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Industrias del conocimiento: llave para el desarrollo de toda la economía

Ser un país moderno, competitivo e integrado al mundo, requiere indispensablemente que las industrias del conocimiento argentinas tengan un ambiente de negocios que les permita ser la fuente de innovación de todo el sistema productivo.

Industrias del conocimiento: llave para el desarrollo de toda la economía
25 agosto de 2023

Por Luis Galeazzi (*)

En el discurso público ya se acepta que la economía del conocimiento es el sector clave para la productividad de todos los demás sectores económicos, y que sus tecnologías -como la inteligencia artificial, la big data, la nanotecnología y la geolocalización, entre otras- son las palancas que mueven la innovación de la nueva era digital. 

Sin embargo, en nuestro país no se termina de mensurar su potencial valor agregado, lo que dificulta su tratamiento como política pública.

 Las industrias del conocimiento no solo son fundamentales por su capacidad para crear empleos de alta calidad en toda la geografía del país, por su gran potencial como exportador de alta tecnología a los principales mercados mundiales, y por su constante aporte a las cuentas fiscales, tanto nacional como provinciales, a través de impuestos y contribuciones previsionales. Estos argumentos de por sí ya bastarían para colocar a las industrias del conocimiento como uno de los motores esenciales de nuestro desarrollo económico inmediato.

 Sin embargo, las industrias del conocimiento son igualmente valiosas por el aporte de sus tecnologías al desarrollo de otros sectores clave de nuestra economía, como la energía, la agricultura, la industria, la farmacéutica y el transporte.  Y no solo respecto de esos verticales económicos, sino también por su capacidad para renovar los servicios del sector público como la administración del gobierno, la gestión de la justicia, la educación, la seguridad y la salud.

 En todo el mundo la clave de la competitividad está basada en la inserción de las nuevas tecnologías que están revolucionando nuestra idea tradicional sobre los bienes y servicios que consumimos. 

 Por dar solo un ejemplo, la industria automovilística, principal motor de la economía del siglo XX, en esta década está redefiniendo integralmente su concepto de valor: no solo desarrolla nuevos motores híbridos o totalmente eléctricos para reducir las emisiones de gas, sino coches con conducción autónoma, con sistemas de infoentretenimiento avanzados, funciones de control por voz, integración con dispositivos móviles y capacidades de navegación en línea. 

Pero no solo cambia la tecnología del automóvil en sí mismo, sino que se desarrollan nuevas modalidades de uso con tendencia hacia la movilidad compartida, como los servicios tipo Uber y Lyft y el alquiler de vehículos compartidos en muchas áreas urbanas. Por ejemplo, Toyota ya ha lanzado una nueva empresa dedicada al alquiler de autos temporarios totalmente monitoreados para garantizar la calidad del servicio al usuario.

El ejemplo de la industria automovilística puede trasladarse a cualquier otro sector económico en los que la disrupción está basada en el encuentro de la creatividad humana con las nuevas tecnologías digitales. Y esta tendencia sorprende no solo por la velocidad de su desarrollo sino por su adopción por la sociedad, sobre todo luego de la experiencia de la pandemia, que fue un disparador de los servicios digitales en todo el mundo. 

Para nuestro país es clave que el efecto transversal de la economía del conocimiento también sea producido desde el ecosistema local, generando las condiciones para que nuestras industrias del conocimiento participen activamente del salto digital de nuestra sociedad

Ser un país moderno, competitivo e integrado al mundo, requiere indispensablemente que las industrias del conocimiento argentinas tengan un ambiente de negocios que les permita ser la fuente de innovación de todo el sistema productivo. Fomentar el desarrollo del ecosistema de las industrias del conocimiento es, más allá de cualquier ideología de gobierno, una condición de pertenencia al siglo XXI.


(*) Director Ejecutivo de Argencon

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