Nunca el presidente de EE.UU. Donald Trump lució y sonó tan sombrío y deprimente como lo hizo ayer a la hora de la cena, mientras presentaba nuevos datos junto a médicos especialistas y vaticinaba que se vienen días "muy, muy dolorosos".
Fue un momento que los libros de historia no olvidarán: Trump, quien hace una semana estaba hablando de un regreso al trabajo en Semana Santa, advirtió con sombrío detalle el potencial de 100.000 a 240.000 muertes.
Atrás quedaron las ilusiones y el giro tranquilizador del mercado. Fue un recordatorio crudo, basado en la realidad, lo peor está por venir.
"Quiero que cada estadounidense esté preparado para los días difíciles que le esperan", dijo Trump antes de presentar a sus expertos médicos en la sesión informativa de más de 2 horas.
Y agregó: "Vamos a pasar por dos semanas muy difíciles. Y luego, con suerte, como predicen los expertos, como creo que muchos de nosotros estamos prediciendo, después de haberlo estudiado tanto, comenzarán a ver algunos luz al final del túnel".
"Pero esto va a ser muy doloroso, muy, muy doloroso por dos semanas", advirtió.
Luego de sus palabras, Trump entregó el podio a sus principales asesores médicos, el Dr. Anthony Fauci y la Dra. Deborah Birx, y se paró frente a sus sombríos gráficos.
Los datos proyectan que el virus podría matar de 100.000 a 240.000 estadounidenses, incluso con las pautas actuales de distanciamiento social.
Birx, coordinadora de coronavirus de la Casa Blanca, dijo que las estimaciones mostraron que entre 1,5 y 2,5 millones de estadounidenses podrían haber muerto por el virus "si no había mitigación".
Más de 3.900 personas con el virus han muerto en Estados Unidos, "una cifra que se ha más que triplicado desde el jueves por la mañana", según el NY Times.
En cuanto a su perspectiva personal, Trump dijo: "Cuando miras y ves de noche en la televisión el tipo de muerte causada por este enemigo invisible, es increíble. Estuve viendo anoche, el gobernador (Phil) Murphy de New Jersey diciendo '29 personas murieron hoy ', lo que significa ayer, y otras (Nueva York) hablando de números mucho mayores".
"Hablé con algunos de mis amigos , no pueden creer lo que están viendo", dijo.
Al referirse a las escenas que había visto en la televisión esa mañana de médicos y enfermeras que ingresaban en el hospital donde creció en Elmhurst, Queens, Trump dijo: "Es como que los militares entren en batalla, entren en guerra".
