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La inflación cede, pero la suba de tasas no alcanza

Los bancos centrales amenazan con subir más las tasas. Pero los inversores no les creen. Las Bolsas aguantaron y el dólar global no fue tan "súper", salvo en Argentina.

Los inversores piensan que cuando aparezcan la recesión y el desempleo las tasas deberán aflojar.
Los inversores piensan que cuando aparezcan la recesión y el desempleo las tasas deberán aflojar. mercados
Luis Varela 26 diciembre de 2022

El mundo en general y Argentina en particular cierran el año con riesgo creciente. La cuarentena y la baja actividad económica provocada por el Covid, más la invasión de Rusia a Ucrania determinaron, entre muchas otras cosas, que casi todos los bancos centrales del mundo emitieran dinero a mansalva durante un año y medio. Con medios de producción trabajando a un tercio de su capacidad y con demanda multiplicada por la cantidad de moneda lanzada a las calles despertaron la secuela de la inflación más alta en cuarenta años, una difícil situación de la que todavía no podemos salir.

Hasta mediados del año pasado la Reserva Federal de EE.UU.  repetía en cada uno de sus informes que esta inflación sería transitoria y que con la aplicación de más altas tasas de interés los precios volverían a ponerse en caja rápidamente. De ese modo, a lo largo de los últimos treinta meses la Fed subió la tasa corta norteamericana desde 0,1% anual en julio de 2020 hasta 4,5% en este momento. Y según las últimas declaraciones de su titular, Jerome Powell, que no volverá a hablar hasta febrero (con más datos de inflación y empleo conocidos), ese interés corto se mantendría en el 5,1% anual durante todo 2023 y probablemente la apertura de 2024, calculando que para ese momento el IPC norteamericano ya estará nuevamente en el 2% anual, el parámetro determinado ideal por el principal Banco Central del mundo.

Siguiendo a la Fed

Con políticas financieras más o menos parecidas, los otros bancos centrales claves del mundo repitieron la estrategia de la Fed. Con el BCE, el BoE y el BoJ con determinaciones similares a las de Powell, la tasa de interés promedio mundial subió en treinta meses de 0,1% a 2,5% anual. Por lo que las tasas a 10 años de los bonos de casi todas esas naciones pasaron de 0,5% a 4,3% con pico en octubre y luego descenso hasta 3,7% en EE.UU, en tanto que el promedio anual fue de 1,9 a 6,6% en octubre y ahora se encuentra en 5,5% anual.

Esta baja en los intereses largos se está concretando porque la inflación va bajando lentamente. EE.UU. registró una variación anual de precios del 9,06% en junio, del 8,52% en julio, del 8,26% en agosto, del 8,20% en setiembre, del 7,75% en octubre y del 7,11% en noviembre. 

Los analistas especializados aseguran que la inflación ya entró en una fase de autoindexación y piensan que esta suba de tasas podrá llevar a la inflación anual hasta la zona del 4% anual pronto, pero luego "costará un Perú" bajarla de 4% a 2%, como espera la Fed, en una movida que será mucho más larga de lo planteado hasta ahora por Powell: dicho de otro modo, piensan que la tasa alta llegó para quedarse durante más tiempo, probablemente mucho más que el arranque de 2024 como viene repitiendo el directorio de la Fed.

El desafío para Europa

En Europa (con la invasión a Ucrania y las restricciones a Rusia incluidas), la situación tiene una temperatura mayor, ya que los índices de inflación están cerca del 10% anual. Y mientras en EE.UU. ya hay algunos pocos sectores que muestran situaciones de mucha menor actividad, varios países europeos están en recesión y con graves tensiones sociales, provocando movilizaciones, huelgas, y efectos secundarios impensados hasta hace pocos años, como Primeros Ministro renunciados, y pueblos que jamás sufrieron sin tener fondos para comer y mantenerse calefaccionados, deben elegir una de las dos cosas. Además, llegó una ola polar, por lo que el petróleo (vía restricción de crudo de los árabes y los rusos) acaba de subir de US$ 71 a casi US$ 80, lo cual contribuirá a que las tasas de inflación tarden más en ceder.

Los límites del ajuste

Todo esto tiene por supuesto graves consecuencias sociales, pero los temas financieros -donde nos enfocamos en esta columna- están mostrando una situación peligrosa. Por los movimientos de precios anotados en las últimas semanas, los inversores escuchan con atención a Powell de la Fed, Lagarde del BCE y demás jefes de bancos centrales, pero no les creen demasiado. "Aseguraron que la alta inflación era temporaria y estamos viendo que va a ser muy complejo tranquilizar los precios. También dijeron que subirían poco las tasas, menos de lo que le hicieron. Precisaron que las familias iban a sufrir, pero que lo importante es bajar la inflación, y no les creemos, ni bien las tasas de desempleo crezcan y el descontento social aumente, la suba de tasas se terminará evaporado", dicen expertos de varios bancos de inversión.

Y una prueba de ese descreimiento se vio la semana pasada en el mercado de cambios mundial. Las tasas largas norteamericanas sufrieron un repunte (se pagó 4,7% a 1 año, 3,9% a 5 años, 3,8% a 10 años y 3,8% a 30 años) y sin embargo el "súper dólar" ya no se mantiene como la moneda más elegida. De hecho la semana pasada, medido con una canasta de monedas principales, el billete verde tuvo un resultado mixto: subió 0,7% contra la libra y 0,2% contra el yuan, pero no se movió contra el franco suizo y bajó 0,3% contra el euro, cedió 0,9% en Chile, achicó 2% en México, perdió 2,5% en Brasil y se hundió 2,8% en Japón, que hizo una reforma en su manipulación de tasas largas.

El dólar en Argentina

¿Cuál fue el único lugar del mundo donde el dólar subió con fuerza? Por supuesto en Argentina: la semana pasada el dólar blue saltó 5,9% con cierre de operaciones antes de tiempo porque no había vendedores (quedaron cientos de compradores queriendo sacarse sus pesos de encima y no pudieron), mientras que el dólar MEP subió 1,7%, el crawling peg oficial siguió a velocidad de crucero del 1,1% semana y el contado con liquidación quedó a la zaga con un avance de sólo 0,3% por una única razón: había muchos dólares entrando, para convertirse en títulos públicos, y pasar fin de año en esa posición, ya que ahí se saca la foto impositiva que les permite quedar exentos del demencial impuesto del 2,5% anual que se paga por tener dinero en blanco en cuentas del exterior.

Por supuesto, a partir de hoy, con el cobro del aguinaldo y de los $24.000 que recibirán los empleados en blanco por decreto presidencial (algo que puso al límite a miles de pequeñas y medianas empresas), la presión sobre el blue se acentuará. Y una vez que pase fin de año, y que la foto de bienes personales ya sea sacada, el dólar fuga (o contado con liquidación) volverá a prender motores, elevándose hasta un precio que nadie conoce, porque no es el dólar el que sube, sino es el peso que baja sin parar.

Ocurre que en esta situación el Banco Central argentino prendió cuatro motores para la emisión: emite pesos para comprar bonos y que ese mercado no desaparezca, emite pesos para comprar dólar soja 2.0, emite pesos para pagar intereses de Leliq y pases, emite pesos para pagar los bonos de fin de año y emite pesos para asistir al Tesoro con el roleo ficticio de la deuda, ya que operadores especializados aseguran que el 90% de la gran cantidad de pesos que consiguió Massa en la última licitación del 14 de diciembre provino de organismos públicos (bancos oficiales, provinciales, fondo de garantía de la Anses y demás organismos, asistidos a través de pases contables con el BCRA). Este miércoles Massa enfrentará una licitación sencilla: vencen "solo" $40.000 millones, casi todos están en manos privadas, que quieren cobrar e irse, pero seguramente habrá más de lo mismo, dinero de emisión indirecta alimentando al Tesoro con todo lo que necesita. Pero desde enero vienen vencimientos en los que Massa deberá ser como David contra Goliat. 

Entre enero y septiembre el Tesoro deberá pagar vencimientos mensuales que van entre $1 billón y $3 billones por mes, con pico en julio. 

En marzo se deben pagar papeles por $ 2,3 billones, y la mayoría están en manos privadas y ajustables por inflación, con una minoría atada al tipo de cambio y a la tasa de interés. Por lo que hacerse trampa al solitario será muy difícil, sobre todo si la lluvia sigue sin bendecir al campo tanto como se anhela.

A nivel local, la semana pasada también tuvo dos particularidades que no deben ser dejadas de mirar con atención. El BCRA mantuvo la tasa en el 75% anual, que en términos efectivos es de 4,8% mensual ya que los plazos fijos promedio de están haciendo por extensiones de 41 días. Es decir, un plazo fijo rinde apenas menos que el 4,9% de IPC que midió el Indec para noviembre, un número que una parte del espinel no creyó: "incluye precios cuidados o justos, que no están en todas partes, esos productos se acaban pronto, por lo que el CER no compensa el poder de compra", aseguran varios analistas: "Los bonos CER licúan el capital", repiten.

Con esta realidad hubo dos datos muy llamativos. Según datos oficiales del BCRA, el stock total de plazos fijos en pesos se detuvo el 9 de noviembre pasado en $ 8,6 billones y con la tasa de interés como multiplicador debería haber crecido en unos $ 800.000 millones en las últimas seis semanas, pero eso no ocurrió, entró en una meseta. Todos esos pesos se fueron de ese tipo de colocaciones, se dolarizaron. Y, junto con los que trajeron dólares del exterior, compraron bonos nacionales, por lo que la semana pasada los títulos públicos subieron 5,2% hasta el miércoles, pero cedieron jueves y viernes y redondearon un balance semanal con un aumento del 3,7%, pero en los dos últimos días de la semana el riesgo país volvió a subir: creció 102 unidades, de 2081 a 2.183 puntos, mientras el blue volaba.

La Bolsa para arriba

¿Qué pasó con los papeles privados? Aquí viene la mejor parte. La compra de bonos para evitar bienes personales, o de dólares para huir de los pesos, se dio de manera exponencial con la Bolsa argentina, que la semana pasada fue la mejor de todo el mundo. En el balance semanal, la Bolsa de Buenos Aires saltó 13,7% en pesos o 7,4% en dólares y también hubo una gran suba del 6,7% en Brasil, con el Congreso autorizando a Lula para que aumente el gasto público a partir de enero, sin que el real ni siquiera estornudara. Es más, el dólar bajó en Brasil de 5,32 a 5,16 reales, pero claro el Banco Central do Brasil tiene reservas por US$ 400.000 millones, es un gigante contra el que nadie se puede animar.

Pero lo más sorprendente del caso es que con tasas de interés altas prometidas para por lo menos los próximos quince meses, los inversores bursátiles consideraron que las actuales tasas (4,5% en EE.UU. y 2,5% en Europa) son una estafa contra inflaciones del 7% y 10%, por lo que las Bolsas de Madrid, México y Santiago de Chile tuvieron una suba semanal del 1,9%, el índice industrial Dow Jones de Nueva York aumentó 0,9%, incluso Frankfurt finalizó 0,3% arriba. Y hubo sólo dos termómetros bursátiles que cayeron: el tecnológico neoyorquino Nasdaq perdió 1,9% y la Bolsa de Tokio (con la artimaña de la autoridad monetaria)  se hundió 4,7%.

Frente a todo eso, sin perderles pisada, los inversores miran los precios de las materias primas porque son los que muestran cuál es realmente la inflación que tiene el mundo. Y lo más distintivo es que los metales (insumos que no se degradas y pueden ser usados como reserva) y en alguna medida los granos, estuvieron para arriba, con el petróleo aún negativo pero volviendo de su último bajón. Así, en diciembre, la materia prima que más suba es la soja de Rosario, que avanza en el mes 13,1% gracias al dólar soja (que es una devaluación abrupta anticipada), debajo el níquel subió 10,2%, la onza de plata ganó 7,3%, el cobre 1,8%, la onza de oro 1,7% y la soja de Chicago tuvo un alza del 0,6%. Pese a su recuperación, el petróleo pierde 1% en el mes, el bitcoin y casi todo el panel cripto ceden 1,4% y por las recientes lluvias parciales el trigo Rosario baja 1,6%, el maíz de Rosario achica 3,4% y el girasol de Rosario cae 4,4%.

"Durante unos cuarenta días no habrá ninguna voz poderosa que pueda romper el mercado -dijo un operador - sólo habrá oscilaciones al conocerse los pedidos de ayuda por desempleo, los índices de inflación y si llega a haber algún otro agujero como el que provocó la cripto-exchange FTX. La cotización de la otra grande del sector cripto que tuvo muchos retiros, Binance, cayó de US$ 315 a US$ 228, pero pudo ir respondiendo y repuntó hasta US$ 244, aunque todavía con señales de debilidad. La gran paradoja en la que hemos caído es que el mercado ve venir una recesión sin que estas tasas de los bancos centrales terminen por doblegar la inflación. Eso en los libros se llama estanflación y convierte al horizonte en un territorio inestable y desconocido".

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