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Gol en contra

Todos los documentos de Francisco, que acaba de cumplir diez años de Papado, constituyen una guía de interpretación de lo que realmente está pasando en el mundo y una invitación a conformar una visión global ética y política tan necesaria en esta etapa.

Gol en contra
Carlos Leyba 17 marzo de 2023

Jorge Ferraresi confesó que "Sergio Massa asumió un día antes de que nos vayamos en helicóptero". Si efectivamente ocurría que Alberto y sus ministros huían, asumía Cristina. Bingo. 

Había que evitarlo. Porque entonces se habría puesto en evidencia que éste era el cuarto gobierno de la familia. 

Massa fue el artífice del disimulo: algo tiene que cambiar para que todo siga igual. Alberto el caballo de Troya del que bajaron los chicos y las chicas de La Cámpora para hacerse dueños de las cajas "para la liberación". 

Debemos decodificar qué quiere decir "liberación" para estos pibes de 50 que lucen jean cortados para el look del retorno, convencidos que no nos damos cuenta que viven en una puerta giratoria.

Un economista, muy cotizado como analista financiero, que supo ser la mano derecha de la etapa Kicillof, E. Alvarez Agis - ingresado a la corriente principal después de su etapa experimental de heterodoxia berreta - ha declarado que, como consecuencia de la sequía, hay que despegarse unilateralmente del FMI y de los incumplimientos conversados con el organismo internacional

La conversación de incumplimientos es la tradición argentina desde siempre. Nunca cumplimos un acuerdo. Los acuerdos generaron alguna calma y los incumplimientos generaron períodos de incertidumbre que, finalmente, se zanjaron con otro acuerdo. El único caso de un acuerdo vigente que se cerró mediante el pago de 10 mil millones de dólares fue el de Néstor Kirchner que malgastó liquidez derivada del precio de la soja y del largo default privado, y no de la solvencia de una economía que decide, vaya a saber por qué, cancelar sus deudas baratas por anticipado. 

Cuando llegó Massa y su conversación con el FMI, Ferraresi y el kirchnerismo, imaginaron que reemplazándolo a Alberto por el super ministro de economía, la inflación bajaría y los desequilibrios macroeconómicos se acomodarían y el deterioro estructural del conjunto de la sociedad detendría su marcha hasta ahora imperturbable. Ilusiones perdidas. Lo único firme es que las cajas siguen en manos de los chicos y chicas de La Cámpora. 

Ese objetivo de la "liberación" está garantizado y el "luche y vuelve" es una manera de defender la ciudadela en el mientras tanto. Alberto sufre hasta deterioro físico y Massa se enfrenta al dilema de continuar hasta encontrar un lugar donde hacer pie. 

Los argentinos que no sufren la pobreza, 63% de la población, sí sufren el deterioro de la capacidad económica, como consecuencia de una inflación de más del 100% anual, y de la inseguridad que ha llevado a la insólita situación de policías encerrados en la comisaria mientras los vecinos, algunos sin luz, les exigían una respuesta que - por ahora - el Estado no puede o no sabe dar. 

En estas condiciones, a mano alzada, la sociedad acaba de ingresar en tiempo electoral con el lanzamiento oficial de la precandidatura del gobernador radical Gerardo Morales. Es cierto que Horacio Larreta empezó primero, pero lo hizo con un formato, pongámosle nuevo. Lo de Morales ha sido un clásico.

En el oficialismo Massa procura instalarse como un "hacedor". Carlos Pagni señala que intenta el éxito de la estabilización para ser candidato por la misma ruta que llevó a cabo Fernando Henrique Cardoso en Brasil: de ministro exitoso a presidente.

Se le está poniendo difícil a pesar de los éxitos de las ingenierías con que se construyen puentes para que muchos de los problemas financieros aterricen en 2024. Es que las ilusiones de la estabilización se desvanecen como pompas de jabón una vez que son puestas en el aire y junto a ellas, fracasa el intento de aplacar la brecha cambiaria o atisbar seriamente un sendero de crecimiento. 

Con o sin helicóptero, los problemas de la realidad económica - a los que se agrega el rigor inusitado de la sequía - alejan, en la práctica, el oasis de Vaca Muerta. Pero como bien dijo el pre candidato Gerardo Morales el futuro, el potencial de ésta Argentina, es asombrosamente prometedor. 

El radical jujeño recitó el listado de esperanzas que es común a kirchneristas y a opositores cambiemitas: Vaca Muerta, litio, hidrógeno verde, energía eólica y solar, etcétera. Y todos tienen razón. Todo eso está y es posible. 

Pero las esperanzas no son un programa. 

Otro precandidato, H.R. Larreta, en sus reiterados mensajes proto presidenciales, dio un paso más. Con un énfasis "desarrollista" señaló que no debemos exportar sólo litio - como ejemplo de las materias primas - y que hay que agregar valor y la propuesta varias veces repetidas fue - ¿por qué no? -convocar a Elon Musk y fabricar aquí "baterías de litio". 

Larreta, por cierto, no ignora que el litio no es mucho más que el 5% de sus baterías y tampoco desconoce que Musk está instalando una fábrica de vehículos eléctricos en Monterrey, México. Pero no de baterías. Es que el gobierno americano por cada dólar invertido para producir esas baterías dona hasta un dólar y medio. Es un bien estratégico. Y el presidente J. Biden, al igual que D. Trump y los líderes de Francia y Alemania - por citar el corazón de Europa - antes de la invasión rusa a Ucrania ya habían iniciado los procesos de nueva política industrial, dando paso a un nuevo proceso de industrialización que - en el comienzo de la pandemia - Janet Yellen llamó "globalización entre amigos". 

Las baterías en EE.UU. son un buen ejemplo de que la "Chimerica" - la de la globalización ingenua que permitió la migración acelerada del capital y la tecnología yanqui a China a través de las multinacionales - es hoy la amenaza de la traslación definitiva del "centro" de la economía mundo hacia el Celeste Imperio. 

Por eso hoy en EE.UU., en el centro y en las costas de ese inmenso país, Panasonic, Tesla, LGES, LG&GM, LG&Honda, SK&Ford, Toyota&Panasonic, Samsung, entre otras grandes compañías, tienen proyectos de baterías, programados hasta 2026. 

Es decir, como señala el economista de Oxford Miguel Cuervo, estamos ante un nuevo paradigma de política económica que, inevitablemente, es un nuevo paradigma de geopolítica y comercio internacional. 

Nada es igual después de la pandemia y todo esos cambios se profundizan a partir del invasión rusa a Ucrania, la que está golpeando de manera directa a la estructura económica y social europea. 

Uno de los lectores más agudos de lo que estamos viviendo a nivel universal y por lo tanto, lo que está condicionando nuestros días, es el Papa Francisco quien celebró sus 10 años de papado. Todos los documentos de Francisco son una guía de interpretación de lo que realmente está pasando en el mundo y una invitación a conformar una visión global ética y política. 

La referencia sólo atiende a señalar el localismo, cortoplacismo, superficialidad, en el que transcurre el debate político en nuestro país que ni siquiera atiende a la profundidad de las reflexiones de un argentino que tiene una ventana enorme al mundo. 

El domingo pasado Jorge Lanata, quien bautizó con la palabra "grieta" la división política en que sobrevivimos, dijo, que esa grieta se construyó de arriba para abajo. También dijo que no ve programas políticos porque los políticos y economistas que frecuentan los medios "hablan de biri biri". Es decir tienen un discurso vacío y es por eso que no atienden a reflexionar sobre el drama que amenaza a la Argentina y que ellos tienen la obligación de proponerle soluciones.

Es que también de arriba para abajo, por las políticas ejecutadas en nombre del progreso, se construyó la grieta de la exclusión social que empezó con el desempleo tributo a la política expresa de desindustrialización del tipo de cambio bajo y apertura irracional. 

Argentina tiene la imperiosa necesidad de crear 600.000 puestos de trabajo por año y por los próximos 10. Hoy como nunca gobernar es crear trabajo productivo como reclamaba Adam Smith bien leído. Hoy el 80% de los argentinos que trabajan lo hacen en los servicios: no producimos nada. Y ya no es cierto como decía Roberto Alemann "una cosecha nos salva": somos 46 millones. 

Justamente es la crisis de empleo que vive la Argentina, particularmente, desde hace tres décadas, la madre de la gigantesca grieta social de la pobreza. Para el Indec, en el segundo semestre de 2022, 27,7 % de los hogares y 36,5% de las personas vivían en la pobreza. 

Esta grieta social se agiganta hacia el futuro ya que, en febrero de 2023 Unicef estimó, dos de cada tres niños (66%) son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos (educación, protección social, vivienda o baño adecuado, agua o hábitat seguro). 

Este es el futuro si no cambiamos la tendencia que ya tiene medio siglo. Es cierto que los colegas, en general, repiten que estamos económicamente estancados desde 2011. Pero son miradas cortas, desmemoriadas o generosas. 

Nuestro PIB por habitante en 2020 (colosal caída autoinfringida por cuarentena) fue igual al de 1974. Lo dice M. Rapetti economista de la "corriente principal". El PIB ph es una medida proxi de la productividad. Convegamos que mucho no podemos haber progresado desde 2020 a la fecha. 

Entonces no es estancamiento del tipo: "empujamos y arranca".

Es decadencia que queda reflejada en que, desde 1974 a la fecha y con el nuevo cálculo de población del Indec, podemos constatar que la medida de esa, nuestra decadencia, es el número de las personas bajo la línea de pobreza que ha crecido, a lo largo de 50 años, a la tasa acumulativa de 6,3 % anual. 

Es este es el ritmo de la exclusión y de la concomitante pérdida de productividad social y económica que, el número de pobres, tuvo que pagar el costo en vida de advertir a la profesión de los economistas lo que estaba pasando y sin embargo, no pudimos, no quisimos, no supimos ver dónde está la causa y lo que es peor, no nos conmovimos ante sus trágicas consecuencias. La pobreza mata. La grieta de la pobreza hace inviable a la Nación hogar: ¿qué otra cosa es la Nación?    

La política, a estos temas les hace, la gambeta porque no percibe que estamos preparando un gigantesco gol en contra. 

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