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70 años de servicio: la figura ¿política? de Elizabeth II

En su rol como Reina en una monarquía parlamentaria, Elizabeth poseía un poder netamente simbólico y debía mantenerse neutral en los asuntos políticos. No obstante, podía expresar sus opiniones a quien ocupase el cargo de Primer Ministro, cuando lo considerase pertinente.

Elizabeth rara vez hizo declaraciones que pudieran dar a conocer su posición respecto a determinados temas.
Elizabeth rara vez hizo declaraciones que pudieran dar a conocer su posición respecto a determinados temas.
Victoria Rinaldi 22 septiembre de 2022

Elizabeth II falleció el 8 de septiembre de 2022, dos días después de la asunción de Liz Truss como Primera Ministra y en medio de una crisis inflacionaria que se asemeja mucho a la vivida en los años '70 en el territorio británico. 

Su fallecimiento dio por iniciada la conocida “Operación London Bridge”, un período de nueve días de luto, culminando el pasado 19 de septiembre, cuando finalmente se llevó a cabo el funeral de la Reina en la abadía de Westminster. 

Múltiples personalidades de la política local e internacional asistieron a la ceremonia, entre ellos Tony Blair, Boris Johnson, Joe Biden (quien llegó unos cuántos minutos más tarde que todos los demás), Justin Trudeau, Ursula Von de Leyen y Emmanuel Macron, además de figuras de las monarquías de los distintos continentes. El momento tampoco pudo escapar de la tensión ya bien conocida entre el ahora Príncipe de Gales, Guillermo, y su hermano, Enrique, el Duque de Sussex. 

Sin embargo, dejando de lado las intrigas familiares, estos días pasados permitieron que múltiples reflexiones se llevasen a cabo en relación al extenso período de reinado de Elizabeth. 

Coronada durante el período de posguerra, la monarca británica atravesó complejos momentos del siglo XX y el siglo XXI, tanto para el mundo como para su país, entre ellos la Guerra Fría, el proceso de descolonización, la caída de la Unión Soviética y la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Por lo que fue lógico que las dudas acerca de su posición sobre ellos y otros eventos ocurridos en su reinado surgiera. 

¿Una figura neutral?

En su rol como Reina en una monarquía parlamentaria, Elizabeth poseía un poder netamente simbólico, y debía mantenerse estrictamente neutral en los asuntos políticos. No obstante, podía expresar sus opiniones a quien ocupase el cargo de Primer Ministro, y en los casos que lo considerase pertinente, aconsejarle según las circunstancias durante sus reuniones semanales.  

Bajo estas premisas, Elizabeth rara vez hizo declaraciones que pudieran dar a conocer su posición respecto a determinados temas. Sin embargo, es posible señalar uno de los pocos casos donde esto efectivamente sucedió. Para el año 1984, era bien sabido que la Reina y la Primera Ministra, Margaret Thatcher, no tenían la mejor de las relaciones. 

Tras conocerse que la Reina observaba con preocupación las medidas que Thatcher había tomado años atrás en relación a la situación social y la represión durante las huelgas de los mineros, un nuevo evento volvió a generar tensión en la relación entre ambas, cuando los países de la Mancomunidad de Naciones requirieron de una aprobación unánime para imponerle sanciones a Sudáfrica en época del apartheid. 

Thatcher rechazó las medidas, argumentando que no les serían útiles al Reino Unido en relación al comercio exterior, mientras que Elizabeth, como cabeza de la organización, las apoyaba. Thatcher era la única figura política de la Mancomunidad de Naciones en mostrarse en contra de las mismas. 

Sin embargo, como bien puede observarse en el capítulo de la serie The Crown, las sanciones eventualmente fueron aprobadas y llevadas a cabo, tras divulgarse en los diarios británicos la posibilidad de una mala relación entre la Reina y la Primera Ministra. 

Si bien Elizabeth siempre buscó mostrarse cercana a todos los países que eran parte de la Mancomunidad, durante estos días también surgieron reflexiones que señalaron lo opuesto. 

Reclamos acerca de la ausencia de reconocimiento por parte de la monarca acerca de los crímenes cometidos en los territorios que en algún momento fueron parte del Imperio surgieron, además de comparaciones con su hijo y sucesor, Carlos III, quien durante la ceremonia de toma de poder en la isla de Barbados en octubre de 2021, reconoció las atrocidades producto de la esclavitud que había atravesado el país. 

La relación con Escocia

El fallecimiento de la Reina Elizabeth en Balmoral, su residencia en Aberdeenshire, Escocia, llamó la atención de muchos, que se preguntaban si efectivamente Elizabeth había elegido su castillo de verano para pasar sus últimos días. La monarca había comunicado múltiples veces en el pasado su aprecio por el país del norte, donde pasó muchos de sus veranos, dio su primer discurso público en 1944 y mostró al público una imagen distinta de la vida que llevaba en Inglaterra. 

Otra de las pocas veces en las que Elizabeth hizo pública su postura en relación a un evento en particular fue cuando Escocia decidió llevar a cabo su plebiscito por la independencia, en el año 2014. 

La Reina llamó a que la gente pensase cuidadosamente sobre su futuro, mostrando así su deseo por que el país permaneciese dentro de la unión. Si bien el resultado ganador fue en contra de abandonar el Reino Unido, un desliz por parte del entonces Primer Ministro conservador, David Cameron, permitió que el mundo supiera que la Reina Elizabeth se había mostrado muy feliz con estos resultados, violando así la confidencialidad establecida por sus reuniones. Cameron debió disculparse. 

En relación al Brexit, uno de los puntos más complejos de la actual relación entre Escocia y el Reino Unido ya que el voto en contra de abandonar la UE fue el que triunfó en Escocia, Elizabeth no expresó opiniones públicamente. Sin embargo, la Reina, quien ocupó su cargo durante la conformación de la Unión Europea en sí, destacó a la comunidad europea como modelo de paz y de progreso luego de la firma del Tratado de Maastricht en 1992, y llamó a Europa “nuestro continente” en un discurso en el año 2015, un año antes de que se llevase a cabo el referéndum por el Brexit. 

La figura de Elizabeth, que mucho representa para el pueblo escocés, ahora ha sido reemplazada por su hijo, el Rey Carlos III, y se teme que esto influya en la opinión de los escoceses de cara al posible segundo plebiscito por la independencia en 2023. Donde muchos veían una figura sutil y amigable, ahora otros ven el de un hombre vinculado a múltiples controversias, que puede no estar preparado para ocupar el cargo que heredó. 

Si bien Nicola Sturgeon, Ministra Principal de Escocia, ha expresado que no desea separarse de la monarquía si el país efectivamente vota en favor de su independencia del Reino Unido, esto puede volverse un agravante para aquellos que, si antes no deseaban estar vinculados a Westminster, ahora también pueden haber perdido interés en Buckingham. 

70 años de reinado 

El 21 de abril de 1947, la entonces Princesa Elizabeth daba un discurso que marcaría la historia del Reino Unido para siempre. Emitido desde Cape Town, Sudáfrica, Elizabeth enunciaba: “Declaro ante todos ustedes, que mi vida entera, ya sea corta o larga, la dedicaré a su servicio, y al servicio de nuestra gran familia imperial a la que todos pertenecemos”. Es posible que en estos días, muchos hayan juzgado si efectivamente Elizabeth cumplió con su palabra o no.

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