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Con más sombras que luces, el "plan Massa" se pone a prueba en Washington

Por ahora, está siendo más efectivo para convencer al círculo rojo que a Wall Street, donde hay más dudas que certezas. Lo mismo se siente, dicen las encuestas, en la calle.

Gabriel Rubinstein y Leonardo Madcur tendrán la tarea de venderle al Fondo el "plan Massa".
Gabriel Rubinstein y Leonardo Madcur tendrán la tarea de venderle al Fondo el "plan Massa".
Leandro Gabin 02 septiembre de 2022

El equipo económico emprende este fin de semana su gira por Estados Unidos para verse con la número uno del FMI llevando algunas consignas claras: vender el ajuste fiscal y "pedir tiempo" para tocar el tema cambiario. En las últimas horas siguieron los trabajos en el quinto piso del Ministerio de Economía previo a la reunión clave "face to face" con el staff del Fondo.

Los contactos entre los funcionarios y los encargados del caso argentino se intensificaron con la llegada de Gabriel Rubinstein, quien tendrá junto a Leonardo Madcur, la tarea de venderle al Fondo el "plan Massa". 

Se descarta en pasillos oficiales que haya un relanzamiento de la gestión económica, sino más una batería de iniciativas que ya se venían hablando con el Fondo desde que desembarcó el tigrense.

Tal como adelantó este medio, el alter ego de Martín Guzmán, Sergio Chodos, fue eyectado del elenco oficial y no figura en la lista de los representantes argentinos que estarán en las reuniones.

"Del tema FMI se encargan Gabriel y Leo", explican en Economía sin nombrar al ahora "innombrable" que fue corrido por pedido explícito del organismo.

Sea como fuere, además de Rubinstein y Madcur, los que viajan el domingo son Raul Rigo, Eduardo Setti, Lisandro Cleri y Marco Lavagna.

Todos ellos tendrán la tarea de convencer al Fondo que el ajuste fiscal va a seguir el año próximo, en medio de una puja electoral con el oficialismo tentado a hacer populismo económico para ganar. Se verá.

La cuestión fiscal es el único ancla que el equipo de Massa imagina para el resto de groseros desequilibrios macro de la Argentina. Se espera que el apretón fiscal (pegándole al gasto pero también saliendo a recaudar más) y monetario (el Banco Central seguirá subiendo las tasas de interés) haga su magia.

Pero el último dato del déficit de cuenta corriente generó alarma en el mercado y podría acelerar el desenlace que el Gobierno quiere evitar a toda costa. Dice LCG, la consultora que fundó Martín Lousteau, que desde el 2018 que no se observaba un déficit acumulado de la cuenta corriente durante los primeros 7 meses del año, que alcanzó US$ 635 millones (-0,1% del PIB). 

"A pesar de observarse un elevado nivel de liquidaciones de las exportaciones y un superávit de mercancías por US$ 9.645 millones, este no alcanza para compensar el déficit de la balanza de servicios que suma US$ 6.047 millones y de Intereses por US$ 4.158 millones (US$ 10.205 millones en total)", apuntó. 

Los primeros en percatarse de esto fueron los del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés). La asociación que representa a los principales bancos y fondos de inversión del mundo con sede en Washington alertó sobre la preocupante tendencia

"Esperábamos que Argentina comenzara a tener déficits en cuenta corriente el próximo año y no en 2022, abriendo una brecha de financiamiento en el programa del FMI a medida que se acercan las elecciones. Está sucediendo más rápido de lo que pensábamos, lo que hace que la devaluación sea más probable incluso si es políticamente difícil", remarcó Sergi Lanau, el economista jefe del IIF. 

Massa está siendo más efectivo para convencer al círculo rojo que a Wall Street, donde hay más dudas que certezas. Un ejemplo de eso se vio en el lapidario reporte de Fitch Ratings de las últimas horas, una de las tres grandes calificadoras de riesgo en el mundo. 

Dicen que el nombramiento de Massa podría haber ofrecido una oportunidad para un cambio de política más asertivo que mejore el desempeño bajo el programa del FMI, pero que "las medidas anunciadas hasta ahora no equivalen a un plan de ajuste integral necesario". 

El informe, firmado por Todd Martínez, un "duro" de la calificadora, apunta que "no está claro si Massa puede diseñar un giro político para poner en marcha el Programa de Facilidades Extendidas". "(Massa) no es economista y ha tomado decisiones populistas en cargos anteriores, pero tiene la influencia política para salvar las tensiones dentro de la coalición peronista gobernante y lograr ajustes impopulares pero necesarios", advierte.

Si bien Martínez reconoce que el nuevo ministro hizo cosas por el camino correcto como el tema de subsidios que "ofrecerán una mejora fiscal estructural importante", advierte que se necesitará mucho más para alcanzar los objetivos del programa y "no parece probable que otros esfuerzos fiscales en curso ofrezcan ahorros grandes y duraderos". 

En el tema de reservas, clave para evitar una devaluación, Fitch dice que los planes para impulsar las arcas del Central se basan en el endeudamiento y no abordan las debilidades subyacentes, como la política de tipo de cambio. 

"Este no es un cambio de política decisivo que pondría a Argentina en el camino de acumular reservas y recuperar el acceso al mercado, dos requisitos para pagar el servicio de la deuda externa que aumentará en 2025", decretó la agencia. 

Pero Massa tampoco seduce al votante argentino, al menos por ahora. El director de Synopsis, Lucas Romero, salió a medir al ministro y se encontró con que no logró mejorar las expectativas. Tal como dijo el mismo funcionario, no es un "salvador". Quedó demostrado. 

"La expectativa de que Massa pueda ser la solución de la crisis económica es baja. La gente se cansó de creer y tiene un sentimiento negativo, de incertidumbre. El gobierno prometió mucho y cumplió poco", dice Romero. "No hay claridad hacia donde estamos yendo", agregó. 

El politólogo concuerda en que hay una "grieta" entre la recepción que tuvo el ministro por parte de los empresarios y la gente en la calle. "Lo que ha ofrecido Massa y generó expectativa en los empresarios es que viene a solucionar los problemas políticos más que económicos", recuerda.

"Viene (Massa) a hacer lo que quería hacer Guzmán y Batakis y no pudieron. Eso genera expectativa en los empresarios pero está lejos para la gente. Antes de creer voy a querer ver, dice la gente. Si no baja la inflación esto no mejora", reseñó Romero. 

Para adelante, y luego de estabilizar la crisis en niveles igualmente preocupantes (con la inflación aún sin freno), el director de Synopsis afirma que hay una recuperación marginal de la marca de Frente de Todos.

"Julio fue el peor de toda la serie donde el oficialismo estaba roto. La mejora posiblemente esté subestimando el potencial electoral, porque cuando sumas todos los candidatos están más cerca del 30%. La intención de voto hoy es del 24,4%, más bajo que lo que sacó el gobierno el año pasado", revela.

¿Hizo piso el Frente de Todos? Como la economía, pareciera que sí. La pregunta es cuánto más puede mejorar antes de que vuelva a empeorar. De ahí, Massa quiere ser quien corte el ciclo negativo. 

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