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Medio siglo barranca abajo

Hace 50 años, plebiscitamos la concordia para un programa de crecimiento, desarrollo y progreso. La violencia, la secta, la locura, el genocidio lo destruyeron.

Perón y Balbín, tras la primera elección sin proscripciones luego de 18 años, forjaron un plebiscito por la democracia y contra la violencia
Perón y Balbín, tras la primera elección sin proscripciones luego de 18 años, forjaron un plebiscito por la democracia y contra la violencia .
Carlos Leyba 28 septiembre de 2023

La decadencia transforma al pasado en utopía. La ausencia de proyectos hace que "lo nuevo sea lo olvidado" (F. Bacon).

Nuestra tasa promedio de crecimiento (1945-1975) del PIB ph fue  2,2% anual y en EE.UU., 1,6%. (Maddison Project 2020).

Un pasado que explorar. Veamos. 

M. dal Poggetto señaló la urgencia de un tratamiento global y simultáneo para no caer en "el punto de no retorno" al que nos conduce la mezcla de irresponsabilidad de S. Massa más la bruma opositora y la desesperanza colectiva que pavimenta el camino para escuchar "una mente que no está correcta" (A. Yupanqui). Motosierra en mano vociferan "acabemos con esto ya. Acabemos con esta agonía" (J. Jones, Guyana, 1978). Acabar, demoler, palabras y sectas, produjeron el suicidio colectivo de 918 personas. 

En Argentina (1975), un grupo pequeño, la secta de los "Caballeros del Fuego" (Ricardo Zinn: mano sobre "Astrología Esotérica" de J. López Rega, "este hombre cambiará a Argentina" y tuvo razón) tomó el poder a la muerte de Perón (1974) y ejecutó el Rodrigazo. Desde entonces, números, "barranca abajo". 

Venimos de extravíos sucesivos de presidentes y ministros. No juzgamos intenciones. Continuidad en incapacidad de medir y de evitar las consecuencias que agravaron errores iniciales. Los remedios han sido peores que la enfermedad. ¿La razón? 

Incapacidad de escucha, ausencia de diálogo, soberbia, sectarismo y básicamente, debilidad moral, de formación y de madurez de los principales dirigentes. 

Sin esas carencias una sociedad, con nuestra geografía y nuestra historia, no podría haber involucionado así.

En nuestra joven democracia -lo mejor de ella y sus mejores hombres estuvieron en su nacimiento, 1983-  "la política" no fue capaz de evitar dos hiperinflaciones, la "hiper desocupación", el cierre de bancos, el corralito y el corralón, el incumplimiento de los contratos, insólitas transferencias de ingresos (lo asimétrico, la "brecha") y lo peor, la sistemática exclusión de niños (60%) arrojados a la pobreza, el crecimiento del narcotráfico y la increíble corrupción (grande, mediana, chica) que amenaza ahogar todos los poderes del Estado, en Nación, provincias, municipios. Hoy las "quintas" hasta amenazan la salud. 

¿Lecciones de la historia? 

El 23/9/55 asumió de facto el Gral. E. Lonardi con un mensaje: "Ni vencedores ni vencidos". Ese mensaje de conciliación, en la voz de un golpe militar, fue derrocado. Esa derrota ocluyó la posibilidad de apaciguar la "discordia". La respuesta de los vencidos fue la "resistencia" y a partir de allí "la política" fue un "tiempo provisorio". 

El derrocamiento de Perón, ese 23/9/55, fue apoyado por gran parte del Pueblo: fue la respuesta a presos y exilios, persecución a la Iglesia y la prensa; autoritarismo, culto a la personalidad, adoctrinamiento, ninguneo de la Constitución. Pero en ese tiempo hubo bombas opositoras en una manifestación y exaltación a la violencia desde la Rosada. Bombardeo a Plaza de Mayo, cientos de muertos y heridos y quema de Iglesias, locales políticos y asociaciones. 

Perón, intentó o simuló, la pacificación. No ocurrió. 

Luego la Dictadura intentó "aproximaciones democráticas" con proscripciones: "reforma constitucional" (1957), "elecciones" de A. Frondizi (1958) y de A. H. Illia (1963). Fueron derrocados.

En 1966, la Dictadura escaló, suprimió partidos, intervino Universidades, régimen penitenciario y control cultural, "sin fecha de vencimiento". Parte del empresariado, de políticos y de sindicalistas colaboraron. Un cambio estructural fueron las obras sociales (1970) que le dieron poder económico a sindicatos y desapareció la "salud pública" de Perón diseñada por Ramón Carrillo y respetada por todos; al volver Perón, en 1974, sancionó el Sistema Integrado (Ley 20.748) de salud pública. En 1980, la Dictadura Genocida la derogó.

Sin embargo, durante esos gobiernos fuera de la Constitución, hubo una cuestión estructural positiva: el modelo económico instalado por los conservadores en 1930, la industrialización para el desarrollo y el Estado de Bienestar de 1945, gozaron de consenso hasta 1974. Por eso crecimos, nos desarrollamos y progresamos.

La "Libertadora" no cambió el patrón, se sumaron transformaciones (Frondizi, Plan de Desarrollo de Illia) y, desde 1966, la promoción industrial y de infraestructura de A. Krieger Vasena, J. M. D. Pastore y Aldo Ferrer (1971). 

Dato: la década 1964-1974 fue la segunda de mayor crecimiento del PIB ph (33%) sólo precedida por la de 1884-1894 (49%). Ambas precedidas por dos décadas de crecimiento. 

Ese "consenso y patrón" fue destruido en 1975. No por causas económicas sino por la tensión entre las armas para el socialismo y la reacción para la disciplina social por desempleo.

¿Cómo empezó la lucha armada? La opresión política (1966) provocó rechazo social y habilitó la violencia guerrillera. No existían condiciones "pre revolucionarias": desempleo, pobreza, estancamiento. La Guerrilla fue "implantada", inspirada y alentada por la Revolución Cubana: capítulo de la Guerra fría. 

Acto fundacional el "sospechoso" asesinato de P. E. Aramburu (1968) ("Aramburu, el crimen imperfecto", E. Méndez, Ed. Planeta) Aramburu intentaba apertura democrática para reparar la carga moral de sus fusilamientos tan inmorales como el que él sufrió. 

La amenaza socialista, sangre derramada, urgió a la dirigencia política, sindical y empresaria a una conversación para terminar con el autoritarismo militar, abrir camino a la democracia y al desarrollo integral y terminar la escalada de violencia.

Eso fue "La hora del Pueblo" (1970), coalición de los partidos para una democracia sin proscripciones y terminar con la violencia. Fue, ahora desde el llano, una suerte de "ni vencedores ni vencidos" 15 años después.

Balbín y Perón, los partidos, CGT y empresarios nacionales formularon "Las Coincidencias Programáticas" (1972), sólo rechazadas por A. Alsogaray (¿LLA-Milei?) y la Tendencia de la JP (¿"Generación Diezmada"?). Hoy ambos ejes ideológicos recibieron el apoyo de Luis Barrionuevo, un personaje inimaginable en años en que no existían sindicalistas ricos garantes de poder económico. 

Fue un consenso por la Constitución, pleno empleo, desarrollo exportador industrial y redistribución de la productividad. "El que gana gobierna, el que pierde acompaña", Balbín.

Perón fue obligado a una fórmula sustituta (Cámpora- Lima) con el mandato de las "Coincidencias" y el Acuerdo Social, inspirado en las democracias europeas, para terminar con la inflación que, en mayo de 1973, antes del Pacto Social era 80% anual, el desempleo 7%, la caída del salario real y la desaceleración de la actividad. A. Lanusse, para construir "su" candidato joven, dejó una descomunal herencia fiscal. 

El extraordinario crecimiento de la productividad (1964-1974) no había encontrado total salida ni en las exportaciones ni en el incremento del salario real. Esa ausencia de salida, en el marco de la Guerrilla socialista, provocó el exilio de empresarios extranjeros, fuga de empresas y frenó el proceso inversor y trabó el proceso de desarrollo. 

La construcción de la confianza era una prioridad y exigía el Consenso. 

Perón le impuso a Cámpora a J. B. Gelbard, desplazando así a los programas socialistas de R. García y J. Licastro y lo obligó a someter su discurso a la supervisión de Gelbard. Con A. Cafiero lo corregimos: era un rosario de "socialismo nacional" anticipo de las dificultades. 

Cámpora (elegido en marzo de 1973), cooptado por la Tendencia JP - Montoneros que combatía las Coincidencias, no cumplió ese mandato, durante 49 días trabó decisiones del Ministro. Pero no pudo impedir los avances del Pacto Social. Perón lo expulsó. 

La política económica, iniciada en junio de 1973, al llegar el septiembre electoral, había logrado bajar la cotización del tipo de cambio paralelo de $12,5 en mayo a $11,1 en septiembre (Bol.Techint) y el índice de precios en septiembre era 1,6% menor al de mayo: cuatro meses de baja de precios, tasas de interés positiva y demanda monetaria en alza (M2/PBI de 15 a 25%). La actividad y el empleo superaban los niveles previos. 

Al firmar el Pacto, que incluía suspensión de paritarias por dos años y aumento de suma fija equivalente al 20% del salario mínimo, Rucci dijo "estoy firmando mi sentencia de muerte".

Perón el 23/9/73 (63%) y Balbín - su socio - (24%), en la primera elección sin proscripciones luego de 18 años, forjaron un plebiscito por la democracia y contra la violencia, el Pacto Social y a la amistad política. 

El 25/9/73 Montoneros asesinó a Rucci. El éxito del programa burgués liquidaba la posibilidad de "cuanto peor mejor". 

En junio de 1974, sin Perón en la Rosada y sin Rucci en la CGT, el vacío político abortó al Pacto Social. 

En junio de 1974, sin Perón en la Rosada y sin Rucci en la CGT, el vacío político abortó al Pacto Social.
En junio de 1974, sin Perón en la Rosada y sin Rucci en la CGT, el vacío político abortó al Pacto Social.

En el marco de creciente violencia armada, protagonizada por Montoneros para el "socialismo nacional", el golpe de Palacio de los "Caballeros del Fuego" impuso a A. Gómez Morales, quien, en 9 meses, destruyó la concertación y sentó las bases macroeconómicas para el Rodrigazo. 

Fue empoderado R. Zinn, fundador del CEMA y origen de las ideas de la "dinamita contemporánea". El industricidio lo continuó la Dictadura Genocida. El menemismo, en nombre del peronismo, completó la destrucción del patrón de desarrollo iniciado en 1930 y ampliado en 1945. 

En esa economía de desempleo y pobreza y en esa sociedad en decadencia, el kirchnerismo profundizó la grieta como método de construcción de poder. 

Aquí estamos ahora, en decadencia y en grieta y en el riesgo del dominio de una nueva secta, con similar origen. Esta vez por decisión popular, no por golpe de Palacio. 

La lección de la historia es que, hace 50 años, plebiscitamos la concordia para un programa de crecimiento, desarrollo y progreso. 

La violencia, la secta, la locura, el genocidio lo destruyeron.

La consecuencia es que de 1975 a 2018 el crecimiento del PIB ph fue 0,76% por año y el de EE.UU., 1.70% (Maddison P.).

El futuro nace de la concordia porque es colectivo. Dialogar sobre un programa de progreso es la salida del "laberinto".

laberinto
El futuro nace de la concordia porque es colectivo. Dialogar sobre un programa de progreso es la salida del "laberinto".

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