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Ecuador: Elecciones en una ola de violencia sin precedentes y una historia que se repite 17 años después

Tanto González como Noboa no solamente deberán generar consensos que les permitan obtener votantes para lograr el balotaje sino también pensar a mediano y largo plazo en tejer una coalición en la Asamblea que les garantice una cierta gobernabilidad.

Ecuador: Elecciones en una ola de violencia sin precedentes y una historia que se repite 17 años después
Clarisa Demattei 23 agosto de 2023

En medio de una ola de violencia histórica, Ecuador acudió a las urnas para elegir su nuevo presidente. Después de la convocatoria a elecciones anticipadas por parte del actual mandatario Guillermo Lasso en el pasado mes de mayo después de establecer el mecanismo de muerte cruzada, el país andino atraviesa una de sus peores crisis políticas, institucionales, carcelarias y de seguridad.

En ese marco complejo, las elecciones del domingo arrojaron una sorpresa ya que los dos candidatos más votados, y que disputarán una segunda vuelta el próximo 15 de octubre, fueron la correísta Luisa González por la agrupación Revolución Ciudadana y Daniel Noboa Azin, de Acción Democrática Nacional.

Este último aparecía en quinto lugar en las encuestas de intención de voto y como prácticamente ninguna consultora aventuraba que pudiera llegar al balotaje, su campaña casi no tuvo cobertura mediática. Sin embargo, varios analistas coinciden que el asesinato en manos de sicarios del candidato opositor a Correa, Fernando Villavicencio, sumado al último debate presidencial catapultaron a Noboa al segundo lugar y le permitieron acceder a una segunda vuelta electoral en donde todavía no hay nada dicho.

¿Pero quién es este joven candidato que fue la sorpresa de la noche del domingo? Daniel Noboa, de 35 años, además de ser un empresario ecuatoriano, fue miembro de la Asamblea Nacional de Ecuador desde el año 2021. Debido a su juventud y por el hecho de que su carrera política se limita a los dos años como asambleísta, varios medios de comunicación lo han posicionado como un candidato outsider.

Sin embargo, tanto él como su familia tienen varios años de participación política. Su padre, Álvaro Noboa, es uno de los empresarios más ricos del país y un acérrimo opositor al ex presidente Rafael Correa. De hecho, después de haber pasado por varios partidos políticos y haber intentado cinco veces obtener la presidencia de Ecuador, fundó el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) con el apoyo del ex presidente Abdalá Bucaram que lo llevó a competir contra Correa en la segunda vuelta electoral del año 2006.

Sí, en Ecuador la historia se repite: 17 años después, los resultados electorales llevan nuevamente a que una representante de Rafael Correa y un candidato de apellido Noboa se vuelvan a disputar el cargo político más alto del país.

En el caso de la candidata Luisa González, quien obtuvo el 33% de los votos, la continuidad con el régimen correísta es mucho más clara. Tras haber sido elegida por el ex presidente desde su exilio desde Bélgica, en donde se encuentra viviendo por haber sido inhabilitado por delitos por corrupción, González desarrolló una campaña presidencial en torno a la reminiscencia y la romantización de lo que ella consideraba "los años dorados" del correísmo en oposición a la actualidad que vive Ecuador bajo el mandato del presidente centroderechista Guillermo Lasso.

Sin embargo, la escalada de violencia que vive el país complicaron los planes del correísmo de obtener la presidencia en primera vuelta. Las constantes referencias a un ex presidente que si bien es el político mejor evaluado de Ecuador también genera profundas divisiones entre una ciudadanía agotada del caos y la violencia, limitaron el crecimiento de González y evitaron que pudiera acercarse a otros sectores fuera del núcleo duro de votantes de Correa.

Pero en el marco de un período incierto, sí hay algo que tenemos en claro: A partir de hoy empieza una campaña completamente distinta de cara a la segunda vuelta. En primer lugar, sabemos que ambos candidatos deberán moderarse para buscar el voto del centro y también lograr apoyo de los otros partidos políticos que quedaron afuera de la contienda.

En ese sentido, tanto González como Noboa no solamente deberán generar consensos que les permitan obtener votantes para lograr el balotaje sino también pensar a mediano y largo plazo en tejer una coalición en la Asamblea que les garantice una cierta gobernabilidad. De acuerdo con los resultados del domingo, ninguna fuerza política cuenta con quórum propio, y en este contexto de fragmentación partidaria y legislativa, nadie quiere repetir el camino de Guillermo Lasso quien enfrentó varios momentos de paralización legislativa y gubernamental.

Asimismo, tanto Correa como Noboa deberán dejar de lado el pasado y los clivajes ideológicos si quieren captar a un electorado agotado de la violencia ciudadana pero también la violencia discursiva e institucional. Si sigue en este sendero, Ecuador puede convertirse en el país más violento y peligroso de América Latina, algo que hace algunas décadas era prácticamente impensado.

En ese punto, los candidatos deberán reforzar sus propuestas en temas como la inseguridad, pero sin recetas mágicas ni propuestas sin sustento que solamente pretenden imitar a otros modelos políticos de la región tal como hacía el ex candidato Jan Topic quien solamente emulando a Nayib Bukele obtuvo un magro 14% de los votos.

Asimismo, lo que viene sucediendo desde el 2018 y que se visibilizó en su forma más cruda con el asesinato de Fernando Villavicencio y otros dos políticos en pocos meses es la expresión más concreta del fracaso del Estado ecuatoriano para desplegar el monopolio de la coacción legítima a lo largo y a lo ancho de todo el territorio.

En paralelo, no solamente está en crisis la labor del Estado como institución sino también de la democracia como forma de gobierno. Una encuesta de la consultora Latinobarómetro da cuenta que solamente el 37% de los ecuatorianos prefiere a la democracia sobre cualquier otra forma de gobierno, mientras que casi el 40% es indiferente con respecto a este tema.

Por eso, gane quien gane el próximo 15 de octubre deberá gobernar para una sociedad agotada, con un sistema de partidos fragmentado que impide generar coaliciones amplias tan fácilmente y en un país en donde el Estado, cooptado por el crimen organizado en sus mismas estructuras internas, no puede hacer frente a una crisis delictiva que aumentó 500% en tan solo 5 años.

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