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La “DogeCoin Killer”

Shiba Inu vs DogeCoin, ¿y Tether se puede volver más seguro que USDC?

La novedad de la semana la ocupa sin duda la moneda Shiba Inu, que se promociona como la “DogeCoin Killer”

Shiba Inu vs DogeCoin
Shiba Inu vs DogeCoin Archivo.
Gonzalo Martínez Mosquera 02 noviembre de 2021

Sin dudas el evento más importante en los últimos tiempos dentro del mundo de las criptomonedas fue la aprobación del lanzamiento de Fondos Comunes de Inversión (ETF) de futuros de Bitcoin que permitió sostener el precio de esa moneda por encima de los US$ 60.000 durante varias semanas.

El “BITO”, que es el ticker que le dieron al ProShares Bitcoin Strategy ETF, el primer ETF lanzado, superó los US$ 1.100 millones en activos en cartera en los primeros dos días de trading, superando el récord histórico del $GLD Gold ETF que, como su nombre lo indica, es el fondo que sigue la cotización del oro.

Es un dato muy relevante. Pensemos que gran parte del éxito de Bitcoin depende de que la moneda digital se convierta en una versión digital del metal amarillo. Si lo lograra y pudiera reemplazar la mitad de las reservas de valor invertidas en oro, la moneda digital cotizaría por lo menos en US$ 500.000 por unidad.

El problema de Bitcoin es que no es la única moneda digital descentralizada con una emisión limitada por su código de origen y cada tanto aparecen rivales que quieren robarle el trono. Fue en su momento el caso de DogeCoin que apareció como un meme y recibió el apoyo de figuras muy conocidas como Elon Musk y el rapero Snoop Dog, lo que le permitió tener un market cap actual de US$ 35.000 millones, que la coloca como la cripto número 10 en tamaño, según CoinMarketCap.

Pero la novedad de la semana la ocupa sin duda la moneda Shiba Inu, que se promociona como la “DogeCoin Killer” (“La matadora de DogeCoin”). De la misma manera que su rival, esa moneda tiene la cara de un perro como imagen y ahora, después de una tremenda suba, ocupa el noveno lugar en capitalización de mercado con casi US$ 40.000 millones de valor dejando atrás a su rival. El precio por unidad se multiplicó por 7 en menos de un mes, lo que muestra la locura que generó su crecimiento.

Tanto movimiento tuvo esa moneda que WazirX, el exchange más grande de la India, tuvo que frenar las transacciones entre el par SHIB/INR, que junta a la moneda digital Shiba Inu con las rupias indias ¿Habrá alguna razón fundamental que explique semejante despelote? Permítanme dudarlo.

El de las criptos es un mundo no apto para cardíacos y con muchos riesgos de todo tipo. Como por ejemplo le pasó a un usuario de Coinbase que en solo 10 minutos vio cómo le robaban más de US$ 11 millones en criptos, caso que ahora se encuentra en manos de la oficina del fiscal de Estados Unidos.

El perjudicado había comprado 200 Bitcoin y acto seguido recibió una notificación que supuestamente era de Coinbase diciéndole que su cuenta había sido bloqueada. Obviamente el aviso no venía del exchange y cuando llamó al número que aparecía en él, del otro lado estaba el “scamer” que logró retirar aquel monto de sus tenencias. Y sí, como no existe un 0800-Bitcoin la posibilidad de rescatar esas monedas sustraídas son más que escasas.

Todo ese evento se dio en abril de este año y, por lo tanto, el afectado no solo perdió los Bitcoin sino que también dejó pasar el rally alcista que llevó a la moneda digital a los valores que mencionamos antes. Una de las causas para esa suba es que los mineros estarían stockeando Bitcoin, según muestra un reciente informe de Kraken, uno de los exchanges más importantes del mundo.

Otro que parece querer “hodlear” (“mantener” en idioma cripto) Bitcoin es El Salvador. La semana pasada su presidente, Nayib Bukele, informó que su país había comprado 420 Bitcoin adicionales por un valor total de US$ 25 millones. Con esta compra el país ya cuenta con 1,120 Bitcoin lo cual implica una tenencia equivalente a los US$ 67 millones, aproximadamente.

¿Es una buena idea que un país especule con el precio de una moneda digital? Personalmente creo que no y, ya que el Bitcoin es moneda de curso legal, lo más “Bitcoiner” sería dejar que cada ciudadano decidiera por sí mismo si quiere invertir en ese activo. Usar el espacio fiscal que generan los impuestos para comprar Bitcoin pareciera, en mi opinión, un mal uso para los recursos públicos.

Donde sí podría ser una buena inversión es en el caso de las empresas radicadas en Estados Unidos. Esta fue la conclusión a la que llegamos en una charla por Twitter que tuve con John Kiff, un ex Fondo Monetario Internacional (FMI) con mucha presencia en la red social del pajarito y un experto en criptos y CBDC.

Por ejemplo, es el caso de MicroStrategy que, como el lector de esta columna sabe, cuenta en su activo con una fuerte inversión en la moneda digital más conocida. Durante el último trimestre registró una pérdida de US$ 65 millones originadas en aquel activo a pesar de que Bitcoin subió en ese mismo período, generando una ganancia implícita no registrada  a la empresa de US$ 1.300 millones.

La explicación es puramente contable y se debe a que las normas de Estados Unidos obligan a registrar como pérdida todas las bajas en la inversión que lleven su precio por debajo del de adquisición, aunque sean momentáneas. De esa forma, las pérdidas se reflejan pero no lo ganancias (hasta que venda el activo) y, por lo tanto, el balance es menor que el real, lo que podría tener un impacto en menores impuestos pagados.

Son cuestiones poco entendibles, pero que no vamos a cuestionar. Donde sí hay que hacerse preguntas es respecto a las reservas que respaldan las stablecoins, especialmente si uno cuenta con ellas en sus ahorros. Algunas dudas, de hecho, surgieron esta semana al respecto.

Es el caso de USDC, el segundo criptodólar en importancia después de Tether. Como ya hemos comentado, los emisores de esa stablecoin habían prometido en agosto que sólo invertirían en “cash and short duration US Treasuries” (cash y bonos del Tesoro de Estados Unidos de corto plazo). En la última atestación de sus reservas mostraron un claro avance en ese sentido ya que el 100% de sus inversiones se encuentran en la forma de “cash y cash equivalents”. Sin embargo, como mostró Steven Kelly en un tuit, el informe podría tener una trampita.

Dentro de “cash y cash equivalents” incluyen “commercial papers” (préstamos a empresas) de menos de 90 días. Si bien el hecho de que sean préstamos de corto plazo da algún nivel de seguridad mayor que si fueran de más larga duración, claramente no serían lo mismo que un depósito bancario o un bono del Tesoro. Lo más irónico de todo es que Tether, que se supone que es una stablecoin mucho menos seria que USDC, si hace esa discriminación en sus atestaciones.

Para colmo de males, el mismo Steven señaló la contradicción en la que cae USDC cuando promociona su producto financiero de préstamos explicando que estos estarían sobrecolateralizados en Bitcoin mientras que los bonos del Tesoro no tienen garantía y, al mismo tiempo que decía esto, explicaba que sus tokens emitidos iban a estar respaldados por esa misma deuda del Gobierno de Estados Unidos. Pareciera poco serio respaldar tu deuda con un activo que crees que no tiene colateral, ¿no?

Y si todo esto fuera poco, Tether, del cual claramente no somos fanáticos, anunció la semana pasada que va a comenzar las pruebas para poder cumplir con la Financial Action Task Force (FATF) Travel Rule (“la regla de viaje” según su traducción literal) que obligaría a los proveedores de sistemas de pagos en cripto a conocer e informar la identidad de los participantes en una transacción (remitente y receptor). Sería el colmo que tengamos que hablar de Tether como la stablecoin a imitar desde el lado regulatorio, pero nunca se sabe, ¿no? 

Sea como sea, tampoco vamos a caerle con todas las críticas a USDC y mucho menos pensar que (por ahora) es más riesgosa que Tether. Bienvenido sea que los emisores de criptodólares hayan decidido adecuarse a las normas. Pareciera que están en el buen camino y todos quienes confían en sus tokens se verán beneficiados de ello. 

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