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El fin de la era de Estados Unidos en Afganistán

Atrás quedaron sus casi 2.500 soldados que perdieron la vida y unos US$ 2 billones invertidos. Hubo festejo talibán.

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01 septiembre de 2021

Treinta y uno de agosto de 2021: este es el día en que oficialmente terminó tanto la misión de Estados Unidos en Afganistán como la guerra más larga de su historia. Atrás quedaron sus casi 2.500 soldados que perdieron la vida y unos US$ 2 billones invertidos.

A pocos días de un nuevo aniversario del 11-S, ayer los talibanes celebraron su victoria, disparando tiros al aire y haciendo desfilar ataúdes con las banderas de EE.UU. y la OTAN.

Así, los talibanes volvieron al poder 20 años después de haber sido derrotados por la coalición occidental, la cual los acusaba de proteger al grupo Al-Qaeda, responsable del ataque a las Torres Gemelas.

En estas últimas dos semanas, más de 123.000 personas fueron evacuadas a través del aeropuerto de Kabul, lo que representó una de las misiones de rescate más grandes de la historia. Aunque la fecha límite ya se cumplió y el aeródromo vuelve a estar bajo control talibán, se espera que las personas continúen abandonando el país asiático.

Tras los años, el dinero y los soldados destinados a la guerra, sin dudas el resultado representa un fracaso para Washington. Sin embargo, para el presidente Joe Biden esto no es así y, en cierta medida, podría tener razón.

Cuando EE.UU. invadió Afganistán, su misión era destruir al grupo terrorista que había causado uno de los peores atentados en territorio norteamericano y, en palabras de Biden, “asegurar que Afganistán no sea usado como una base para atacar” su país.

La victoria occidental fue aplastante, logrando expulsar a los talibanes del poder en cuestión de semanas. Aunque el objetivo se cumplió, no pudieron derrotarlos completamente y muchos talibanes se refugiaron en las fronteras con Pakistán.

Ante este veloz triunfo, Occidente se puso como nuevo objetivo democratizar Afganistán. Sin embargo, a partir de aquí se cometieron ciertos errores que desembocaron en la actual situación.

En primer lugar, al poco tiempo, comenzó la guerra de Irak, lo cual hizo que EE.UU. dejará de destinar todos sus recursos y atención a Afganistán. En segundo lugar, nunca comprendieron la complejidad social y geográfica de este país. Este, en realidad, era una gran región dominada por diferentes tribus y grupos de poder, por lo que democratizarla resultaba casi imposible. Como consecuencia de esto último, se da un tercer hecho clave: la corrupción dentro del Ejército afgano, el cual ni siquiera contaba con el número de soldados oficialmente registrados.

Teniendo en cuenta estos factores, y que los intereses de EE.UU. ahora están en el Indo-Pacífico y su enfrentamiento con China, el retiro de las tropas no parece una locura, aunque sí la caótica forma en que se realizó.

Respecto a eso, existía un plan de evacuación, pero debía ejecutarse bajo la supervisión del Gobierno afgano. Aquí el error estuvo en creer que a los talibanes les demandaría algunos meses llegar al poder.

Tras la caída de Kabul, muchos países, entre ellos China, comenzaron a comparar la actual derrota con la de Vietnam. Sin embargo, existe una diferencia: en aquella época, la caída de Saigón representó un humillante fracaso ante el comunismo en un conflicto de escala global, mientras que esta vez se trataba de un conflicto local en el que EE.UU. ya no tenía grandes intereses.

Ahora, comenzará una nueva era en la región con un nuevo régimen islámico radical que afectará de lleno a las minorías y las mujeres. Esto generará una crisis migratoria que impactará de lleno en Europa, como sucedió en 2015 con Siria. Ahora, se iniciará un acalorado debate en la Unión Europea, en donde deberán acordar una política común para aceptar a los solicitantes de asilo.

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