En un momento en el que parece imposible encontrar buenas noticias económicas en el plano global, China tuvo un sorpresivo incremento de sus exportaciones. En abril, subieron 3,5% con relación al mismo mes del año pasado sostenidas por la demanda de los países del sudeste asiático, que se han convertido en su principal destino. Las importaciones cayeron 14,2% dejando en evidencia la debilidad de la demanda interna. El salto exportador hizo que el superávit comercial de China en abril alcanzase a US$ 45.340 millones el mes pasado. Según los analistas, será difícil sostener este desempeño dada la caída que tendrá la demanda de Estados Unidos y de los países europeos que están atravesando una fuerte recesión.
Además, han reaparecido las tensiones comerciales con Estados Unidos, ante la imposibilidad de que China, como consecuencia de la crisis que produjo el coronavirus, pueda incrementar sus compras en US$ 200.000 millones en un período de dos años como establece la Fase 1 del acuerdo que firmaron ambos países. Podrían retomarse las negociaciones, pero el contexto político no ayuda por las acusaciones que hace Washington sobre el origen del coronavirus y la forma en la que Pekín manejó el tema.
Por otra parte, difícilmente China pueda cumplir con el objetivo de duplicar el tamaño de su economía cada diez años, porque para lograrlo, debería crecer 5,5% en 2020, lo que parece difícil en el actual contexto global. En el primer trimestre el PIB cayó 6,8% y el FMI proyecta un crecimiento de solo 1,2% para la segunda economía del mundo a pesar de las medidas de estímulo que puso en marcha el Gobierno. También se informó que las reservas de China volvieron a crecer en abril y alcanzan a US$ 3,091 billones.
