de votos en una primera vuelta al superar los 57 millones. Sin embargo, como no alcanzó el 50,01%, no pudo convertirse en presidente y deberá recurrir al balotaje.

Por su parte, Bolsonaro, quien también realizó una excelente performance, no solo tuvo un mejor desempeño que en 2018, sino que se convirtió en la segunda persona más votada en una primera vuelta

Más allá de esto, no todo fue positivo para él: es la primera vez desde que volvió la democracia en el país vecino que un candidato opositor vence a un presidente en ejercicio que va en busca de la reelección, algo que no ocurrió en 1998 con Fernando Henrique Cardoso, con Lula en 2006 y con Dilma Rousseff en 2014. 

Las encuestas

De cara al próximo domingo, es Lula quien, nuevamente, parece partir con ventaja, ya que todas las encuestas lo dan como ganador: según los últimos sondeos de PoderData y Quaest, el líder del PT tendría una intención de voto del 53%, contra el 47% del actual mandatario.

Aunque en un momento Bolsonaro llegó a ponerse a tan solo 3 puntos de Lula, este último estiró su ventaja luego de que Roberto Jefferson, aliado del actual mandatario, le disparara a la policía mientras se resistía a un arresto.

Por su parte, la consultora IPEC, que es una de las más escuchadas en Brasil, proyecta que, sin contar votos en blanco o nulos, Lula tiene una intención de voto del 50% contra el 43% del jefe de Estado.

En este sentido, Bolsonaro tendría la difícil tarea de convertirse en la primera persona desde 1985 que sale segundo en la primera vuelta y logra revertir la tendencia en el balotaje. 

Sin embargo, algo a tener en cuenta es que, aunque la mayoría de las encuestadoras acertaron con el porcentaje que sacó Lula en la primera vuelta, las proyecciones deben tomarse con cautela, ya que ninguna estuvo ni cerca de predecir que Bolsonaro alcanzaría el 43%.

En aquella ocasión, las más optimistas le daban a Lula una ventaja de 14 puntos porcentuales, mientras que las más pesimistas decían que la diferencia entre ambos era del 8%.

En parte, la explicación para este yerro encuentra su explicación en el "voto vergüenza": hay mucha gente en Brasil conforme con la actualidad económica y social de país, pero, teniendo en cuenta que Bolsonaro está asociado con la extrema derecha, muchos prefieren no revelar que lo apoyan. 

De todas formas, más allá de quién se imponga, ninguno tendrá las cosas fáciles en 2023 debido a que el Congreso está altamente dividido. Allí la derecha brasileña quedó mejor parada gracias a que el "centrão", el bloque al que pertenece el Partido Liberal de Bolsonaro, tendrá mayoría legislativa tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.

Justamente, además de la elección presidencial, este domingo los brasileños también deberán elegir varios gobernadores y senadores, lo que podría inclinar la balanza más a favor de Bolsonaro. 

Las propuestas

Durante sus ocho años en el poder, entre 2003 y 2010, el gobierno de Lula no fue considerado como claramente de izquierda. Sin embargo, la actual polarización lo ha obligado a radicalizarse en algunas propuestas. 

El exlíder sindical ya ha presentado su "Programa de Reconstrucción y Transformación de Brasil", el cual apunta a un desarrollo económico sustentable y estable y a la creación de empleo a través del crecimiento económico con políticas públicas e inversiones en infraestructura y vivienda.

Aunque Lula intenta recordar su buena gestión anterior, en la que el PIB y el empleo crecieron, mientras que la pobreza cayó, también debe lidiar con el legado de su sucesora, Dilma Rousseff, quien no pudo evitar que la economía se estancara y entrara en recesión. 

Teniendo en cuenta que el 15% de los brasileños (unos 33 millones de personas) pasan hambre, mientras que otro porcentaje similar sufre de inseguridad alimentaria moderada y otro 28% leve, Lula promete ampliar su famoso programa de asistencia social Bolsa Familia (hoy renombrado como Auxilio Brasil), agregando a los 600 reales mensuales otros 150 por cada hijo. 

Además, invertirá en educación de calidad, apuntando a las identidades y la diversidad, y en los sistemas de salud pública, incluyendo la posibilidad de legalizar el aborto. 

También buscará una mayor integración con América Latina, defenderá "los derechos y territorios de los pueblos indígenas" y, en el caso del Amazonas, dice que es "imperativo" poner fin a la desforestación y la minería ilegal, buscando cumplir con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del Acuerdo de París. 

Por su parte, Bolsonaro, a través de su plan "Por el bien de Brasil", buscará crear más empleo mediante la "reducción de la burocracia" y una "modernización" del Sistema Nacional de Empleo.

Continuará con el ajuste fiscal, lo que incluye privatizar varias empresas públicas, entre ellas Petrobras, pero mantendrá su programa de asistencia social Auxilio Brasil, que otorga beneficios a más de 20 millones de las familias.

Además, eximirá del impuesto a la renta a quienes ganen hasta cinco salarios mínimos, pero, en un giro inesperado buscará que el desarrollo de la economía incluya la "reducción y mitigación de gases de efecto invernadero". 

Como era de esperar, no promoverá políticas a favor de la comunidad LGTB+ ni el aborto. 

El fantasma de Trump

Una de las grandes cuestiones es si, en el caso de ser derrotado, Bolsonaro reconocerá el triunfo de Lula.

Desde hace varios meses, el líder de derecha ha puesto en duda el sistema de votación electrónico que se utiliza en Brasil desde fines del siglo pasado, aunque nunca aportó ninguna prueba concreta al respecto.

Justamente, esta fue la estrategia que implementó el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su campaña presidencial en 2020, año en el que fue derrotado por Joe Biden.

Sin embargo, el líder republicano nunca reconoció el triunfo de su oponente y continuó con las denuncias infundadas de fraude, lo que desembocó en el ya famoso ataque al Capitolio, el 6 de enero de 2021.

En este sentido, aunque Bolsonaro ha atenuado su retórica para sumar más apoyo, siempre que se lo consulta sobre esta cuestión, deja más dudas que certezas al respecto.

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