Como si se hubieran subido al Delorean de "Volver al futuro", los que peinan canas ven de qué modo están remarcando precios en los supermercados, como a fines de los años ´80, y no necesitan que ningún experto en economía les explique que los precios entraron en estado de "ebullición".
Por eso no sorprendió ayer cuando la Ciudad de Buenos Aires, de modo extrañamente adelantado, salió a anunciar su medición de la inflación de marzo (adelantándose al IPC Nacional que dará a conocer el Indec el miércoles próximo). El dato fue durísimo, como se esperaba: la CABA midió que los porteños sufrieron el mes pasado una suba de precios del 5,9%, por lo que se acumula en el primer trimestre un aumento del 14,6% y del 54% en los últimos doce meses. Y abril viene con yapa, ya que en la primera semana hay aumentos que van del 4% al 15% en diferentes productos claves para parar la olla.
Los analistas que miden las grandes variables de la economía saben perfectamente que este pulso inflacionario tiene algún impacto por la suba de los precios internacionales por la guerra en Ucrania, pero afirman que esencialmente es el resultado del "plan platita" que lanzó el Gobierno en el cierre del año pasado por sugerencia directa de Cristina Kirchner a Martín Guzmán, luego de haberlo acusado de que se perdió duramente en las PASO de septiembre porque el ministro de Economía había ejecutado un ajuste notable.
Y ahora que las papas queman, el ala kirchnerista de la coalición de Gobierno se quiere deslindar de la responsabilidad por los "funcionarios que no funcionan". Y ayer, la acusación de los K hacia el lado si se quiere albertista del Gobierno (si es que existe tal cosa) fue todavía más allá. Después de haber dicho el otro día "uno magia no puede hacer", el secretario de Comercio Interior Roberto Feletti acusó ayer directamente al ministro Guzmán de la inflación y agregó que "esto se va a poner feo".
Y como si esa suerte de oposición dentro del propio oficialismo no fuera suficiente, después de que el gobernador Axel Kicillof marcara diferencias con el Gobierno nacional porque no presiona lo suficiente por lo que en consecuencia "el sueldo empieza a no alcanzar", el senador Oscar Parrilli (voz directa de Cristina) fue todavía más allá: dijo que "el adelantamiento de paritarias es una decisión con gusto a poco, el Gobierno debería hacer más, ser más audaz; el dinero que se le da a los trabajadores no se fuga". Eso se dijo luego de que se subiera 50% el Plan Alimentar, con un reparto importante de dinero a 2,4 millones de pobres ($ 9.000 para familias con un hijo, $13.500 con dos hijos y $18.000 con tres o más hijos), en un intento por frenar la avanzada piquetera, y viendo de qué modo se están recortando las barbas en Perú, con enorme presión para destituir al presidente Pedro Castillo.
El impacto de la Fed
Todo este descontrol en los precios encontró al mercado local y también a los mercados internacionales en estado de shock tras el anticipo de la Fed, en el que confirmó que se terminó el reparto de dólares desde helicópteros, y que luego de repartir US$ 120.000 millones por mes, pasa a retirar desde ahora US$ 95.000 millones con venta de bonos, aplicando además tres subas sucesivas de tasas de 0,5 punto cada una, por lo que los países endeudados y todos los proyectos de inversión del mundo están recalculando, para ver qué rentabilidad quedará sobre la mesa si la Fed lleva a la tasa corta al 3% anual a fin de año.
Esto provocó ayer otra suba global del dólar. Ayer subió 0,7% en Brasil y Chile, 0,2% contra el euro y 0,1% contra el yen, con baja del 0,1% contra la libra y 0,2% abajo en México. Y a nivel local, de los catorce dólares de Alberto, trece subieron, los dólares financieros libres (MEP y CCL) recuperaron $2,11 y $1,43 cada uno) y sólo el dólar blue fue el único que se mantuvo quieto, en $196, un poco por manos amigas del Gobierno, pero esencialmente por miles de ahorristas que se están desprendiendo del canuto para poder pagar los gastos. Se trata de clase media que lentamente va quemando los ahorros, con creciente temor por lo que viene.
El rumbo de bonos y acciones
La reacción con los títulos acompañó casi a la generalizada indexación diaria que están teniendo los precios de toda la economía. Tanto las acciones como los bonos marcaron leves subas, por lo que el riesgo país cedió 12 unidades, hasta 1.727 puntos básicos, en un momento en el que lentamente las tasas largas de los bonos del Tesoro de EE.UU. nos van hirviendo. Ya se paga 2,7% anual a 5 años, 2,6% a 10 años y 2,7% a 30 años.
Frente a eso, siguiendo datos sobre el Covid y sobre la guerra en Ucrania, pero más enfocados en tratar de averiguar si lo que viene en una desaceleración del crecimiento, un estancamiento o una recesión, la Bolsa de Nueva York arrancó el día con fuertes bajas, pero fue recuperando hacia el final, tanto que al cierre el S&P subió 0,4%, el Dow mejoró 0,2% y el Nasdaq casi no se movió. Mientras que la Bolsa de San Pablo subió 0,5% y la de México bajó 0,3%.
En el mercado bursátil local, el índice Merval logró subir 0,6%, pero con un dato que llama la atención: se operaron $1.234 millones en acciones y $1.880 millones en Cedears, lo cual demuestra que muchos de los inversores más experimentados están bajándose de la compra de papeles extranjeros, según dicen en la city esencialmente por dos motivos: un ccl más débil y uso del carry trade o la bicicleta financiera, y cierto temor a que Wall Street se encuentre dentro de muy poco con un bajón contundente.
Commodities mixtas
Detrás de todo ese panorama, las commodities actuaron de manera difusa. El petróleo terminó sin cambios. Los metales preciosos estuvieron con alzas del 0,6%, más la plata que el oro. Los metales básicos estuvieron mixtos. Los granos en Chicago mostraron una buena jornada para la soja pero un mal día para el trigo. Y en Rosario ocurrió todo lo contrario: estuvo todo muy quieto, salvo el trigo que trepó otro 2,7%, con reacción al Fideicomiso y con una división que hizo girar muchas cabezas: CRA, Federación Agraria y Coninagro anunciaron que no se plegarán a la movilización de productores que se hará hacia la Ciudad de Buenos Aires: según dicen prefieren esperar una protesta general y no destacar al campo como el único sector productivo que protesta.
Pero más allá de toda esta ebullición interna, lo que generó ciertas sonrisas incrédulas tuvo que ver con las criptomonedas.
Ayer mismo, dos expertos en finanzas hicieron un pronóstico diametralmente opuesto. La gurú Cathie Wood (CEO de Ark Investment) salió a decir a los cuatro vientos que el Bitcoin llegará a valer un millón de dólares dentro de ocho años.
Mientras que Ena Ailín Andrada, la experta en criptomonedas involucrada en Vayo Coin, salió a advertir: “No sé si la gente va a cobrar su plata”.
Ebullición, volatilidad, un mundo difícil e impredecible, en el que cada inversor debe elegir si colocar su plata en lugares muy seguros o tomar un riesgo que lo puede llevar a otra dimensión.