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Tres empanadas

Los tres tercios electorales son como las tres empanadas de Brandoni: sólo podemos decir '¡qué miseria!'

Massa compartió con el hijo y nietos de CFK y con los hijos políticos, Kicillof y de Pedro
Massa compartió con el hijo y nietos de CFK y con los hijos políticos, Kicillof y de Pedro
Carlos Leyba 26 mayo de 2023

"Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de sus destinos". N. Avellaneda. La Nación es un proyecto de vida en común. Todo proyecto tiene un punto de partida. Su riqueza está en la claridad del destino. 

Desde siempre forjamos un acuerdo sobre el punto de partida para celebrar el acto germinal de la Patria, el primer gobierno criollo. 

La Patria empezó antes y su proceso de germinación culminó mucho después. La cultivamos todos, el criollo, a quien Perón llamó "hijo del conquistador español y de las mancebas indias" y el gaucho de quien dijo "nace de la cruza entre el indio y las blancas cautivas que el salvaje solía robar en las maloneadas periódicas" ("Conversaciones...", E. P. Pereyra, Hachette, 1962,) y también con "los que vinieron de los barcos". 

Acordamos que el 25 de mayo celebrábamos años de lucha. Todo nos hermanaba cada 25 de Mayo. "Los hermanos sean unidos...". (Martín Fierro).

Cristina acometió contra esa tradición que nos hermana. No sólo derogó, en los hechos, con la complicidad de los medios opositores y oficialistas, el día patrio, sino que al ocultar deliberadamente a la Casa Rosada señaló que allí no residía el gobierno: la "sede del gobierno soy yo". 

Habló luego de lograr un avance en una de las causas que contra ella tramita la Justicia: el fiscal Guillermo Marijuan "no la acusó" pese a indicios y sospechas. 

Massa compartió con el hijo y nietos de CFK y con los hijos políticos, Kicillof y de Pedro. 

 

Habría que recordarles otro 25 de mayo, el de 1973, en el que terminó la proscripción de "su partido", retornó la democracia después de 18 años, el fundador y líder de esa fracción, volvía del exilio con el compromiso de "la amistad política" que la sintetizó con "para un argentino no hay nada mejor que otro argentino". 

Derogaba un discurso sectario y divisor, que él había conjugado 30 años antes. No lo entendieron. 

Tal vez por eso, este 25 de mayo de 2023, la Plaza se encogió de sentido. 

Se achicó ex profeso esa idea de Patria, volvió un sectarismo pequeño y desesperado, justo cuando es urgente recuperar el sentido del proyecto de vida en común. 

Estamos en el peor momento del país desde 1983. La repetición de los fracasos hace de esta crisis una de salida mucho más compleja que la del 2001.

La decadencia, disparada hace 48 años, ha arrastrado lo económico, social, moral. 

No menor ha sido derogar el 25 de mayo y sustituirlo por el homenaje partidario al comienzo de una etapa.

La "década ganada" fue una "década soplada": un ciclo de bonanza externa que se desvaneció. La oportunidad de acumulación productiva, base de una sociedad próspera,  se desvaneció en el inmediatismo de una dirigencia política no preparada ni moral ni técnicamente. Dilapidaron.

El viento de cola fue, en esas manos, una ráfaga agotadora de stocks, enmascarada en el boom consumista. Hoy el 50% del gasto público nacional primario son jubilaciones y asignaciones familiares, más del 10% del PIB. Origen, las moratorias iniciadas por CFK: 35% de los beneficiados sin aportes poseen dos o más inmuebles. 

Quienes llegaron con la promesa de enderezar lo torcido de largo tiempo, nos ataron una piedra al cuello que nos arrastra a un tiempo obscuro: Macri adicionó -Marina dal Poggetto y Daniel Kerner, "Tiempo Perdido"- una deuda, en dólares, de más de US$ 90.000 millones. 

Esa situación endemoniada es la que recibió el artefacto Fernández. Además sufrió rayos externos devastadores. La pandemia a la que convirtió en un pandemónium inflacionario. La sequía de consecuencias jamás vividas: un derrumbe de la caja de dólares que nos paraliza. Un ministro inexperto que no sólo invirtió el orden de las negociaciones financieras externas, alargando la incertidumbre, sino que abandonó el barco generando una estampida que redujo al mínimo lo más escaso en la Argentina, los dólares y la confianza. 

Massa -que es consciente de la necesidad de terminar con el menjunje de la brecha - es obligado a navegar sin timón. Difícil travesía nos espera. No abandona el barco y al hacerlo morigera la posibilidad de la estampida letal. Nadie podría aguantar una "huida Guzmán 2".

La demencia del artefacto de CFK diseñado para "ganar" y no para gobernar, ha entrado en "coma inducido" a partir del acto vergonzoso en el que Cristina habló de sus bellezas imaginarias y no de las responsabilidades que le caben por el estado de la Nación sin gobierno. 

Es que gobernar es algo que no ocurre desde hace décadas.   

Gobernar es educar, crear trabajo productivo, atraer inversiones, ocupar el territorio, proteger la riqueza del mar y de la Cordillera, asegurar la libertad, promover la igualdad y fomentar la fraternidad. La demografía manda. El territorio se ocupa. El espacio se gobierna. Todo lo hemos abandonado. Destruimos el Estado.

El Estado, el gran agente reparador y de transformación, ha sido vaciado de contenido. 

La sociedad, el humus capaz de germinar lo que se siembra, ha sido deshilachada, desintegrada, en la base: la pobreza y sus daños irreparables de 40 años de estancamiento, la expansión de la pobreza infantil, la deserción y el fracaso escolar, las prácticas lamentables de la política menor. 

En la cúspide, la política mayor, nos ofrece el desolador panorama de los candidatos. Seguramente hay excepciones. ¿Cómo identificarlas?

  1. La primera consideración es la existencia sólida de un programa, de un plan, de gobierno: objetivos e instrumentos, explicitación de las consecuencias y de la manera de reparar los daños inevitables que toda construcción política implica. En política no existe la categoría del éxito. Es un compromiso. Cada logro implica costos y el programa debe incluir la reparación de costos. 
  2. La segunda consideración es la trayectoria de quienes se proponen: en la trayectoria están materializados los valores que se sustentan con los compromisos.
  3. La tercera es la capacidad de aproximación a las demás fuerzas, sus opiniones y programas.

No se puede gobernar sin plan, sin haber dado testimonio de esas convicciones y sin estar dispuesto a sumar.

A esta altura del proceso electoral el oficialismo no podría revelar la existencia de un programa que obviamente no tiene porque no lo cumple, no lo exhibe y no lo promete. 

Es una fuerza en estado caótico desde el punto de vista programático. El vacío conceptual de Alberto es irredimible, la posición discursiva de CFK es de asamblea universitaria invadida por el error y la incapacidad de mirarse al espejo y el cirujano a cargo, Sergio, quiere operar pero no puede entrar al quirófano. 

En definitiva es el tránsito por la orfandad propia del vaciamiento intelectual de lo que en su tiempo fuera el peronismo. 

El colmo es que su "mejor" candidato es "el soviético" A. Kicillof. A la derecha de CFK. Cuesta entenderlo. Imagine la reacción del "Viejo" -quien militó el golpe del '43 contra el comunismo en la CGT- ante el pícaro marxista travestido en "peruca" como intérprete del "Modelo Argentino para el Proyecto Nacional" (1/5/74). 

La segunda opción, a la izquierda de CFK, es E. de Pedro quién reivindica a la "juventud maravillosa" a la que Perón trato de "estúpidos imberbes" y de "banda". Lo promueve Luis Barrionuevo y dicen que el gran empresario Hugo Sigman. Una vida difícil, perdió a sus padres a manos de la Dictadura Genocida y ha superado una disfemia. Meritorio. 

Lucila Révora, su madre, junto a otro montonero, colocaron una bomba de trotyl en el departamento vecino al de A. Lambruschini, jefe militar de la Dictadura: murieron Paula Lambruschini, menor de edad, dos vecinos y otros 10 resultaron heridos. 

Cuando CFK la llama la generación diezmada consagra "la exaltación virtuosa de la negación del no matarás". 

Para mí, que viví esos tiempos, ese es el huevo de la serpiente de nuestra decadencia. Perón regresó al país para reconducir ese extravío. No le alcanzó la vida. La política de la boca del fusil de esos muchachos le quitó la vida de quién era su hijo sindical. 

Wado, por el asesinato de sus padres, ¿fue indemnizado? Las opiniones sobre el pasado anuncian las respuestas sobre el futuro. ¿Qué piensa Wado? Es CFK-dependiente: lo demostró con su renuncia y su contradictoria permanencia.

La tercera opción es Massa. ¿Cómo podrá sostener que quiere y puede, hacer lo que no ha hecho? ¿D. Scioli? ¿Es toda la oferta del Frente de Todos?

Todo pinta para la oposición. Bronca, frustración, miedo a la eternización de lo que hemos vivido desde hace tantos años hizo aparecer lo inesperado: un excéntrico, creado en el "panelismo mediático", que canaliza al horror al presente, anunciando un futuro que consiste en dinamitar lo que vemos sin entender, que lo que vemos, es sólo la superficie de nuestros males. Canaliza la bronca y rápido, en 140 caracteres. 

Pero en esa acción Milei actuó como una fuerza centrípeta que atrae hacia los extremos simplificadores e insensatos del liberalismo de Reader's Digest, a los candidatos del PRO y con ellos a JxC. 

Mas allá de la voluntad o del deseo, Milei es funcional al FdT y si todo pintaba para la oposición, Milei le está echando aguarrás.

La debilidad propia y la de JxC, Cristina, en un reportaje, las definió como una situación electoral de "tres tercios", en la que lo más importante es el piso. 

El piso de Cristina es alto y lo que es bajo es su techo. El techo la protegió de la lluvia el jueves, pero su techo es la razón para que se considere proscripta y busqué al mejor perdedor. No al mejor "ganador" para gobernar. 

Si pierde con Kici o Wado, lo hace con "ideología" y el discurso, además de auto elogio, apuntó ideología. Tal vez no haya otra oportunidad para tanta audiencia.

Un tercio, nuevo, sorprendente es Milei y ella lo elige para aumentarle el piso. 

Y finalmente JxC, un tercio cada vez más erosionado, que gana si llega a la segunda vuelta, tal vez no lo logre porque sufre de autofagia, entre otras cosas, porque no tiene un programa y la trayectoria de algunos de sus líderes no garantiza el compromiso.  

Triste. Los tres tercios son como las tres empanadas de Brandoni: sólo podemos decir '¡qué miseria!'.

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