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COP27: avances y retrocesos en un momento de urgencia

A grandes rasgos, aunque la COP27 está lejos de verse como la más exitosa de los últimos años, la Conferencia contó con avances y promesas que pueden ser elementales de cara al futuro si se desean desarrollar planes o accionares de cara a enfrentar el cambio climático.

Hubo grandes ausentes, como Xi Jinping y Greta Thunberg, la activista sueca, que se mostró sumamente crítica de la Conferencia.
Hubo grandes ausentes, como Xi Jinping y Greta Thunberg, la activista sueca, que se mostró sumamente crítica de la Conferencia.
Victoria Rinaldi 29 noviembre de 2022

Días antes del inicio oficial de la vigésima séptima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la ONU presentó un informe con resultados contundentes y poco optimistas de cara al futuro. En palabras de Antonio Guterres: "Nos dirigimos hacia una catástrofe mundial"

El Secretario General también remarcó que sin planes o acciones que respalden lo acordado, los compromisos en relación a la neutralidad de carbono no tienen sentido. Los recortes de emisiones no han sido suficientes para mantener el 1,5°C como una meta realista. En las condiciones actuales, el aumento de temperatura para fin de siglo podría ser de 2,5°C. 

Con este lúgubre diagnóstico, ocho días después se dio por iniciada la COP27. Entre el 6 y el 18 de noviembre, en la ciudad de Sharm el-Sheij, Egipto, se reunieron representantes de más de 200 países para presentar sus avances en relación al Acuerdo de París y sus planes de cara al futuro para actuar y asistir en la mitigación de los efectos del cambio climático. 

La COP27 contó con la presencia de múltiples figuras de la política mundial. Emmanuel Macron, Joe Biden, el mencionado Guterres y Olaf Scholz, cuya asistencia era de esperarse, fueron acompañados por Rishi Sunak, quien originalmente había indicado que no participaría en el evento, y Georgia Meloni, la nueva Primera Ministra italiana, cuya postura en relación al cambio climático y el accionar de su país para mitigarlo aún generaba desconfianza. 

También participaron otras figuras con conocido compromiso con el cambio climático como el Presidente electo de Brasil, Lula da Silva, y la Ministra Principal de Escocia, Nicola Sturgeon, quien fue uno de los rostros de la COP26 en Glasgow. Sin embargo, hubo grandes ausentes, como Xi Jinping y Greta Thunberg, la activista sueca, que se mostró sumamente crítica de la Conferencia. Jair Bolsonaro y Vladimir Putin tampoco asistieron. 

Si bien la COP27 consiguió avanzar en asuntos que hacía años no se trataban, también fue blanco de críticas en múltiples asuntos: particularmente por su incapacidad para definir los detalles, su ausencia de respuestas de concretas, y el manejo del evento por parte del país anfitrión. ¿Qué sucedió en estos días? ¿Y qué implica esto en la lucha contra el cambio climático en los próximos años? ¿Podría haberse obtenido resultados más concretos? 

Pequeños avances

A grandes rasgos, aunque la COP27 está lejos de verse como la más exitosa de los últimos años, la Conferencia contó con avances y promesas que pueden ser elementales de cara al futuro si se desean desarrollar planes o accionares de cara a enfrentar el cambio climático. 

En principio, los países desarrollados reafirmaron el compromiso de sostener el límite de 1,5°C. Esta medida es sumamente importante para estados insulares, que podrían verse altamente comprometidos si esto no se cumpliese. Se espera que la meta sea tenida más en cuenta en los próximos años, e incorporada en los planes y políticas que los estados decidan implementar.

A su vez, EE.UU y China reanudaron sus conversaciones sobre el cambio climático en la COP27. Al tratarse de los dos principales emisores de gases de efecto invernadero, esta situación puede volverse propicia para futuros acuerdos. John Kerry, enviado climático por el país americano, declaró que, sin China, la meta del 1,5° no sería posible. 

Finalmente, se puede señalar lo que sin dudas es el logro más relevante, que es la creación del fondo para el financiamiento por pérdidas y daños. Esta propuesta, que había sido dejada de lado por mucho tiempo por temor a pedidos de resarcimiento por enormes sumas de dinero por parte de los países en desarrollo, logró darse en esta edición gracias a la actuación del bloque G77, cuyo accionar unificado también puede considerarse un avance en relación a ediciones anteriores. 

Las negociaciones en torno a este asunto fueron el principal motivo por el cual la Conferencia se extendió, pasada su original fecha de cierre. Con apoyo de la UE, el acuerdo es una gran oportunidad para asistir a aquellos países más vulnerables, particularmente los insulares. 

Grandes incógnitas

Sin embargo, es imposible negar que la COP27 dejó a más personas decepcionadas que optimistas de cara al futuro. El acuerdo no vinculante en relación al fondo para pérdidas y daños ha reavivado reclamos y generado nuevas preguntas. 

Por un lado, trajo a la luz una antigua decisión tomada en una edición anterior de la Conferencia. En la COP15, llevada a cabo en el año 2009 en la ciudad dinamarquesa de Copenhague, los países desarrollados se comprometieron a aportar US$ 100.000 millones durante cinco años, iniciando en 2020, a países en vías de desarrollo para la adaptación y mitigación. Este compromiso acompañaba una admisión de responsabilidad por parte de los desarrollados sobre los desastres climáticos. Pero este dinero nunca llegó, lo que generó desconfianza por parte de los países en vías de desarrollo. En esta edición de la COP, se incluyó en el borrador final tratar este tema en la COP29, que se llevará a cabo en 2024. 

Por otro lado, si bien la creación del fondo es un avance relevante, quedan muchos detalles aún por definir. No se estableció cómo funcionará el mismo, ni qué países se verán beneficiados. Lo único que se ha establecido concretamente es la creación de un comité de transición, compuesto por 24 países, de cara a la próxima Conferencia el año próximo. 

Otro punto que ha generado múltiples críticas es que, de forma similar a lo que sucedió en Glasgow, no se han establecido medidas efectivas para disminuir la utilización de combustibles fósiles, entendidos como las mayores fuentes de emisiones de calentamiento. Si bien se solicita reducir de forma gradual el uso del carbón y la eliminación de subsidios ineficientes a esta actividad, no se hace mención alguna al petróleo y el gas. 

Esta situación generó disconformidad con los asistentes de la Conferencia, sumado a que distintos países, como China y Arabia Saudita, buscaron bloquear proyectos y medidas asociadas a los combustibles fósiles. En última instancia, también se consideró a Egipto como uno de los responsables de que no se mencionasen medidas más contundentes contra el petróleo y el gas. 

Esta crítica fue solo una de las muchas hacia el país africano, quien también recibió múltiples objeciones en relación al trato con las protestas y manifestaciones que tuvieron lugar con motivo de la COP27. A diferencia de la COP26 en Glasgow, donde los reclamos fueron parte de la Conferencia, los manifestantes fueron callados en Egipto. 

Expertos de la ONU declararon que los activistas fueron vigilados y padecieron intimidaciones y acoso por parte de las autoridades egipcias. Considerando que la Conferencia también se nutre de la participación de activistas y ONG vinculadas al cambio climático, estos hechos sin dudas han reflejado un retroceso en lo logrado en este tiempo. 

Incertidumbre por el futuro

Una vez más, la última edición de la COP ha dejado sabor a poco. El acuerdo para la creación del fondo para el financiamiento por pérdidas y daños, un elemento que había quedado pendiente de la Conferencia anterior, representa un gran avance, particularmente para los países en vías de desarrollo y estados insulares, pero en concreto, poco se ha definido sobre cómo seguirá adelante el asunto. Se ha decidido sostener la meta del 1,5°, pero esto también implica reconocer que las medidas tomadas hasta el momento no alcanzan.  

En relación a un tema de semejante urgencia como es el cambio climático, del que repetidas veces se ha señalado que no queda tiempo por perder, simplemente la intención de establecer promesas y compromisos ya no es suficiente. Las acciones y planes de cara al futuro, con metas que permitan medir lo hecho, es esencial, como también la solidaridad de los países desarrollados con los que se encuentran en vías de desarrollo.

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