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La Unión Europea en Latinoamérica: las complicaciones del acuerdo entre bloques

Cada parada de Von der Leyen implica una diversidad de posibles respuestas, que reflejan la desorganización que caracteriza a la región.

Ursula von der Leyen con Boric en La Moneda
Ursula von der Leyen con Boric en La Moneda .

Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea, inició su viaje por el Cono Sur presentando la Nueva Agenda para reforzar la asociación de la UE con América Latina y el Caribe. La gira comenzó en Brasil el pasado lunes, continuó por Argentina y Chile y cerrará este jueves en México. 

En 2019 Argentina, Brasil, Francia y Alemania suscribieron un acuerdo que nunca fue formalizado: no tuvo una reafirmación jurídica ni tampoco fue ratificado. 

Desde entonces, las relaciones entre la Unión Europea y Latinoamérica fueron descuidadas no solo debido a las circunstancias que tomaron lugar en América, como determinadas políticas o los incidentes en Venezuela y Nicaragua sino también a las sucesivas crisis que atravesaron el continente europeo. 

Entre ellas, encontramos el Brexit, la pandemia del Covid, las crisis migratorias y, más recientemente, la guerra en Ucrania. 

A tal punto llegó mencionado descuido que la próxima cumbre a celebrar entre los dos bloques en poco más de un mes es la primera en ocho años. 

Por ese motivo, entre los pilares elementales a desarrollar se destacan la confianza mutua y la reestructuración de una asociación interpersonal dinámica. Al mismo tiempo, se propone la realización de cumbres periódicas y la adopción de mecanismos permanentes de coordinación entre las regiones, lo cual se reflejará, por ejemplo, en una agenda comercial común.

Ciertos países recibieron estas propuestas con los brazos abiertos incluso antes de las reuniones locales. Este es el caso de Chile, que se destaca por ser el segundo productor de la materia prima más codiciada en la actualidad: el litio

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El Gobierno chileno aceptó, con una modernización del anterior acuerdo, la venta del mineral a precio local para la Unión Europea a cambio de la eliminación de trabas arancelarias. De esta manera, la UE busca respaldar los recursos necesarios para comenzar su giro a una economía verde. Del mismo modo, el país trasandino encuentra una manera de incentivar las inversiones extranjeras en su territorio.

Sin embargo, la situación no se reflejó de igual manera en el resto de la región. 

La primera etapa de la agenda concretó el desembarco en Brasilia, donde la representante alemana y Lula da Silva tuvieron una reunión marcada por el desacuerdo. 

Por un lado, Von der Leyen mostró una actitud optimista asegurando que ambos funcionarios creen "que llegó la hora de concluir ese acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Tenemos la ambición de terminarlo cuanto antes, a más tardar a finales de este año". Esto expone las crecientes expectativas de Europa de concretar un acuerdo con Brasil luego de la salida de Jair Bolsonaro del gobierno: las políticas medioambientales del expresidente habían sido uno de los factores que dificultaron la ratificación de un acuerdo entre los bloques. Por lo tanto, la llegada del candidato del Partido de los Trabajadores habría significado mayores posibilidades de lograr la concordancia y la unidad.

Pero el presidente de Brasil dio una declaración más distante de lo esperado, enfocándose en las preocupaciones del Estado. Lula destacó que el acuerdo "amplía las obligaciones de Brasil y lo somete a sanciones en caso de incumplimiento". 

Esto significaría, de acuerdo al mandatario, una erosión a la confianza propuesta en primera instancia. Además, el presidente prevé la imposibilidad de cumplir con las pretensiones ecológicas europeas, representando una sanción asegurada a la cual el brasileño no está dispuesto a suscribir.

A su vez, denunció que la Unión Europea firmó leyes con efectos extraterritoriales que podrían perjudicar las exportaciones agrícolas e industriales de Brasil. Este punto también recibe la negativa desde algunos estados de la UE. Entre ellos, Francia aún no ha firmado el acuerdo por temor a una reacción del sector agro: los agricultores y ganaderos temen que la competencia sudamericana sature el mercado europeo y desplace a la producción local. 

De manera simultánea, la cláusula afecta a Argentina, segundo destino de von der Leyen, cuya producción se enfoca en el mismo sector. El libre comercio se constituye, así, en una cuestión que abrirá grandes debates previos a la concreción del acuerdo.

Las exigencias ecológicas serán otro factor de discusión en el espacio. Lula da Silva puso en manifiesto un primer rechazo a las demandas europeas, cuyos estándares son inaccesibles para algunos países de América Latina. Tal es la situación de Argentina, que actualmente se encuentra sumergida en negociaciones con el FMI, escisiones partidarias e inmensas dificultades internas. La cuestión ecológica pasa, para nosotros y nuestras capacidades, a un segundo plano.

Aun así, el presidente argentino tomó la oportunidad que le dio la ecología para mostrar su alineamiento con Lula. "Ese problema ha desaparecido", aseguró Alberto Fernández refiriéndose a las políticas de deforestación ejecutadas por Bolsonaro. Opuso ambas gestiones brasileñas catalogando al nuevo gobierno como "grandes promotores de la economía verde" y reconociendo al anterior como una traba para los lazos con Europa.

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La visita en Argentina tomó lugar el pasado martes y tuvo la moderación como su principal característica. Von der Leyen insistió en la relevancia de la firma del acuerdo antes de fin de año, pero Alberto, aunque ratificó la voluntad de participar en políticas comunes con la Unión Europea, subrayó el equilibrio entre las partes y el beneficio mutuo como un requisito previo elemental. 

En materia económica, la jefa de la UE prometió mayores inversiones en la extracción y refinamiento del litio para dar valor agregado al mineral. Para dar confianza al representante del Frente de Todos, la alemana destacó la firma del Memorándum de Entendimiento de Asociación Estratégica sobre Cadenas de Valor Sostenibles en Materias Primas como "un paso importante que será en beneficio mutuo". Dicho documento fue firmado el mismo martes y busca el desarrollo sostenible de la materia prima, añadiéndole valor con la integración de cadenas de producción y asegurando el empleo de calidad. 

La tercera etapa de la gira se concretó en Santiago de Chile el día miércoles, donde Gabriel Boric recibió a Úrsula von der Leyen en el Palacio de La Moneda. En este caso, el protagonismo lo tomó la industria del hidrógeno renovable ya que se firmaron dos acuerdos para su desarrollo. Así, se estableció un programa de asistencia técnica para este sector de la economía chilena y el financiamiento de proyectos de producción y uso de hidrógeno verde.

Los vínculos se consolidaron entre el país trasandino y la Unión Europea: "Chile es verdaderamente un socio privilegiado para Europa", declaró la mandataria en su cuenta de Twitter. Por su parte, Boric sostuvo que la reunión fue "una muy buena noticia para Chile", asegurando ya haber acordado comenzar las tratativas y destacando la gran oportunidad para el país de establecer lazos económicos vinculados con el litio. De esta manera, reafirmó la posición sostenida desde un principio: el gobierno chileno parece no tener dudas en torno al acuerdo con el continente europeo. 

Detrás de la Agenda se esconde una gran preocupación por la seguridad internacional y la influencia de China y Rusia en la región latina. 

Si bien los aspectos económico y ecológico son los que reciben el mayor protagonismo, el acuerdo no deja de destacar que la Unión Europea y América Latina son "aliados clave a la hora de reforzar el orden internacional basado en normas y defender juntos la democracia, los derechos humanos y la paz y la seguridad internacionales". 

Esto se evidenció en la ciudad de Santiago cuando la funcionaria tomó la oportunidad para condenar la invasión rusa diciendo: "Quiero agradecer a Chile por el gran apoyo que han hecho con el pueblo de Ucrania". El sector europeo necesita fortalecer sus lazos con sus aliados: Latinoamérica es considerada un aliado natural debido a su proximidad cultural. Pero parece ser que, exceptuando a Boric, los demás líderes latinos no cederán tan fácilmente a las cláusulas extranjeras: todo depende de sus capacidades de negociación.

Entre las problemáticas comunes, se menciona la "delincuencia organizada transnacional", refiriendo al tráfico de drogas y la trata de seres humanos. 

En torno a ello, en Argentina la mandataria alemana destacó el conocimiento del país en materia de derechos humanos y en Chile, el presidente prometió una reforma de la Ley Antiterrorista debido a su ineficacia. 

  • Pero sería ingenuo enfocarse en dichos asuntos sin reconocer que la influencia china en el sur del continente americano representa una verdadera preocupación para la Unión Europea dado su crecimiento exponencial en los últimos tiempos. 
  • Mientras que Europa daba toda su atención a sus propias problemáticas internas, el gigante asiático encontró una gran oportunidad para comenzar a tomar terreno en la arena de la región relegada. 

América Latina se mostró predispuesto a recibir a la máxima autoridad de la comunidad europea en su territorio. 

No obstante, la reconstrucción de los lazos de confianza requerirá mayores esfuerzos de los esperados. La gira materializó tres fases con las visitas a Brasilia, Buenos Aires y Santiago de Chile: el día jueves finalizará en México. 

Cada parada implica una diversidad de posibles respuestas, que reflejan la desorganización que caracteriza al Mercosur o la región en general. Aun así, cabe esperar que los hechos se concreten para conocer si, finalmente, se hará realidad la ratificación de un pacto a fin de año que genere la unidad entre los bloques.

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