En una declaración más que particular, tras convertirse en el nuevo presidente de Panamá, José Raúl Mulino dijo que no era "un títere de nadie".
La frase de Mulino fue en respuesta a las críticas en su contra, cuando se lanzó tarde a la carrera presidenciales para reemplazar a su exjefe Ricardo Martinelli, a quien se le prohibió postularse debido a una condena por lavado de dinero.
Mulino, de 64 años, era conocido por su postura dura contra los manifestantes antigubernamentales durante su mandato como ministro de Seguridad, bajo la administración de Martinelli, que gobernó de 2009 a 2014.
Sin embargo, el propio Martinelli, que lideraba las encuestas antes de que se le prohibiera postularse en marzo, tuvo que hacer campaña a favor de Mulino desde la embajada de Nicaragua, donde se le concedió asilo tras su condena.
Por ello, ahora el resultado del domingo muestra que, al menos en las encuestas, Mulino pudo canalizar la popularidad de Martinelli, conocido cariñosamente como "El Loco", por su comportamiento a veces extravagante.
"Martinelli es Mulino y Mulino es Martinelli" fue justamente uno de los principales lemas de la campaña.
Después de confirmarse su triunfo, el presidente electo de Panamá se refirió a Martinelli como un "querido amigo", habiendo prometido anteriormente ayudarlo a evitar la cárcel, pero luego rápidamente pasó a enfatizar su propia visión para Panamá.
Además, prometió poner más dinero en los bolsillos del panameño, construir un hospital público para mascotas y una gran línea de tren.
En este sentido, prometió que trabajaría estrechamente con el sector privado para impulsar la economía, pero sin dejar atrás a los pobres.
