Las empresas chinas están omnipresentes en una de las ferias de seguridad más importantes a nivel mundial que se desarrolla en París, capitalizando su vasta experiencia en el desarrollo de sistemas de vigilancia para que Beijing conquiste el mercado global a pesar de las preocupaciones de que la tecnología se ha utilizado para violar los derechos humanos, según informa AFP.
Con 89 de las 1.100 empresas que demuestran sus productos en la feria de seguridad de Milipol, China es la mejor representada de las 53 naciones presentes, salvo la nación anfitriona, Francia.
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Pero a diferencia de las armas y municiones que se exhiben en otros puestos, las empresas chinas ofrecen equipos no letales: cascos, chalecos antibalas y ropa táctica para las fuerzas especiales o las tropas antidisturbios, equipos de interferencia y cámaras, muchas cámaras.
China es conocida por su intensa vigilancia policial, y la firma de investigación de mercado IHS Markit estima que ya ha desplegado 176 millones de cámaras para monitorear espacios públicos en todo el país.
Se espera que ese número se expanda a 2,76 mil millones, o casi dos por cada ciudadano, para 2022.
Junto con la tecnología de reconocimiento facial, en la que China también es un líder mundial, la red de vigilancia es un elemento importante de los esfuerzos chinos para controlar a su población.
Las preocupaciones sobre el sistema parecen estar bien ubicadas.
Según un tesoro de documentos gubernamentales publicados recientemente por el New York Times, el sistema de vigilancia se utilizó contra la minoría uigur de China como parte de una ofensiva en Xinjiang.
Grupos de derechos humanos y expertos externos dicen que más de un millón de uigures y otras minorías mayoritariamente musulmanas han sido detenidos en una red de campos de refugiados en condiciones extremas en toda la región.
Beijing, después de negar inicialmente que existían los campos, ahora los describe como escuelas vocacionales destinadas a reducir el atractivo del extremismo y la violencia islamistas a través de la educación y la capacitación laboral.
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La participación de China en la feria tecnológica ha suscitado controversia en el pasado.
Los organizadores cerraron el stand de una empresa china en la feria anterior en 2017 después de que los activistas de derechos humanos de Amnistía Internacional los denunciaron por permitirle mostrar esposas que suministran descargas eléctricas y otros equipos que podrían considerarse instrumentos de tortura prohibidos en la UE.
Varias de las compañías presentes provienen de la región de Shenzhen, cerca de Hong Kong, hogar del fabricante de equipos de telecomunicaciones Huawei. Es el Silicon Valley de China.
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