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Por la reelección

La guerra de Alberto

Ayer el Presidente le declaró la guerra a la suba de los precios después de darse a conocer que la inflación de febrero fue del 4,7%

Alberto Fernández
Alberto Fernández Archivo
16 marzo de 2022

Con esta tasa de inflación, no hay reelección posible para Alberto Fernández, y él lo sabe mejor que nadie. Por eso, la guerra que anunció contra la inflación es una necesidad económica y también política. Argentina viene desde hace años con una elevada inflación a la que se le agrega ahora la presión que proviene de la suba global de los alimentos y la energía como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania. Pero las sociedades suelen cuestionar a sus gobiernos cuando la inflación sube más allá de que haya factores externos, fuera de su control, que la impulsen. Eso ocurre en todos los países y lo sufren tanto Fernández como Joe Biden

La decisión de ir a la guerra contra la inflación es oportuna y demuestra que el Presidente tiene claro cuáles deben ser las prioridades, pero el contexto no es el más favorable. La realidad económica local e internacional y los compromisos asumidos con el FMI llevarán a que Argentina tenga que subir las tarifas, los combustibles y el tipo de cambio. Ninguna de esas medidas aliviará la inflación. A favor podría jugar una brecha cambiaria más acotada producto de que el mercado ya no  apuesta a una devaluación brusca luego del acuerdo con el FMI. En el mediano plazo, aunque el Gobierno no lo quiera, la baja del consumo, inevitable por la probable caída de los salarios reales con este nivel de inflación, moderaría la aceleración de los precios.

En este marco, Fernández deberá pensar en medidas novedosas si pretende obtener resultados distintos en materia de inflación. Además, el Presidente deberá definir si su actual estado mayor es el más adecuado para librar esta guerra o si necesita introducir cambios.

En el plano político, las señales son mixtas. Por un lado, en el Congreso se observó que la dirigencia política no quiere sacar los pies del plato del sistema financiero internacional. Fueron 202 los diputados que aprobaron el acuerdo con el FMI y lo mismo harán alrededor de 60 senadores. Por otra parte, las diferentes visiones dentro del Frente de Todos sobre el rumbo que debe tener el Gobierno quedaron expuestas. Igualmente, muchos sectores que siempre estuvieron identificados con el kirchnerismo consideran que el acuerdo con el FMI es necesario para evitar males mayores. La consecuencia será que el Presidente contará con menos respaldos institucionales, pero tendrá más margen de maniobra frente al kirchnerismo duro, que en términos de su influencia sobre la gestión del Gobierno, perdió fuerza. 

Con ese marco político y económico, Fernández deberá librar la guerra, que hasta esta altura y en este contexto, puede aspirar a ganarla si logra que la inflación sólo supere por muy poco a la del año pasado y sin generar conflictos con el sector privado. 

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