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Alemania y el gran dilema de comerciar con China sin ser tan dependiente

El país liderado por Olaf Scholz presentó un documento en el que se insta a reducir la dependencia alemana de China en áreas claves como la tecnología y el sector militar. Sin embargo, aunque el documento era ampliamente esperado por Occidente, no fue tan contundente como se deseaba.

Alemania y el gran dilema de comerciar con China sin ser tan dependiente
13 julio de 2023

Desde hace años, Alemania se enfrenta a un dilema casi existencial: mientras que política y culturalmente cada vez se acerca más a Occidente, comercialmente no deja de ver cómo su dependencia de China va en aumento.

Esto pudo observarse muy claramente en la última cumbre de la OTAN en Lituania, en donde Alemania adhirió a la declaración de la alianza, que dijo que "la República Popular China emplea una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su presencia global y proyectar su poder, mientras permanece opaca sobre su estrategia, intenciones y acumulación militar".

Sin embargo, en simultáneo y desde 2016, el Gigante Asiático es el principal socio comercial del país germano: en 2022, el 6,8% de las exportaciones alemanas fueron hacia China, mientras que el 13% de sus importaciones provinieron de allí, generando negocios por casi US$ 325.000 millones. 

Pero para Alemania, un antes y un después en este dilema fue la guerra en Ucrania, ya que le hizo darse cuenta de su alta dependencia del gas ruso, país con el que históricamente compartió pocos valores y que hoy es un claro enemigo.

Por ello, intentando no repetir este error de ser tan dependiente de un país "poco confiable" desde sus perspectivas, este jueves Alemania publicó su primera y largamente esperada estrategia con China.

El documento de 64 páginas, que no estableció objetivos ni requisitos vinculantes, informa que "China ha cambiado. Como resultado de esto y de las decisiones políticas de China, debemos cambiar nuestro enfoque hacia ella".

En este sentido, y en línea con el pensamiento de Estados Unidos que no busca desacoplarse del Gigante Asiático, dicho documento explica que "China sigue siendo un socio indispensable para enfrentar desafíos globales como el cambio climático y las pandemias. Sin embargo, la rivalidad y la competencia han aumentado en los últimos años a medida que el papel del Partido Comunista se ha ampliado bajo la presidencia de Xi Jinping".

"China fue cada vez más asertiva en sus intentos de cambiar el orden internacional basado en reglas con consecuencias para la seguridad global. Como tal, Alemania continuará fortaleciendo su presencia militar y cooperación con socios en el Indo-Pacífico", agrega el documento, que también advierte que el statu quo del estrecho de Taiwán "solo puede cambiarse por medios pacíficos y consentimiento mutuo".

Además, en medio de la guerra en Ucrania, se señala que Pekín carecía de credibilidad en su apoyo a la soberanía ucraniana dada su aceptación de las narrativas rusas.

Estrategia económica

El documento es muy claro al explicar que "China está buscando crear dependencias económicas y tecnológicas con miras a usarlas para hacer valer objetivos e intereses políticos".

Además, apunta contra las inversiones directas chinas que "plantean un desafío particular a medida que China fusiona la política civil y militar. Estas inversiones no deben representar un riesgo para la seguridad alemana, por ejemplo, a través de tecnologías sensibles".

Por ello, entre muchas de las medidas que se tomarán, el gobierno alemán dijo que revisaría sus listas de control de exportaciones en el contexto de nuevos desarrollos tecnológicos para garantizar que los productos alemanes no "fomenten violaciones sistemáticas de los derechos humanos en China" o apoyen un mayor rearme militar.

A su vez respaldó la idea de evaluar potencialmente los controles de inversión salientes en tecnología de punta con uso militar y se instó a las empresas a tener en cuenta los riesgos geopolíticos en su toma de decisiones "para que no haya que recurrir a los fondos estatales en caso de una crisis geopolítica". 

También se confirmó que ya se estaba revisando si las medidas estatales, como las garantías de exportación, reforzaban las dependencias excesivas y si deberían desarrollar más instrumentos para ayudar a reducir los riesgos.

Malestar en Pekín 

Como era de esperar, desde Pekín no recibieron para nada bien el documento y, a través de su embajada en Alemania, manifestaron que esperaban que la relación entre ambos países sea racional y objetiva en el futuro.

"Eliminar riesgos por la fuerza basado en prejuicios ideológicos y ansiedad por la competencia solo será contraproducente e intensificará artificialmente los riesgos", expresaron. 

Además, la embajada agregó que no corresponde a hechos objetivos ni a los intereses comunes de ambas naciones ver a China como un "competidor y rival institucional. La cooperación pragmática entre China y Alemania en varios campos, como la economía y el comercio, es mutuamente beneficiosa y complementaria, y representa mayores oportunidades de desarrollo en lugar de riesgos para ambas partes".

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