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Italia prevé una crisis más dura y persistente

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Paolo Rizzo 08 octubre de 2020

Por Paolo Rizzo

ITALIA.- El Gobierno italiano estima que el impacto del Covid-19 sobre la economía será más duro y persistente de lo previsto.

La caída del PIB para 2020 será de 9,1% mientras, solamente hasta hace unas semanas, el Gobierno trabajaba con una proyección de menos 8%. Este dato ha sido actualizando en consecuencia de la segunda ola de casos de Covid-19 en toda Europa y del miedo de que el fenómeno pueda volver a Italia. La previsión de crecimiento económico en el cuarto trimestre fue actualizada de +3,8% a +0,4%. Se trata de una noticia que contrasta con el entusiasmo generado por el rebote de la actividad económica durante el tercer trimestre.

Pero, sobre todo, el impacto del virus será más persistente de lo que se pensaba. La crisis podría extenderse por cuatro años. De hecho, solamente en 2023 el PIB volverá a ser mayor del PIB de 2019 (+0,3%). Es decir que no habrá ninguna recuperación de la economía en forma de V. Como si no fuese bastante, la economía italiana nunca se ha recuperado de la crisis de 2008: el PIB de 2019 es 4% inferior al de 2007. Entonces, en 2023 el PIB italiano será apenas superior al nivel prepandemia, pero todavía inferior al de 2007.

Estos datos se basan en previsiones que consideran un escenario de moderado aumento de casos en Italia. Pero, en el caso de un escenario adverso y un aumento significativo de casos, el PIB del cuarto trimestre podría registrar una caída y el PIB de 2020 podría registrar un derrumbe mayor del 10%.

Además, el escenario base prevé una distribución de las vacunas en los primeros meses de 2021. Al ser así, el Gobierno levantaría todas las medidas restrictivas en los próximos meses y el PIB de 2021 registraría una suba de 5,1%. Si, por otro lado, la distribución de las vacunas se demora y las medidas restrictivas fueran confirmadas, la tasa de crecimiento para 2021 pasaría de 5,1% a 1,8%.

Si bien es difícil prever el futuro del virus, y en consecuencia de la economía, se puede medir el impacto que tuvo el Covid-19 sobre las finanzas públicas de 2020. Desde que se introdujo la cuarentena obligatoria en marzo, el Gobierno italiano ha financiado medidas extraordinarias para contener la pandemia y sus repercusiones socioeconómicas y sanitarias por un total de 100.000 millones de euro, casi 6,1% del PIB. A fin de año, el déficit será del 10,8% frente al 1,6% registrado en 2019.

En consecuencia, el ratio deuda/PIB pasará de 131% en 2019 a 154% en 2020 y se mantendrá por encima de 150% hasta 2023. Luego, en la más optimista de las previsiones, solamente en 2031 el ratio deuda/PIB alcanzará los niveles pre-Covid. El Gobierno italiano advierte que lograr reducir la deuda en una década sería un “ottimo risultato”.

El optimismo de junio y julio parece haber dejado al paso a la realidad. El estado de emergencia proclamado hasta el 15 de octubre ha sido postergado hasta el 31 de enero de 2021. Se vuelve a hablar de la posibilidad de volver a confinamientos selectivos y el Gobierno acaba imponer el uso del barbijo en las calles. El optimismo que había traído el verano boreal deja ahora el paso a la preocupación por los próximos meses.

Quizás el ejemplo más explicativo es el fútbol italiano. En junio y julio, los clubes lograron salvar la temporada y garantizar parte de sus ingresos. Pero el comienzo de la nueva temporada ha sido caracterizado por la suba de casos de Covid. El equipo Genoa ha registrado 22 casos positivos (17 entre jugadores). Después de muchas polémicas, sus partidos han sido postergados, pero nadie sabe cuándo se recuperarán los partidos. El Napoli, que había jugado su último partido contra el Genoa, ha registrado un caso de coronavirus y su equipo no ha podido viajar a Torino para jugar contra la Juventus. En la tercera fecha no se han jugado dos partidos por Covid. La duda de muchos es que el campeonato 20/21 no se juegue y que el Calcio italiano pueda quebrarse. Al ser así se comprometería una industria que da trabajo a casi 250.000 italianos y que genera una facturación de casi 22 billones de euro.

Otros sectores podrían no superar una segunda ola de contagios. Emerge entonces un escenario económico mucho más desafiante de lo que se pensaba hace solo dos meses atrás. Italia parece haber vuelto a un clima de incertidumbre donde la marcha de la economía dependerá de los otros países europeos y el virus, pero sobre todo de la llegada de la vacuna.

Lo cierto es que con la llegada de la vacuna el Gobierno podrá levantar las medidas restrictivas, pero para superar la crisis económica se necesitará mucho más tiempo. Por lo menos cuatro años.

(*) Economista

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